La intimidad de Santa Marta, el hogar austero donde residió 4.422 días y pasó sus últimas horas el papa Francisco: "Siempre necesitó una vida compartida con la gente" – GENTE Online
 

La intimidad de Santa Marta, el hogar austero donde residió 4.422 días y pasó sus últimas horas el papa Francisco: "Siempre necesitó una vida compartida con la gente"

Mientras el departamento pontificio lo esperaba con lujos y vista al Vaticano, Jorge Bergoglio eligió este lugar, que funciona como casa de huéspedes para el clero y los cardenales durante los cónclaves. Un recorrido con las fotos de GENTE que va de su simple habitación a la capilla futurista donde lo velaron. También, cómo era la rutina del sumo pontífice, que iniciaba a las 4.45AM.
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"Que un Papa haga vida normal ya es un hecho extraordinario”, repetía Monseñor Guillermo Karcher, mano derecha del Papa Francisco (1936-2025). Bergoglio decidió residir en la Casa de Santa Marta porque le gustaba estar cerca de la gente. Él mismo solía explicar que sin gente no podía vivir y que necesitaba vivir su vida junto a los demás.

Claro que con esa decisión, rompió con la tradición papal de afincarse en el Palacio Apostólico Romano, construido en 1589 y repleto de mármoles, frescos y oro. Para más, dentro del complejo de 129 suites que queda a un kilómetro del lugar en el que solían vivir los sumos pontífices, eligió morar en una austera habitación “de huéspedes”.

En esta nota, el documento fotográfico que GENTE registró en dos memorables visitas en las que el 266º Papa de la historia tuvo la deferencia de recibirnos.

El 16 de marzo de 2013, el Papa Francisco caminando hacia el Aula Pablo VI tras salir de la Casa Santa Marta. Ese mismo día (a tres de haber sido elegido como Sumo Pontífice) y al dirigirse ante miles de periodistas internacionales, pidió "una Iglesia pobre para los pobres".

Así era el austero hotel donde vivió Francisco

En un rincón discreto del Vaticano, se levanta la Domus Sanctae Marthae, mejor conocida como la Casa de Santa Marta. No tiene frescos de Miguel Ángel ni balcones imperiales. Pero ahí, en el segundo piso, en la habitación 201, vivió Francisco I. No entre tronos ni alfombras rojas, sino entre paredes blancas, una cama simple y un crucifijo de madera.

Santa Marta es un ex hospicio nacido del cólera, mandado a construir en 1881 por León XIII para alojar enfermos cuando Roma colapsaba. Durante la Segunda Guerra, sirvió de refugio para judíos perseguidos y diplomáticos exiliados. Pero fue Juan Pablo II quien la transformó en lo que es hoy: un hotel para cardenales, con 129 habitaciones y una capilla futurista donde todas las mañanas, Francisco oficiaba misa como uno más.

Y ahí eligió quedarse. Mientras el departamento pontificio lo esperaba con sillones de terciopelo y vista al Vaticano, tras el "Habemus Papam" que lo erigió como Sumo Pontífice, Bergoglio desistió y rompió con una tradición que tenía 110 años. Lo hizo por cercanía, por convicción y por un estilo de vida que desde entonces ha desafiado la pompa del poder vaticano con una conmovedora sencillez.

La residencia cardenalicia, Casa Santa Marta, ubicada al lado de la Basílica de San Pedro en el Vaticano. La Guardia Suiza era la protectora a ultranza de Francisco. La foto data del 14 de marzo de 2013, un día después de la elección de Jorge Mario Bergoglio como Papa.

Los "lujos" del Papa

En la habitación 201, el Papa tenía todo lo que necesitaba. Una cama individual, un perchero, una silla, un baño con ducha y una ventana enorme por donde entra la luz de Roma. Su escritorio está justo al lado, con libros en italiano, alemán y francés, una mesa de madera, una cruz sin ornamentos y un sillón rígido (obligado por la ciática). Sus únicos lujos: una escultura de San José, otra de la Virgen de Luján, su mate y discos de Gardel y Beethoven. También contaba con una pequeña heladera.

