El hallazgo del Chevrolet Onix blanco sin patente, estacionado bajo un árbol en un descampado de San Antonio de Areco, destapó una historia mucho más oscura de lo que en un primer momento parecía. En el interior del vehículo, hallado en inmediaciones del barrio privado Haras Vacaciones, estaban los cuerpos de Esteban Alejandro Suárez (45) y Florencia Revah (31).
La principal hipótesis que manejaban los investigadores era la de un femicidio seguido de suicidio. Según adelantó el secretario de Seguridad local, Ramón Ojeda, Suárez habría atacado a su pareja en otra localidad, trasladado el cuerpo en el auto hasta la zona rural y luego se habría disparado. “Creemos que quiso prender fuego el vehículo, se arrepintió y se mató”, explicó el funcionario, confirmando la brutalidad del caso.
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Un historial de denuncias ignoradas
Con el correr de las horas, salió a la luz la trama secreta de la relación entre Suárez y Revah: un vínculo atravesado por episodios de violencia de género y denuncias previas. La investigación reveló que la joven había recurrido a la Justicia en dos oportunidades para pedir ayuda.
La primera denuncia se remontaba al 26 de febrero de 2021, cuando Florencia lo acusó en una causa caratulada como “lesiones leves agravadas por el vínculo”. Aun así, la relación continuó.
La segunda presentación ocurrió el 24 de abril de este año. En ese expediente, la víctima solicitó la prohibición de acercamiento, el cese de actos de perturbación y la exclusión del hogar, medida que quedó a cargo del Juzgado de Familia de Tigre. Es decir, ya había un antecedente claro de un vínculo marcado por el hostigamiento y la violencia que terminó en una tragedia.
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El femicidio que pudo evitarse
Los investigadores sostienen que el ataque final se produjo días atrás y que Suárez trasladó el cuerpo de Florencia hasta el descampado donde, finalmente, se quitó la vida. El hecho de que intentara prender fuego el auto refuerza la hipótesis de un intento de borrar pruebas que, finalmente, no se concretó.
En el operativo participaron efectivos del Gabinete Científico, el área de Bomberos y el Móvil Tanatológico, que trasladó los cuerpos al Instituto Médico Forense. Mientras tanto, la fiscalía avanza en la reconstrucción de los últimos movimientos de ambos y en la recopilación de pruebas que confirmen los detalles del crimen.
Una historia repetida
El caso volvió a exponer el problema de fondo: cómo las denuncias previas de violencia de género muchas veces no logran evitar que las mujeres lleguen a situaciones límite. Florencia Revah había pedido ayuda a la Justicia en más de una ocasión, pero aún así su historia terminó del peor modo.
San Antonio de Areco quedó conmocionada por el horror, pero también por la revelación de que detrás del hallazgo de los cuerpos existía una relación marcada por la violencia, que podría haber tenido otro desenlace si las alertas hubieran tenido una respuesta más efectiva.
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