A ocho años de haber sido condenada a prisión perpetua por el asesinato de Fernando Pastorizzo en Gualeguaychú, Nahir Galarza vuelve a estar en el centro de la escena judicial. Su nuevo abogado, Augusto Lafferriere, presentó un escrito en el Juzgado de Ejecución de Penas de esa ciudad solicitando que la interna pueda utilizar redes sociales y acceder a un teléfono celular dentro de la Unidad Penal N°6 de Paraná, donde cumple su condena.
La presentación ingresó formalmente el 1° de septiembre ante la jueza Elena Margarita Vicari, quien dio intervención inmediata al Ministerio Público Fiscal. La estrategia de la defensa apunta a mejorar las condiciones de detención de la joven de 26 años, que desde hace tiempo busca reinsertarse a través de la educación y la capacitación en la cárcel.

El pedido se sustenta en la buena conducta de Galarza durante estos años de encierro. Según argumentó su abogado, la joven completó más de 15 cursos y actualmente cursa una carrera terciaria de Psicología Social. A esto se suma que respeta las normas del régimen carcelario, sin sanciones en los últimos años.
Sin embargo, el antecedente inmediato no la favorece: en 2019 publicó fotos desde su celda en redes sociales, lo que derivó en una sanción disciplinaria y en el secuestro del dispositivo. En aquel momento, Galarza había escrito la frase “Cumpliendo la maldita condena”, un posteo que alcanzó más de 125.000 me gusta y desató una ola de críticas y repercusiones.
Tras ese episodio, el Servicio Penitenciario de Entre Ríos reforzó los controles internos y desde entonces la joven no volvió a tener actividad digital.

Con el cambio de patrocinio legal, la defensa de Nahir busca abrir un nuevo capítulo. No solo intenta permitirle el uso de redes y un celular, sino también preparar el terreno para futuros beneficios penitenciarios. Según adelantó Lafferriere, a partir de 2031 —cuando se cumpla la mitad de la condena— podría solicitar salidas transitorias con fines familiares o sociolaborales.
Incluso, en una entrevista, el abogado no descartó la posibilidad de presentar un pedido de indulto al gobernador, aunque admitió que es un recurso difícil de obtener en el corto plazo.

Mientras tanto, el caso sigue despertando debate social y mediático. El recuerdo del crimen de 2017 —cuando Galarza mató de dos disparos a su novio Fernando Pastorizzo— permanece intacto en la memoria colectiva. La discusión ahora gira en torno a si la justicia aceptará flexibilizar las condiciones de detención de la interna más joven condenada a perpetua en la historia argentina.