Suite 201 de la Casa de Santa Marta, donde eligió vivir Francisco de los pobres. Esta habitación, ubicada en el segundo de los cinco pisos, fue construida por el difunto Papa Juan Pablo II para brindar comodidad a los cardenales durante el cónclave.

Cuando se supo que no se mudaría al Palacio Apostólico, muchos pensaron que era un capricho pasajero. Un gesto simbólico. Pero allí, en la casa de huéspedes para el clero y los cardenales durante los cónclaves, es donde vivió desde el 13 de marzo de 2013 hasta sus últimas horas de vida de sus doce años de Papado. Eligió como nombre pontificio el de San Francisco de Asís, y no fue una pose: abrazó la austeridad desde el minuto cero, y la transformó en modo de vida.

Pocos días después de su elección, el vocero vaticano Federico Lombardi lo dijo sin rodeos: “Fue una decisión libre, personal. El Papa prefiere vivir con otros. Siempre necesitó esa cercanía, esa vida compartida”. Francisco convivió con sacerdotes de todo el mundo, que van y vienen como huéspedes. Incluso compartió techo, mesa y sobremesa con un viejo amigo porteño: Abraham Skorka. El rabino lo definió así: "Un hombre de una sola pieza, directo, sin eufemismos".

El Papa Francisco también contaba con su propio despacho, un estudio sencillo pegado a su dormitorio. En esta sala, realizaba sus labores diarias y daba sus entrevistas.

Distribuida en cinco pisos, la residencia Santa Marta cuenta con 129 habitaciones: 106 suites y 22 habitaciones dobles y un departamento, donde vivió el Papa. Francisco ofrecía a diario misa en la moderna Capilla de Santa Marta, conectada con el edificio, que se destaca por su techo irregular y casi futurista. Fue en este santo recinto donde se ofició el velatorio privado a cajón abierto.

Así es capilla de Santa Marta, el sitio donde el Vaticano mostró las primeras imágenes de los restos mortales de Bergoglio en un simple ataúd de madera. Con esa decisión, el Papa simplificó los ritos funerarios papales de tener tres féretros de ciprés, plomo y roble.
Las primeras imágenes del féretro durante el velatorio privado de Jorge Mario Bergoglio, el primer latinoamericano en ser elegido Papa, en la capilla de su residencia privada. Ayer, miércoles 23 de abril, el cuerpo fue trasladado a la Basílica de San Pedro, donde se acercaron a despedirlo más de 20 mil fieles.

Así era la rutina diaria del Papa Francisco

Temprano inicio del día: Su jornada comenzaba a las 04:45. Al despertar, tomaba su Breviario (libro de la liturgia católica) y hojeaba el testamento de su abuela Rosa que guardaba adentro, al que consideraba una oración, y meditaba en soledad como buen jesuita.

Misa matutina: A las 06:45, solía comenzar sus actividades un cuarto de hora antes de lo normal e iniciaba la misa en la capilla de la Casa de Santa Marta. A esta misa asisten habitualmente ochenta personas como mínimo (cuarenta residentes y setenta trabajadores). Al finalizar la ceremonia, los saludaba individualmente y a veces compartía banco con ellos frente al altar.

El Papa Francisco, sentado como uno más en la capilla de Santa Marta.

Desayuno y lectura de diarios: A las 08:15, se dirigía al comedor para su oración de Acción de Gracias y tomaba un desayuno consistente en café con leche, dos cucharaditas de azúcar, pan, mermelada (o a veces dulce) y yogur light. Luego, a las 08:45, leía los diarios L’Osservatore Romano, Corriere della Sera y La Repubblica. El Papa no usaba internet y el objeto más parecido a un celular que utilizaba era un teléfono inalámbrico.

La hermana Samuela y el desayuno del Papa: yogur descremado, galletas de gluten, café y dulce de leche.

