Una calle habitualmente tranquila del barrio porteño La Paternal se convirtió en escenario de un operativo que mezcló asombro, polémica y un morbo gourmet que terminó en causa penal. Sobre la avenida Warnes al 2700, el restaurante “Viejo Mundo Bodegón” fue clausurado luego de que personal de la Policía Federal, la Agencia Gubernamental de Control y la Unidad Fiscal Especializada en Materia Ambiental (UFEMA) descubrieran más de 300 kilos de carne de especies silvestres almacenada en condiciones irregulares.
Entre freezers y cámaras frigoríficas, se incautaron cortes de ciervo, carpincho, yacaré, jabalí, perdiz y rana, sin rotulación ni documentación de origen, y algunos de estos productos estaban en estado de dudosa conservación. Según informaron fuentes judiciales, la mercadería estaba valuada en cerca de dos millones de pesos y gran parte podría provenir de la caza furtiva.
Desde sus redes sociales, en varias ocasiones compartían imágenes de sus platos ofreciendo: "Para los que se animan a probar algo distinto: tenemos escabeches de animales exóticos, hechos en casa y con todo el sabor de lo auténtico".

El dato más llamativo era la propuesta gastronómica que el local promocionaba en redes sociales y en un menú digital accesible mediante un código QR pegado en la vidriera. Allí se ofrecían platos como escabeche de carpincho, tempura de “baby yacaré” y lomo de ciervo al horno de barro, todo bajo el eslogan “una experiencia intensa y distinta”.

De acuerdo con el relato de fuentes cercanas a la investigación, algunos vecinos se mostraban sorprendidos por la cantidad de entregas nocturnas y los olores fuertes que salían del restaurante. Otros aseguraban que, si bien el lugar siempre llamaba la atención por su fachada discreta y su propuesta “exótica”, pocos imaginaban que se tratara de productos prohibidos por la normativa ambiental.

La ley nacional 22.421 protege la fauna silvestre y prohíbe su caza, tenencia y comercialización sin habilitación. A nivel sanitario, el Código Alimentario Argentino y la normativa del SENASA exigen trazabilidad completa, origen controlado, condiciones de conservación a temperaturas seguras y rótulos que indiquen la procedencia de cada producto. Nada de esto figuraba en la documentación del local, y según los peritos bromatológicos, parte de la carne presentaba riesgo de contaminación bacteriana.
Frente a la repercusión mediática y las imputaciones judiciales, los responsables de Viejo Mundo Bodegón difundieron un comunicado oficial en el que rechazaron de manera categórica las acusaciones. “Resulta totalmente falso que las carnes que se utilizan en nuestros platos no sean aptas para consumo humano”, afirmaron, y aseguraron que todos los productos provienen de criaderos y frigoríficos habilitados para su expendio. Además, sostuvieron que el restaurante se encuentra “debidamente habilitado” y que la mercadería utilizada es “materia prima de primera calidad”.

En la misma declaración, manifestaron que acudirán a la Justicia para aclarar lo ocurrido y defender su “honestidad y prestigio” frente a lo que calificaron como “graves e injustificadas acusaciones”. Finalmente, prometieron reabrir “a la brevedad” sus puertas y continuar ofreciendo su propuesta gastronómica.
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