La Justicia intenta reconstruir el trayecto que hizo Esteban Alejandro Suárez (45) antes de aparecer muerto junto a Florencia Revah (31) en un camino rural de San Antonio de Areco. Aunque la primera hipótesis hablaba de un femicidio seguido de suicidio ocurrido en el mismo lugar del hallazgo, las últimas pericias cambiaron el escenario: todo apunta a que la mujer fue asesinada en otro sitio y luego trasladada hasta allí.
El domingo por la mañana, un vecino encontró un Chevrolet Onix estacionado bajo un árbol, sin patentes y con un trapo en la tapa del combustible, lo que sugería que alguien había planeado incendiarlo.
Dentro del vehículo estaba Suárez, en el asiento del conductor, con un tiro en la cabeza y el arma en la mano. En la parte trasera, yacía Revah con tres impactos de bala en el pecho y en el cuello.

Sin embargo, la disposición de los cuerpos y la falta de rastros compatibles con un ataque dentro del auto encendieron las alarmas. “A priori, se establece que la muerte de la chica fue en otro lugar”, señaló Ramón Ojeda, secretario de Seguridad de San Antonio de Areco. Las manchas de sangre halladas en los bordes de las puertas traseras refuerzan esta hipótesis.
La pista clave para determinar que Florencia no fue asesinada en San Antonio de Areco
Uno de los indicios más relevantes apareció entre las pertenencias de Suárez: dos tickets de peaje. Uno marcaba su paso por Larena a las 7:10 y el otro por Solís a las 10:07, apenas 40 kilómetros más adelante. Tres horas para recorrer esa distancia sugieren que circuló durante un largo tiempo antes de detenerse en el descampado detras de un barrio cerrado donde fueron hallados los cuerpos.

Con esta pista, los investigadores creen que el hombre condujo más de 100 kilómetros con la víctima ya muerta en el asiento trasero, hasta estacionar en San Antonio de Areco, un pueblo donde ninguno de los dos vivía ni tenía vínculos.
El auto, registrado en General Pacheco, partido de Tigre, tampoco resultó ser la escena primaria. Un allanamiento en la vivienda de Suárez dio negativo: no había rastros que indicaran que allí hubiera ocurrido el crimen.
En paralelo, los resultados preliminares de las autopsias confirmaron que Revah sufrió al menos cinco disparos, mientras que Suárez presentaba una herida en la sien compatible con un disparo autoinfligido.
“De no surgir algo nuevo de la Policía Científica, es un caso casi cerrado de femicidio y suicidio”, confiaron fuentes judiciales a Clarín.
El trasfondo también es inquietante. Revah había denunciado dos veces a Suárez por violencia de género. La primera, en 2021, fue por lesiones leves agravadas por el vínculo. La segunda, en abril de este año, derivó en una orden de restricción. Pese a ello, ambos mantenían contacto.
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