Pobreza, discriminación y violencia: La cruda historia de "Locomotora" Oliveras, la campeona que peleó con la vida mucho antes de subir al ring – GENTE Online
 

Pobreza, discriminación y violencia: La cruda historia de "Locomotora" Oliveras, la campeona que peleó con la vida mucho antes de subir al ring

Locomotora Oliveras
A los 14 años fue abandonada por su familia, golpeada por el padre de su hijo y obligada a parir en la miseria. Pero logró superarse a sí misma, entrenó a escondidas y se convirtió en un récord Guinness. GENTE recupera el testimonio más resiliente de la boxeadora de 47 años que hoy se encuentra en una situación crítica tras sufrir un ACV isquémico.
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"Sabía que tarde o temprano iba a poder defenderme sola", dijo alguna vez Alejandra "Locomotora" Oliveras, que se llegó a entrenar a escondidas para poder devolver los golpes que recibía. La boxeadora que le dio pelea a su vida desde muy temprana edad se hizo a sí misma, besó el suelo, sí, pero se levantó una y otra vez. Tras unos cuantos knock outs arriba y abajo del ring, logró decir : "Soy una mujer invencible". Pero para poder llegar hasta ahí atravesó abandono, pobreza, discriminación y violencia, un camino de supervivencia lleno de dificultades.

Alejandra tiene 47 años, seis títulos mundiales de boxeo y una mitad del cuerpo paralizada. Hace apenas unas semanas sufrió un ACV isquémico que la dejó sin movilidad en el lado izquierdo. La mujer que más veces levantó los brazos en señal de victoria dentro del boxeo argentino, hoy no puede levantar uno solo.

Pero si algo nos enseña su historia es que lo suyo no es darse por vencida. Y comienza en un galpón sin baño ni luz, con un bebé llorando de hambre y una adolescente de 14 años que se levantaba a buscar agua para poder lavar pañales. A continuación, su historia en primera persona, relatada al detalle en una entrevista con Agustina Kämpfer para el libro Las Parturientas

La historia de Locomotora Oliveras, boxeadora, filántropa, conferencista, influencer motivacional y mucho más, es la de una mujer que descubrió que era "invencible".

Una fiesta, una primera vez "urgente" y el comienzo del infierno

Cuando Alejandra cumplió 14 hizo una fiesta con sus amigas de la escuela Alejandro Roca, Río Cuarto, provincia de Córdoba. El escenario fue el galpón que su papá usaba de taller mecánico. Entre papas fritas, chizitos y gaseosas, conoció al hermano de una amiga de su hermano. Tenía 28 años y la doblaba en edad. "Apenas lo vi, sentí un flechazo, quedé impactada por sus ojos celestes y su musculatura", relató la deportista, quien recordó que no creía que la diferencia de edad debiera preocuparla. Pero él vio una oportunidad. 

La relación comenzó una tarde cuando Alejandra, sabiendo que él corría hasta el cruce del pueblo por la Ruta 9 ida y vuelta, fue a buscarlo. Le propuso jugar una carrera, y el redobló la apuesta: "Si me ganaba, podía besarme". Así fue el inicio de una relación que se dio a escondidas. Cuando su padre se enteró, "porque alguien le fue con el cuento, me pegó varios cinturonazos, uno atrás del otro, pero no renuncié a mi deseo", relató. 

Una vieja fotografía de Alejandra previo a los músculos y el culturismo.

Mientras la joven soñaba con un amor eterno, él insistía con tener relaciones. Y ella se resistía. Hasta que un día, ante la amenaza de sus padres de ser enviada a la casa de su abuela en Mendoza a modo de castigo, decidió “debutar” con él. Contrariamente a lo que creían ellos, ese temor había apurado la situación.

"Decidí debutar para quedar embarazada y estar con Javier toda mi vida. Le mostraba las marcas de los golpes que me daba mi papá cuando sospechaba que venía de verlo, y él me decía que me fuera a vivir a su casa, pero yo no me atrevía. Así que le dije que me iban a llevar a Mendoza y que antes de irme quería hacer el amor con él, pero no le detallé que quería tener un hijo. Nuestro debut fue lindo, dulce, salvaje... y sin preservativo", contó Alejandra. 

Lo que vino después fue una cadena de expulsiones: su familia la entregó a la casa del abusador como si fuera un paquete. “Quedate vos con el clavo remachado”, le dijo su padre al dejarla. Y así, sin amparo ni abrigo, Alejandra empezó a vivir la pobreza y el desamparo en carne viva.

Locomotora Oliveras unto a la "Tigresa" Acuña.