Audiencias matutinas: Las audiencias relacionadas con su cargo solían comenzar a las 10:30. Él manejaba su agenda y horarios, pudiendo iniciarlas incluso a las 9:00 si lo consideraba oportuno. Solo pedía traductor cuando desconocía el idioma de su interlocutor, algo que era poco frecuente ya que hablaba español, italiano, francés, alemán e inglés.

Almuerzo en el comedor común: A las 13:30, volvía al comedor para almorzar. Como la casa de Santa Marta tiene 129 habitaciones, al mediodía solía haber más de cien personas comiendo. Francisco pidió que no le reservaran mesa a esa hora: solía buscar una silla libre para sentarse. Por recomendación médica, su dieta incluía menos pastas y más verduras y frutas. Bebía y vino tinto común.

El comedor: en el centro, la mesa del Papa.

Mate y correspondencia: A las 15:00, regresaba a sus aposentos donde tomaba mates amargos cebados en un termo que le regaló un sacerdote argentino. Luego abría las cartas que recibía.

Argentino hasta la médula, mate en mano y contemplando la imagen de la Virgen.

Audiencias vespertinas: A diferencia de las matutinas, las audiencias de la tarde no eran públicas y en ellas recibía a personas más cercanas a su círculo de amistad que a su cargo.

El mundo privado del Sumo Pontífice en el austero hotel donde eligió vivir “para estar cerca de la gente”. Recibió a GENTE dos veces: una a nueve meses de haber asumido y otra, cuando ya había cumplido 120 días de papado.

Oración de Vísperas: A las 19:00, entregaba una oración a las Vísperas, léase un servicio litúrgico que se celebra en la noche.

El pasillo principal, con la recepción al frente.

Cena y sobremesa: Cenaba en el comedor, nunca en su habitación, intentando seguir su dieta. Disfrutaba mucho de la sobremesa, algo que no se perdía por nada del mundo.

Lectura y música nocturna: A las 21:30, subía a su habitación para leer. También escuchaba tango (especialmente a Carlos Gardel) y música clásica (Mozart y Beethoven). No usaba radio ni veía TV.

Final del día: A las 23:00, apagaba la luz después de observar su crucifijo y las esculturas de la Virgen de Luján y San José. Solía dormirse rezando.

Una imponente imagen de la Virgen se ubica contigua a la puerta que da a la capilla.

Más imágenes de la intimidad de la residencia Santa Marta

Una sala de estar de la suite transitoria del próximo Papa en Domus Sanctae Marthae.
Una monja de la congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul consigna y organiza audiencias y cronogramas. Santa Marta es un lugar de tránsito, en la que los sacerdotes van y vienen, y además es donde los candidatos a suceder a Francisco permanecerán en el cónclave hasta la nueva fumata blanca.
“Al Papa le preparamos pastas, carnes y pescados, y le cocinamos sin sal. Ah... Todos los días come dos bananas, por el potasio”, le relató el mozo Alessandro, al equipo de GENTE.
La acción en la cocina de Santa Marta. La hermana Samuela, el mozo Alessandro y la camarera Luisa Tocco. Ésta última le contó a GENTE: "El Papa es de una sensibilidad única. Me recuerda a un vecino de mi pueblo. Mucha gente viene a verlo. Creo que si dependiera de él, recibiría a todo el mundo”.
“Francisco tiene una humanidad desbordante. Sólo me gustaría que saliera a caminar un poco más por los jardines. Pero él no para de trabajar: es incansable”, solía decir Monseñor Guillermo Karcher.
Los jardines de la residencia de Santa Marta.
Así posó en exclusiva el Papa Francisco en Santa Marta y ante la lente de GENTE. En su testamento dejó asentado que deseaba descansar en una tumba sencilla, en una capilla de la basílica romana de Santa María la Mayor.

Fotos: Diego García, Fabián Uset y Archivo Grupo Atlántida
Archivo y tratamiento de imagen: Gustavo Ramírez

 

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