La entrañable historia detrás de la foto que compartió Andanin Vilas para saludar al padre en su cumpleaños 73: "Te amo infinitamente" – GENTE Online
 

La entrañable historia detrás de la foto que compartió Andanin Vilas para saludar al padre en su cumpleaños 73: "Te amo infinitamente"

Andanin y Guillermo Vilas
Lo hizo desde su Instagram y pronto se viralizó. Pero, ¿cuándo y cómo se gestó la imagen que le dedicó al legendario tenista hoy radicado en Montecarlo? La intimidad de un momento que quedará guardado para siempre en el corazón de Willy, su hija y toda su familia.
Deportes
Deportes

Apenas la subió a su cuenta de Instagram, los distintos medios del país la replicaron y la imagen de viralizó junto con el mensaje que la acompañaba: "I love you endlessly". Es que aquel "Te amo infinitamente" tenía la mejor correlación: una foto de Andanin y Guillermo Vilas sonriendo con una dulzura indescriptible, mientras recorrían unos recortes periodísticos que redondeaban la postal ideal del amor entre una hija y su padre.

Mientras recorrían las páginas de la edición 2625 de GENTE, en el Tiro Federal porteño. La niña, por entonces de 12 años, gozaba hojeando las proezas de su papá, quien entre otros logros había ganado un Master (1974) y cuatro Grand Slams: en Francia y en Forest Hills -1977- y en Australia (1978/79), sumando un total de 62 títulos en mayores y llegando a una final de la Copa Davis (1974).

Fue para el reciente cumpleaños del mejor tenista argentino de todos los tiempos, que celebraba los 73 años, y ante un escenario que le era familiar a Revista GENTE. Especialmente porque se trataba de la instantánea de la nota que ambos habían compartido hace una década. Una historia que el archivo -y la memoria-nos permiute recordar de la siguiente manera...

Andanin y Guillermo Vilas
Corría 2015, la niña tenía 12 años y Guillermo, de 63, comenzaba a entrenarla. Para nuestro medio recorrían juntos y por primera vez su entrañable historia de amor y admiración incondicional.

Todo sucedió para el número 2625 de GENTE, del 10 de noviembre de 2005, que celebraba el cincuentenario de nuestra revista. Un objetivo difícil de lograr pero que logró un final feliz: reunir al maestro y su -por aquellos tiempos- heredera en el tenis. Aunque más que nada era reunir a un padre orgulloso de su hija con la hija orgullosa de su padre.

“Hace medio siglo yo iniciaba, como ella hoy, mi camino en el tenis”, decía él (allí de 63 años, ahora de 73) observándola con esa fusión de melancolía y devoción que sólo puede inspirar un hijo. Y lo expresaba consciente de, que a los mismos 12 años de la niña -su entrenada-, Guillermo -su papá- había comenzado a competir en Menores, categoría en la que Andanin por esos días ya se animaba a hacerlo.

“… Y mirá vos: pronto me superara en altura”, lanzaba el eterno tenista, uno de los grandes ídolos y referentes del deporte argentino, con un dejo de resignación, refiriéndose a la sonriente y bella morena, quien lo ruborizaba cuando le confiaba al periodista: “La verdad, me pone orgullosa quién fue él”.

Lo que sigue es una entrañable recopilación, que no merece demasiadas explicaciones ni aclaraciones...

Andanin y Guillermo Vilas
Guillermo y Andanin antes de un entrenamiento de 2015 en el Tiro Federal, cuando los entrevistó GENTE. Practicaban seis veces a la semana. Izquierda: ambos con sus maestros. Ella junto a su padre, Willy junto a Felipe Locicero.

Andanin: Pá, ¿los huesos crecen, se lastiman?

Guillermo: Crecen, pero no se lastiman, hija. Van desarrollándose. ¿Por qué me preguntas?

Andanin: Pasa que después de entrenar y jugar, a veces me duele un poco el brazo derecho... ¿A vos te pasaba de chico?, ¿te dolían los huesos cuando entrenabas?

Guillermo: Seguro. Como están en período de crecimiento, más los exigís, más duelen. ¿Te conté cuando era pibe y me la pasaba en el garaje pegándole a la raqueta?

