Atravesando las puertas del Museo Argentino de Ciencias Naturales de la Ciudad de Buenos Aires, ubicado dentro del Parque Centenario, hay una inmensidad de especies y objetos para ver allí expuestos, desde impresionantes huesos de dinosaurios hasta pequeños ejemplares de la flora y la fauna argentina.

Allí también se ubican varios laboratorios que en esta oportunidad abrieron sus puertas a Revista GENTE para contar sobre lo que fue la campaña de Mar del Plata -el Talud Continental IV, de la mano de CONICET y el Schmidt Ocean Institute-, donde el jefe científico de la expedición, Daniel Lauretta, hizo un breve recorrido por su espacio de trabajo.
Allí contó cómo fue esta experiencia que terminó siendo viral a través de transmisiones en vivo por YouTube, mostrando las especies que habitan a más de 3000 metros de profundidad del mar argentino.
Se ubican en el tercer piso del museo, donde diferentes grupos de científicos tienen sus espacios de trabajo dedicados a diferentes áreas de la biodiversidad. Corales, estrellas, batatitas, pepinos o cerditos de mar, algunos de los tantos nombres -o apodos- que recibieron muchas de las especies que fueron virales durante la transmisión y que ahora se encuentran en cientos de frascos y cajas en estos laboratorios.

“Acá realizamos nuestras actividades diarias y, en particular, como recién volvimos de campaña, hay que reorganizar todo el material. Hay que cambiar los líquidos, reacondicionar los frascos, procesar, etiquetar, todo un proceso que requiere mucha organización", explicó Lauretta a GENTE.
Y agregó: "Entre todos los grupos estudiados, probablemente tengamos alrededor de 50 especies nuevas para la ciencia. Pero bueno, eso va a tomar un tiempo, porque cada uno se tiene que sentar con las muestras, estudiarlas bien, comparar contra especies parecidas, que a veces es complejo porque es difícil acceder al material para comparar”.
Desde remeras y gorras hasta imanes de la estrella culona

Uno de los principales cambios en los laboratorios de los integrantes de la expedición fue la incorporación de todo tipo de regalos que recibieron por parte de la comunidad virtual que los acompañó en cada transmisión. Desde pequeñas estrellas culonas impresas en 3D, remeras, estampillas y hasta dibujos que hicieron llegar de diferentes partes del país al museo.
“Es la primera vez que puedo comprar merchandising de mi propia campaña -remarcó Daniel entre risas-. El hito fue cuando encontramos a la estrella que parecía Patricio Estrella, que quedó como la mascota no oficial de la campaña, y si entro a cualquier plataforma o redes sociales, encontrás a un montón de gente haciendo cosas increíbles”.

Lo vivido en Mar del Plata, un éxito de la ciencia
-En cuestiones científicas, ¿la campaña de Mar del Plata fue un éxito?
-Sí, totalmente. El objetivo general era estudiar la diversidad y distribución de los invertebrados y los peces en la zona del Cañón Submarino Mar del Plata. Después teníamos algunos objetivos secundarios, como el estudio de microplásticos, basura submarina, ciclo del carbono, sedimentos. Entonces, todo lo que nos habíamos propuesto que íbamos a hacer, lo pudimos hacer.
-¿En cuánto tiempo estiman que habrá resultados, como la comprobación de nuevas especies o lo relacionado a microplásticos?
-Depende de cada uno de los objetivos. Lo relacionado a las nuevas especies para la ciencia es lo que más tiempo llevará; las muestras de sedimento para ver muestras de microplástico depende de los tiempos de análisis en laboratorio. Pero, por ejemplo, lo que es basura submarina, eso contamos con los datos que estuvimos viendo en las filmaciones, algunos restos de basura los recolectamos y esa parte probablemente de acá a fin de año tengamos el trabajo listo. Por eso, depende, hay algunas cuestiones que se resuelven rápido y otras que toman tiempo.