La miseria, la maternidad en un galpón y el terror: “El hambre te va a matar el amor”

"Como no había tests caseros de embarazo en aquel entonces ni en aquel lugar, me llevaron al laboratorio de una bioquímica para que me hiciera un análisis de sangre. '¡Qué va a estar embarazada tu hija, si tiene 14 años!', le dijo algo indignada la señora a mi madre. Pero el resultado dio positivo y mi secreto se hizo trizas. Sólo había estado con Javier un par de veces antes de viajar, pero fueron suficientes para que mi plan se materializara", recapituló la boxeadora. 

Lo que siguió fue una cadena de expulsiones. Si bien durante un tiempo fueron alojados en la casa de sus padres y luego en lo de la familia de él, después les dieron salida. Como Javier no trabajaba, lo único que consiguió fue un galpón precario sin luz ni agua, tampoco con baño. Allí sobrevivió embarazada, mientras cargaba 20 litros de agua cada mañana durante tres cuadras para poder bañarse y cocinar.

No le quedaba otra que hacer sus necesidades entre los yuyos y cuando había plata para comprar velas, definitivamente era un lujo. Ya se lo había advertido su madre: "El hambre te va a matar el amor". 

El derechazo de Locomotora Oliveras contra la boxeadora colombiana Lely Luz Flórez Meza, a quien le ganó por knock out en el séptimo round obteniendo su cuarto cinturón mundial.

“Mi leche no lo alimentaba”, contó Locomotora sobre su bebé en otro pasaje del capítulo del libro Las Parturientas, que es un fresco de su transformadora historia. Con el embarazo, reveló, vinieron los insultos, los golpes y el hambre. Pero hubo un momento desgarrador cuando descubrió una marca en la espalda de su bebé de dos días de vida. Javier lo había golpeado. Ella le gritó "¡asesino!". Y ahí recibió el primer golpe de su pareja. Esa violencia fue un secreto a voces: "Nunca le conté nada a mis hermanos. Si se enteraban, lo mataban". 

Cómo huyó de la violencia, se hizo a sí misma y se convirtió en un ejemplo de motivación 

"Javier no quería hacer nada, se la pasaba jugando a la pelota. De vez en cuando concretaba alguna changa y con lo que ganaba comíamos una semana, pero si esa plata se acababa, cenábamos el pan duro que sobraba en la panadería de un tío de él. Yo era muy orgullosa y no quería ir a la casa de mis padres a admitirles que estaba sufriendo", contó Alejandra al profundizar acerca de la pobreza y el desasosiego que la rodeaban.

Al conseguir seis cinturones como campeona mundial, Locomotora entró en el Libro Guinness.

También relató que sus padres estaban al tanto de todo y que, a veces, le llevaban algo de comida, "pero a ellos tampoco les sobraba nada". Cuando era chica ella durmió con sus dos hermanas en un colchón en el piso. "Mis hermanos tenían una camita cada uno, en el comedor, y comíamos en la cocina", recordó la boxeadora. 

Sin ayuda, sin comida y desesperada por no poder salir adelante con su pareja, Alejandra salió a cortar pasto con una bordeadora prestada. Juntaba monedas para arroz y pan. Hacía ejercicios en secreto en la casilla, fortaleciendo cuerpo (alguna vez llamado "la tractorera", por ayudar a su padre con la cosechadora) y alma. “Sabía que tarde o temprano iba a poder defenderme sola”, contó la futura influencer. Y así fue. Un día, cuando él la empujó como siempre, ella cerró el puño, le pegó, lo tumbó y se fue. Con una bolsa de residuos en una mano y su hijo en la otra, cruzó todo el pueblo.

Nadie la ayudó. Pero caminó igual hasta la casa de sus padres. "Mi familia me recibió bien, mi papá me pidió que fuera fuerte y me quedara con ellos. Javier fue a buscarme un montón de veces. Siempre llorando, jurando que era un hombre nuevo, prometiéndome una vida llena de cambios y felicidad. Le juré por mi hijo que nunca iba a volver con él. Y cumplí", contó emocionada. 

Alejandra junto a sus dos hijos, Alejandro y Alexis. Ambos trabajan como instructores en el gimnasio de su mamá, ubicado en Santo Tomé, provincia de Santa Fe.

Después vinieron el boxeo, las peleas, los seis cinturones mundiales (que incluyen los de peso supergallo de la WBC, de peso pluma de la WBA y de peso ligero de la WBC) y el reconocimiento. El ser por fin vista. Todo lo que aprendió sobre autoestima lo compartió con la audiencia, y aunque muchas veces fue un meme divertido, su mensaje motivacional –que suele compartir desde en conferencias como en reels virales– siempre le ganó a las risas. 

El 2 de julio de 2025, Alejandra Marina Oliveras fue internada de urgencia tras un ACV. Sus hijos Alejandro y Alexis pidieron cadenas de oración, y las redes se llenaron de mensajes de apoyo. Estará en pausa pero, como siempre asegura, jamás vencida: "La vida te va a golpear, pero de vos depende levantarte y salir adelante". 



 
 

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