Andanin: Y rompiendo lamparitas, jaja.

Guillermo: ¡Te acordás! (se sorprende) Bueno, terminaba y me dolía la zurda. También me sucedía al darle al frontón en el club.

Andanin: Lo mismo que hago yo ahora, pá.

Guillermo: Lo mismo, hija.

Parte de aquella nota exclusiva de GENTE.

“Parece mentira, pero medio siglo después siento que aquel arranque de mi carrera empieza a repetirse. Hace cincuenta años yo iniciaba, como ella hoy, un camino serio en el tenis. Porque mi primer profesor (Felice Locicero, fallecido) empezó a soltarme la rienda, dejándome competir de a poco, a los 11, 12 años... La misma edad de Andanin. Tampoco es casual: estoy usando el método que Locicero utilizo en mí. Me armo el cuerpo y la técnica paso a paso. Mi niña debutó en 2014, participó en un par de torneos, se lesionó y retomó en enero. De regreso jugó varios campeonatos y ya casi no baja de semis. Incluso ganó dos de las últimas seis finales. Puede terminar el año entre las 40 mejores menores de 12”.

Una de las portadas que pueden verse en la foto que Andanin le dedicó a Guillermo para su reciente cumpleaños. De noviembre de 1975.

Otra que también puede descubrirse allí: la que celebraba el Us Open que ganara el Zurdo de la Vincha aquel 11 de septiembre de 1977 (Día del Maestro, además), ante Jimmy Connors, por 2-6, 6-3, 7-6 (7-4) y 6-0.


–¿Sabés quién fue tu padre?
–Sí. Admito que a veces encuentro en casa alguna revista, fotos, y me pongo a verlas. Fue un gran tenista.
–¿Qué es lo que más te llamó la atención de lo que viste y te contaron?
–Su esfuerzo. Me enteré de que se esforzaba un montón para jugar bien. Trato de aplicar su ejemplo en mí. Me divierte entrenar. También me encanta jugar.

Recién nacida, Andanin junto a una de las raquetas que la acompañarían hasta la fecha. Vilas con su hija mayor (sumaba 8 años) y las menores, Intila y Lalindao. “Las tres le pegan duro a la pelotita”, contaba Vilas. Guillermo junior nacería en 2017.

–¿Cómo te relacionás con las derrotas?
–Ahora, bárbaro. Papá suele repetirme que, si bien consiguió numerosos torneos, cayó en más. Me enseña a saber perder, a ser buena deportista con el rival, y a disfrutar cuando me sale la técnica, como tirar un lindo globo. Igual, reconozco que me pongo algo loca si juego mal.
–¿Él te lo reprocha?
–No me dice nada. Tampoco tiene sentido, porque me doy cuenta sola. Quizá después hablamos del tema… Sí, ¡me adelantó que me va a enseñar a tirar la ‘Gran Willy’!

Andanin y Guillermo Vilas
Christian Beliera, el reportero gráfico de GENTE que tomó las imágenes de aquella nota. Detrás, Andanin en acción. Diestra, alguna vez su padre pensó en que entrenara la zurda, mano que a Guillermo lo convirtió en un as del tenis. Luego desistió de esa posibilidad.
Andanin y Guillermo Vilas
La toma del fotógrafo, ahora con Willy de fondo, en Núñez.

–¿Cuál es el primer recuerdo que los aborda de Andanin?

Guillermo: Me estaba por bañar y escucho a Phian (Khumueang, tailandesa): “¡William! “¡Mac mac water!” (algo así como “Rompí la bolsa”). Tomamos un taxi y nos fuimos a la Clinique de La Muette (en París). Y ahí llegó nuestra hermosa beba de ojos marrones y pelo negro.

Phian: Aquel 15 de noviembre de 2003, me acuerdo, no entendía nada. Yo era muy joven, de 19 años, y de repente sostenía en mis manos a una niñita del tamaño de dos botellitas de agua... Eso me viene a la mente. Y la decisión de su nombre: “la bella mar”/“el mar más bonito”, en tailandés.

Andanin y Guillermo Vilas
"Cuando termina de practicar siempre me pide quedarse otro rato… Me hace acordar a alguien”, le comentaba Guillermo, pletórico de orgullo al periodista de GENTE. Sucedió hace una década.

