“Lo asfixié para mandarle un mensaje a la mamá”. Con esa brutal frase, Alejandro Ruffo confesó ante un médico del Hospital Gandulfo, según publicó el medio TN, haber asesinado a su hijo Joaquín, de 8 años, en la vivienda familiar de Lomas de Zamora. El filicidio ocurrió el pasado 5 de agosto y, tras concretarlo, el acusado intentó quitarse la vida.
Ruffo permaneció varias semanas en terapia intensiva con custodia policial. Cada día un especialista enviado por el juzgado intentaba evaluarlo, pero él se negaba a declarar. Fue durante una de esas visitas, luego de ser desintubado, que soltó la confesión que ya forma parte del expediente judicial.
Dado de alta a mediados de mes, fue trasladado a un pabellón psiquiátrico de la Unidad Penitenciaria N°34 de Melchor Romero, donde espera el avance de la causa.
La fiscal Fabiola Juanatey, de la UFI N°2 de Lomas de Zamora, solicitó que la prisión preventiva se haga efectiva y ahora el juez Gabriel Vitale deberá resolver. “El cúmulo de pruebas es letal. Hay de todo, testimoniales de vecinos, escuchas telefónicas y cámaras de seguridad“, aseguró una fuente de la investigación.
Entre los elementos incorporados también aparece un trabajo escolar de Joaquín que conmueve: “Tenía que adjetivar. Le pusieron un colegio y al lado escribió tranquilidad, esfuerzo; le pusieron una casa y puso miedo”.
En este contexto, el próximo 21 de octubre está prevista una pericia psiquiátrica a cargo de la especialista Carmen Susana Mansilla. El objetivo será determinar si Ruffo comprendía la criminalidad de sus actos y si se encuentra en condiciones de enfrentar un juicio.
La imputación es por “homicidio agravado por el vínculo, por alevosía y por el propósito de causar sufrimiento a su cónyuge”, delitos que contemplan la pena de prisión perpetua.
El crimen que conmocionó a Lomas de Zamora
El 5 de agosto, Joaquín amaneció en su casa de la calle Eustaquio Díaz Vélez junto a sus padres, que atravesaban un conflictivo proceso de separación. “Le tapó la cabeza con una almohada”, relató su mamá, Natalia Ciak, en una entrevista en TN.
Ese mismo día, Ruffo la llevó temprano a la parada de la combi que la trasladaba a su trabajo. Tenía la obligación de llevar al niño al colegio, pero nunca lo hizo.
Natalia advirtió que algo estaba mal cuando su hijo no se comunicó, como solía hacerlo cada mañana. Al llamar al colegio, recibió la confirmación que temía: “Joaquín no vino hoy”.
Mientras tanto, Ruffo había publicado mensajes agresivos en redes sociales dirigidos a ella. “Estaba celoso de la relación que tenía con mi hijo”, denunció la mujer, quien también reveló que Joaquín le había dicho que “no estaba tranquilo” en esa casa.
La madre intentó comunicarse con Ruffo, que le respondió que borraría los posteos y que el niño “estaba durmiendo”. “Cuando dijo eso, ya lo había matado”, señaló.
Alarmada, llamó a la Policía y se dirigió de inmediato a su hogar, donde se encontró con la escena más dolorosa: Joaquín ya estaba sin vida en su habitación y Ruffo, ensangrentado en el living, fue trasladado de urgencia al hospital.
“Jamás en la vida se me ocurrió que podría haber tocado al nene, es la culpa que la persigue. ¿Cómo iba a imaginar que el papá de mi hijo le iba a hacer eso?”, expresó entre lágrimas.
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