El crimen de la psiquiatra platense Virginia Franco, de 68 años, sigue conmocionando a City Bell y en las últimas horas había sumado un elemento que podía cambiar el rumbo de la investigación. La profesional, muy reconocida en el ámbito de la salud mental, vivía sola en una casa de la calle Cantilo, entre 15 A y 17, y fue encontrada muerta el sábado pasado por un amigo que llegó hasta la vivienda y la halló tendida sobre un gran charco de sangre.
Hasta ahora, la causa había avanzado con la hipótesis de un “homicidio en ocasión de robo”. Sin embargo, dos amigas de la víctima se presentaron ante la Policía y aportaron un dato que los investigadores consideraron relevante: contaron que Virginia tenía un acosador que la hostigaba a través de redes sociales. Se esperaba que ambas declararan formalmente como testigos.
El periodista Diego Gabriele explicó en C5N por qué este dato llamó la atención de la fiscalía. “¿Qué dijeron sus amigas? Y esto sí resultó relevante para los investigadores en torno a que pusieron en conocimiento de la investigación que hay un acosador, un hombre que la venía persiguiendo, que la venía hostigando a través de redes sociales, que había accedido al conocimiento de los lugares donde vivía, donde ella frecuentaba y que esto podría tener que ver con su asesinato”, relató al aire.
A partir de ese aporte, los investigadores comenzaron a revisar con más detalle la escena del crimen y los primeros indicios. Gabriele agregó: “¿Por qué esta trama se puede volver cierta? Porque inicialmente investigaron la muerte de esta psiquiatra como un homicidio en ocasión de robo. Es decir, fueron a robarle, los descubrió, hubo lucha, se defendió, le provocan la muerte con esa puñalada. Pero al empezar a revisar la vivienda se dieron cuenta que lo único que faltaba era su teléfono celular. ¿Y por qué falta el teléfono celular? Es coincidente con que no había aberturas forzadas en la vivienda. Esto habla de que tal vez la víctima conocía a su victimario”.
Un crimen que conmociona a toda la ciudad de La Plata
El caso se hizo conocido públicamente a partir del llamado al 911 realizado por un amigo de la psiquiatra, que fue quien ingresó a la casa y la encontró sin vida. Ese hombre fue demorado en un primer momento y se le secuestró el celular, ya que tenía una relación de mucha confianza con la víctima e incluso manejaba sus cuentas bancarias. Su actitud de absoluto silencio durante el procedimiento despertó sospechas, pero luego recuperó la libertad y, por el momento, no era investigado como sospechoso, según trascendió de fuentes judiciales.
Cuando la policía llegó al domicilio, se encontró con un cuadro estremecedor: la casa estaba revuelta y había manchas de sangre en distintos ambientes. Aun así, la reconstrucción de lo ocurrido no está de momento del todo clara. La causa quedó en manos de la Unidad Fiscal de Instrucción (UFI) 11, a cargo del fiscal Álvaro Garganta. En un principio, el expediente se había caratulado como “averiguación de causales de muerte”, pero tras la autopsia se recaratuló como “homicidio en ocasión de robo”.
El informe forense fue contundente. De acuerdo con los peritos, Virginia Franco luchó por su vida. Presentaba un corte profundo en el cuello que le provocó una hemorragia masiva. Según la autopsia, la víctima falleció a causa de un shock hipovolémico. “Perdió mucha sangre”, resumió una fuente judicial en diálogo con TN. Además, tenía cortes en las manos y antebrazos, “lo que indica que intentó protegerse del ataque. Fue una muerte violenta”, añadió la misma fuente.
Los investigadores también constataron que la vivienda estaba desordenada y que faltaba su teléfono celular, un dato que, cruzado con la versión del supuesto acosador por redes, le da nueva relevancia al dispositivo: en su memoria podían estar las últimas conversaciones de la psiquiatra, contactos recientes y, eventualmente, rastros del hombre mencionado por sus amigas.
Mientras la fiscalía avanza con las declaraciones testimoniales, el análisis de cámaras de seguridad y pericias tecnológicas, el entorno de Virginia Franco pide justicia y claridad. Entre la hipótesis inicial de un robo que terminó en asesinato y la posible pista de un acosador digital, los investigadores intentan reconstruir las últimas horas de vida de la profesional y desentrañar quién estuvo cara a cara con ella aquella noche en su casa de City Bell.
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