–Cuando la descubren superando a su mamá en altura y casi alcanzando a su padre, ¿qué sensaciones los atrapan?

Phian: No sólo dejó de usar mi ropa, sino que ¡ya no le entra! Pegó un estirón importante en 2015 (sube y baja la cabeza). Con su 1,65 metros superó de un saque mi 1,62.

Guillermo: Me escucha, presta atención. Se nota que creció un montón.

–¿Tiene novio?

Guillermo: Que conteste la madre...

Phian: No. Y no la dejamos maquillarse.

–¿A usted le gusta que juegue al tenis?

Phian: Eso sí. Hasta le junto las pelotas, je.

Guillermo Vilas, Phiangphathu Khumueang y su primera hija, Andanin.
Guillermo Vilas, Phiangphathu Khumueang y su primera hija, Andanin.

“Soy normal, tranquila e hincha de River. Curso sexto grado y me considero una buena alumna. Sé castellano, inglés y tailandés. Uso celular, pero no consumo WhatsApp. Tampoco Facebook ni Twitter. Adoro hacer los trabajos de Ciencias Naturales, charlar con amigas, y juntar piedras y caracoles y plantar árboles con mis hermanas menores,  y Lalindao, que se llevan once meses y medio. Me atrae todo tipo de música, el sushi, el asado y no tanto la milanesa. Admiro a y al . ¿Mi fuerte? Ver partidos de los rivales antes de enfrentarlos. ¿Mejor golpe? Quizá el saque. ¿Papá y el tenis? Alguien que me da tranquilidad. ¿Mamá y el tenis? Alguien que me aconseja que dentro de la cancha piense en mi padre como entrenador y no como papá. ¿Futuro? Intento que sea el tenis”.

En aquella oportunidad también se sumó de manera espontánea Phian, la esposa tailandesa de Willy y madre de la niña.

Andanin: Si me toca viajar más seguido, ¿vas a acompañarme, pá?

Guillermo: Obvio. Como ahora. Estoy preparado. Y va a ir toda la familia... Pero no nos apuremos.

Andanin: Lo sé. Hay que ir lentamente.

Guillermo: 2016 va a ser una buena temporada para seguir aprendiendo y experimentando.

Andanin: Yo me veo participando algún día en los grandes torneos.

Guillermo: Ojalá. Jugás muy bien y le pegas fuerte. Pero hay que tener paciencia.

Andanin: ¿Cuánta paciencia, pá?

Guillermo: Querés acelerar los tiempos. Igual que cuando entrenas y me pedís quedarte otro rato practicando.

Andanin: Paaá...

Guillermo: Sí, ya sé a quién me hacés acordar (carcajada de ambos).

Andanin en la actualidad. Siempre fue cultora del bajo perfil.

Desde 2017 Andanin, de 21 años, reside en Montecarlo, Mónaco, junto a su familia: su papá, que sufre un deterioro cognitivo, Phian (40), Lalinlao (14), Intila (13) y Guillermo junior (8). “Mi mamá siempre nos recuerda quién fue mi papá. Como mis hermanos también juegan al tenis, les aconseja que para progresar deben hacer el `esfuersazo´ que hizo él: entrenar, viajar, participar y participar en campeonatos. Aunque yo no lo conocí jugando, lo considero mi superhéroe… A mi padre le gusta que la gente se acuerde de él”, suele admitir.

–¿Y cuál es tu actualidad? –le consultó GENTE poco tiempo atrás.

–Sigo jugando al tenis y compito en torneos profesionales ITF (International Tennis Federation). Puedo hacerlo gracias a mi universidad, que me ayuda a viajar para competir y a la vez estudiar: curso Administración de empresas y luego voy a enfocarme en finanzas. Ellos apoyan mucho mi carrera tenística y siempre se encuentran a disposición.

–Aprendiste la “Gran Willy”, ¿verdad?

–¿Viste el video de mi Instagram? (suspira). Sí, ya me sale.

Fotos: Chis Beliera, Leo Ibáñez, Archivo Atlántida y redes sociales



 
 

Más Revista Gente

Vínculo copiado al portapapeles.

3/9

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipisicing elit.

Ant Sig