Aquel paseo al que llegaban turistas de medio continente por sus grandes recintos a cielo abierto, enclavados en un bello cerro, es hoy una triste realidad. Sí, el zoológico de Mendoza es noticia ahora por el estado de abandono y porque en lo que va del año han muerto más de setenta animales, por inacción y desinversión. Monos comiendo sus propias heces mezcladas con el magro alimento diario... Animales conviviendo en una jaula que triplica la capacidad de ejemplares que podría contener... La elefantita, que poco sabe del sol o de correr, porque su vida, desde que nació, está condenada a un recinto donde apenas entran ella y su madre... Ni que hablar de la treintena de rumiantes muertos en el último mes (incluyendo la última pantera negra del predio), cuando el frío y el agua azotaron sus jaulas...
Y araíz de la investigación de GENTE, Susana Giménez se hizo eco de la desesperante situación por la que están atarevesando distintas especies e hizo un descargo vía Twitter al Gobernador de Mendoza Alfredo Cornejo.
Por favor Señor Gobernador de Mendoza Alfredo Cornejo ,haga algo URGENTE con el Zoo de su provincia .
— Susana Gimenez (@Su_Gimenez) 8 de junio de 2016
No se puede ver sufrir asi a los animales ,la foto de los camellos que vi hoy me decidio a escribirle muchas gracias
— Susana Gimenez (@Su_Gimenez) 8 de junio de 2016
“Este zoológico llegó a tener la mayor colección de osos, simios y orangutanes del país. De aquella idea –revolucionaria para la época– del arquitecto (Daniel) Ramos Correas, poco quedó. Muy pronto se llenaron los hábitats de rejas, se dejó de invertir, se permitió una reproducción de especies que hoy están hacinadas y se reciben animales fruto del tráfico sin tratamiento, pasando de la salvajada del hombre que los mata, a la confinación en un lugar de encierro”, dice Jennifer Ibarra. Ella es veterinaria, creadora de la Fundación Cullunche y miembro de la Sociedad Mundial por la Protección Animal. Lleva 26 años trabajando incansablemente por la defensa de la vida animal y es una de las firmes impulsoras de la reconversión de los zoológicos en centros de educación y conservación de ejemplares. Escucharla es empezar a entender esta problemática que hoy se debate en todo el mundo.
–¿Qué se necesita para detener este caos?
–Invertir. Los distintos gobiernos no destinaron fondos, no pagaron a proveedores, no renovaron con especialistas la planta de personal... En fin: abandonaron a los ejemplares a su suerte. Para las gestiones políticas, la vida animal ha sido un tema menor en sus agendas. Los científicos han demostrado que todo ser viviente tiene sentimientos, sufre, se alegra... El que hoy no atiende el problema bajo este criterio es un necio.
–Las cifras hablan de casi un centenar de animales muertos en pocos meses. ¿Cuál es el primer problema a solucionar?
–El agua, un recurso que debe entregarse en calidad y cantidad. Hace muchos años, un particular donó al zoológico agua que venía por una cañería, pero los barrios expandidos zonas arriba pincharon el caño y la consumieron. Hoy hay un solo pozo, pero no alcanza para tanta población. Los mismos empleados han denunciado que no llega alimento en tiempo y forma, porque no se pagó a los proveedores del Estado.
Falta agua, alimento y condiciones básicas para que los
animales puedan vivir.
Años de desidia y desinversión llevaron a este recinto, soñado como un ejemplo en su tipo, a un estado lamentable.
Muchas muertes se produjeron por
el frío y por un pesticida.
En lo
que va del año ya murió casi un centenar
de animales, y muchos de los dos mil que
todavía habitan el zoo provincial siguen
en riesgo.
El elefante, condenado a un lugar sucio y estrecho.
Las cabras están hacinadas.
En el zoo, también por internas burocráticas, hay zonas sin mantenimiento. Ya murieron casi cien ejemplares en lo que va de 2016 y los que sobrevivieron –como el león– continúan en peligro. “El proyecto del Eco Parque duerme la siesta en la Legislatura”, dice Ibarra.