En ese sentido, Daniel recordó las anteriores campañas en la que participó -organizada y financiada por el CONICET- en el año 2012-2013 con el buque Puerto Deseado.
“Con todo ese material que juntamos ahí, tuvimos más de 10 años de trabajo y todavía hay cosas que siguen saliendo de esas campañas. Son como grandes impulsos de trabajo, de 15 a 30 días en los que se junta una cantidad de información enorme, con muchos años por delante para estudiar todas las muestras”, detalló para dimensionar el alcance que tiene todo lo obtenido en esta ocasión, que son más de 1000 frascos -o lotes, como les dicen en el laboratorio- con gran variedad de especies.
La transmisión del CONICET, un fenómeno viral
Al hablar sobre el impacto que tuvo la expedición en las redes sociales -con miles de reacciones en vivo a la transmisión de YouTube desde el barco y mostrando el fondo del mar-, Lauretta remarcó que desde el comienzo tenían un objetivo vinculado a la divulgación científica, pero que todo se hizo mucho más masivo de una forma que ninguno se imaginaba.

Incluso confesó que el récord que ellos tenían en mente era muchísimo menor: “Habíamos estado averiguando y la cantidad máxima de gente conectada al mismo tiempo hasta ahora había sido de poco más de 800 personas. Haciendo cuentas… somos 25 en el barco, otras 20 personas se habían quedado en la costa, es cuestión de juntar a todos los familiares, amigos y conocidos, para romper el récord. El objetivo era, bueno… lleguemos a 1000 personas”.
“Finalmente el récord que tuvimos fue de aproximadamente un poco más de 92000 personas conectadas en simultáneo. Incluso las visualizaciones de los videos ya publicados llegan a tener medio millón, contra los 4 mil habituales de anteriores campañas. Salimos de escala respecto a todo lo que habían hecho anteriormente”, detalló.
“Una nueva generación de científicos”
Álbumes de figuritas sobre la fauna marítima, dibujos enviados a los científicos, juegos en casa y mensajes en el chat consultando sobre qué hay que estudiar para ser parte de un espacio de trabajo como el llevado adelante en esta expedición. Todas estas situaciones fueron tomadas con muchísima emoción por parte de todo el equipo de científicos, quienes también buscan impulsar que sus descubrimientos también sean parte de los contenidos educativos en todos los niveles.

“La gente empezó a mandarnos saludos, y lo que fue muy lindo, por ejemplo, es que muchos colegios aprovecharon las filmaciones para mostrar a los niños y las niñas y empezaron a hacer actividades”, describió con mucha emoción sobre este otro destino que comenzaron a tener las transmisiones.
Incluso relató un momento que llenó de emoción a todos los integrantes del barco: “Creo que era un nene que estaba en una habitación oscura jugando, y tenía pegado en las paredes, como si fueran un erizo o un pepino, y él con una linterna y una palita, iba 'bueno, soy el SuBastian, estoy a 3000 metros, ahí hay un erizo, lo vamos a recolectar'. Para nosotros fue increíble que estuvieran jugando a hacer ciencia, a mí me emocionó mucho”.
-¿Se imaginaban este impacto en los más chicos, generando interés en la ciencia a otra generación?
-Es posible que hayamos despertado alguna vocación científica, lo cual sería muy bueno y también es uno de los objetivos del CONICET. Entre más gente tenga vocaciones científicas, más chance tenemos de tener más y mejores científicos en el futuro, que necesitamos para que sigan explorando no solamente el país, sino todas las cuestiones que trabaja la ciencia. Pero también creo que hemos despertado la curiosidad, tanto en los niños como en la gente más grande.

En ese sentido, Lauretta explicó que otro de los objetivos que tiene con su equipo es “tratar de pasar parte del contenido científico a contenido educativo". "Generar modelos de la fauna de aguas profundas para que estén los archivos disponibles para los colegios. Es importante que se pueda, en los colegios donde estén estudiando, puedan incorporar a la fauna del mar argentino”, precisó.
“Cuando yo era chico, cuando iba estudiando, incluso en la facultad, no aprendimos mucho sobre la fauna local marítima, porque en la bibliografía, si no es bibliografía científica, no hay. Entonces, sería muy lindo para mí si en el futuro en los colegios, cuando estudian diversidad, pueden estudiar con imágenes y nombres del mar argentino, y lo mismo en la facultad”, remarcó con emoción, esperando ver reflejado su trabajo en los manuales escolares en el futuro cercano.
Foto y video: Candela Petech



