Falta poco para que se cumpla un año desde ese 13 de junio del 2024, fecha en la que se inició la búsqueda de Loan Danilo Peña y prácticamente todo el país conoció la historia de este niño correntino desaparecido.
El menor, oriundo de la pequeña localidad llamada 9 de Julio, a casi una hora de Goya, fue visto por última vez en un almuerzo en la casa de su abuela Catalina Peña, donde se había dirigido horas antes con su padre, José Peña, a caballo. Allí hubo un grupo de personas, de las cuales la mayoría se encuentra detenida, acusada de ser partícipe en mayor o menor medida de este crimen.
Este martes, José Sotelo, quien es el fiscal general del Poder Judicial de Corrientes, habló públicamente de vuelta y, en una entrevista con Radio Sudamericana, dejó en claro que mantiene firme como principal hipótesis que los posibles responsables de esta desaparición están en la misma familia del pequeño: “La clave estaba en la familia... No sé si la familia fue cómplice de una trata, porque hay de todo. Absolutamente sigo sosteniendo que tienen algo que ver", remarcó y puso el foco en la carátula de la causa, sustracción y ocultamiento.
El funcionario judicial incluso recordó el inicio de la causa y defendió su manera de actual desde el comienzo, cuando brindó una conferencia de prensa a los medios y apuntó contra la familia: "Me putearon hasta en arameo cuando dije que todos los familiares son sospechosos, todos los que se pusieron en prisión a través de los fiscales provinciales, todavía siguen allí en la justicia federal. Quiere decir que mucho no cambió la cosa y que en la familia está la clave".
En ese sentido, destacó que se trató de la manera de actuar como en otras causas judiciales: “Yo reaccioné como correspondía: salí a los medios, di una conferencia de prensa, defendí a funcionarios y magistrados, mantuve mi postura, di mi opinión y me retiré", para luego hacer foco en una de las polémicas poco tiempo después de iniciada la causa, cuando el gobernador Gustavo Valdés habló públicamente del tema: “No se metió la política en el caso (…) la provincia estaba siendo sacudida de la noticia".
Sin dejar lugar a dudas sobre su accionar en el caso, Sotelo remarcó: “las cosas se hicieron como corresponde de acuerdo al Código" y marcó distancia de las personas que intervinieron desde Capital Federal: “Los chantas de Buenos Aires hablaron nomás, pero no hicieron nada. ¿Dónde está la manifestación técnica para oponerse a nuestras actuaciones? ¿Cuáles son los fundamentos? ¿Dónde dicen en qué violamos el Código?".
También se refirió al accionar de la tía del niño desaparecido, Laudelina Peña, quien también estuvo en ese almuerzo y durante las primeras horas de búsqueda, sin estar imputada, se dirigió a la comisaría para realizar una denuncia poniendo el foco contra Carlos Pérez y María Victoria Caillava -otros dos acusados- asegurando que se trató de un accidente automolístico. "Ella iba a la jefatura de Policía a hacer una denuncia por un delito provincial, pero como allí no había cámaras de grabación, se la trasladó a la sala de denuncias de la Fiscalía, donde todo quedó debidamente registrado conforme a lo que establece el Código Procesal. Fue a las 22.30, aproximadamente, no a la madrugada como dijeron... No hubo nada raro", detalló.
Volviendo a apuntar contra la familia, Sotelo remarcó: “¿Por qué creen que cambian de abogado tantas veces? Cambiaron de abogado una y otra vez porque todos se dan cuenta de cómo viene la mano. Nadie quiere agarrar esa papa caliente, sobre todo cuando hay tanto interés y hubo mucho dinero en juego, al comienzo, a través de algunos canales de televisión. Todo está dado vuelta y pervertido, fue un tema horrible. Quisieron hacer creer que hasta yo tenía a Loan jugando con mi perro en el patio de mi casa".
"Tengo esperanza con que se resuelva, pero los delitos más difíciles de resolver son aquellos en los que no se sabe quién fue el autor (…) Veníamos muy mal desde el inicio. Ojalá que la jueza Cristina Pozzer Penzo encuentre la llave justa para resolver este caso, confío en su labor", dijo sobre el cierre de la charla.
