La noche del miércoles 20 de agosto quedó marcada por la violencia en Avellaneda. Lo que debía ser una fiesta de fútbol en la cancha de Independiente, en el cruce de ida de los octavos de final de la Copa Sudamericana frente a Universidad de Chile, terminó en un verdadero escándalo que derivó en heridos, detenidos y la suspensión del partido que se encontraba 1 a 1.
Según relataron testigos, durante el primer tiempo comenzaron los incidentes en la tribuna. Desde la parcialidad chilena, ubicada en las llamadas Gargantas del Diablo y en la tribuna inferior, empezaron a arrojarse proyectiles hacia los simpatizantes locales. Botellas, piedras y otros objetos volaron de un sector al otro mientras los equipos seguían en cancha.

La tensión estalló definitivamente en el inicio del segundo tiempo. Nuevamente, desde la tribuna visitante, partieron lanzamientos que incluyeron piedras, butacas arrancadas, palos y bombas de estruendo. Varias personas terminaron heridas en medio del caos. Frente a la agresión, los hinchas de Independiente comenzaron también a responder.
En ese contexto, el árbitro detuvo el partido y los jugadores se retiraron hacia los vestuarios. Minutos después, las autoridades confirmaron la suspensión definitiva. Las imágenes que se viralizaron en redes mostraron escenas de violencia descontrolada: hinchas visitantes golpeados, algunos desnudados, cuerpos ensangrentados y hasta un simpatizante que cayó desde la tribuna en plena estampida.

El operativo de seguridad, a cargo de la Agencia de Prevención de Violencia en el Deporte (APreViDe), había desplegado a 650 efectivos policiales y más de 150 agentes de seguridad privada, pero no logró contener la batalla campal. Una hora y media después de la suspensión, más de 100 hinchas chilenos fueron detenidos y retenidos en Puerto Madero para su identificación.
La situación fue confirmada por el embajador de Chile en Argentina, José Antonio Viera Gallo, quien declaró: “La policía va entregando información en la medida que la va teniendo, y lo que tenemos es que hay un herido grave”.
Qué dijo Daniel Schapira, dirigente de Universidad de Chile
Desde el lado de Universidad de Chile también apuntaron contra la organización del evento. El dirigente Daniel Schapira responsabilizó a la disposición de las tribunas: “No pueden poner a nuestra hinchada arriba de los locales. Es una locura”, aseguró.
En su análisis, Schapira fue más allá y vinculó lo ocurrido con una problemática recurrente: “Terrible, es increíble esto. No se puede creer. Siempre nos pasa algo. Es también un tema de organización: no pueden poner a la hinchada de la U arriba de la barra de Independiente. Aquí hay problemas de todos. Esto se convirtió en un circo. Siempre estamos viviendo lo mismo. Es un tema cultural y social”, sentenció.
El propio dirigente adelantó lo que vendrá en el plano deportivo: “Vamos a ser sancionados sin dudas. Van a ser sanciones duras”.
Así, la noche que prometía ser un nuevo capítulo de la Copa Sudamericana terminó empañada por la violencia. El empate en el marcador quedó en segundo plano frente a un escenario que volvió a poner al fútbol sudamericano bajo la lupa internacional.
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