A los 42 años, Itai Hagman se presenta como candidato a diputado nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en la lista Fuerza Patria, para así renovar la banca en la cual se encuentra desde 2023. Economista y docente universitario, Hagman vive en Parque Chacabuco y se define como un político "surgido de la crisis del 2001", con una trayectoria que comenzó en la militancia social y se consolidó en la universidad pública.
“Mi familia la pasó bastante mal en esos años. Eso me hizo sentir que tenía que involucrarme, incluso me llevó a estudiar economía, porque quería entender la crisis económica. Aunque al principio no creía en la política partidaria, después entendí que era importante ocupar esos espacios", cuenta al iniciar la charla con Revista GENTE.
Pero al hablar de su actual cargo en el Congreso, así como de su candidatura, Hagman hace una aclaración: "No soy un político profesional, para mí esto no es una carrera. No es que hoy soy diputado para mañana ser ministro y después... es una forma de vida que hoy me puede tocar hacerla a través de un cargo público como ser diputado nacional, pero que mañana me puede volver a encontrar en un barrio haciendo laburo con la gente. Es más, antes de ser diputado nunca tuve un cargo público, a contraposición del prejuicio".

Itai Hagman y una historia familiar atravesada por el exilio
La historia de vida de Hagman está marcada por el exilio de sus padres durante la última dictadura cívico-militar. “Mis viejos se fueron del país en el 76. Tenían 20 años, eran estudiantes. Mi papá es músico, mi mamá psicóloga. Se fueron a Israel, como muchas familias judías. Allá nacimos mi hermano en el 79 y yo en el 83, y volvimos a Argentina cuando era un bebé, tenía seis meses”, cuenta.
Ese pasado lo marcó profundamente. “La impunidad de los crímenes de la dictadura fue un tema muy importante en mi casa. Cuando se retomaron los juicios y se condenó a los responsables, fue un acto de justicia. Probablemente esa historia también tenga que ver con mi decisión de involucrarme en política”, reflexiona.
—¿Se hablaba mucho de política en tu casa cuando eras chico?
—Sí, aunque la década de los 90 fue de mucha despolitización de la sociedad. Mis padres no eran militantes, pero sí les interesaba la política. Ellos están separados desde que yo era muy chiquito y me acuerdo que en la casa de mi papá se compraba el diario Clarín y en de mi mamá se leía Página 12. Siempre tenía distintos puntos de vista sobre la mesa, pero mi vocación militante y política la fui descubriendo más grande, con la crisis. Ver a mi alrededor un montón de gente sin laburo, una pobreza que crecía, todo eso me llevó a abrazar esa idea del compromiso social y político. El impulso tuvo más que ver con decir: yo no me banco vivir en una sociedad en la cual veo a mi alrededor gente que se está cagando de hambre.
De la militancia social a la política partidaria
Hagman distingue entre dos formas de compromiso: la militancia social y la política institucional. “Mi primera forma de militar tuvo que ver con el trabajo en barrios populares. Hacíamos alfabetización de adultos, apoyo escolar, trabajábamos en comedores. Era una forma de militar sin pertenecer a un partido político”, explica.
En ese entonces, la política institucional era vista con desconfianza. “Era mala palabra. Veníamos de la crisis del 2001, del ‘que se vayan todos’. La militancia social era un refugio”, cuenta. Pero con el tiempo, esa visión cambió. “La experiencia de los gobiernos de Néstor y Cristina ayudó a recuperar la política como herramienta de transformación. Hoy quizás estamos en un revival de esa mirada negativa, pero yo creo que hay que encontrar un vínculo virtuoso, un equilibrio, entre lo social y lo partidario”.
En su paso por la UBA, Hagman participó activamente en espacios políticos y fundó la agrupación La Mella, que rápidamente ganó protagonismo en la vida universitaria. En 2010, fue elegido presidente de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), ámbito que lo llevó a conocer a Juan Grabois, con quien fundó el partido Frente Patria Grande.

Propuestas para un país en crisis
Como economista, Hagman tiene claro que los temas que quiere llevar al Congreso están ligados a la crisis. “Estamos atravesando una situación difícil y es necesario hacer leyes para las pymes, que están muy golpeadas por la apertura de importaciones y la caída del consumo”, señala.
También propone discutir el nuevo mundo del trabajo. “Todavía pensamos el trabajo en términos clásicos, pero hoy hay muchas formas nuevas. Hay que actualizar la legislación laboral, no para precarizar, sino para dar derechos y estabilidad”, afirma. La vivienda es otro eje central. “Hoy comprarte una casa es un sueño imposible. Alquilar es muy difícil. Es un tema que atraviesa a toda la sociedad”, advierte.
Además, se enfoca en temas urgentes como la situación de los jubilados, las personas con discapacidad, las universidades públicas y el Hospital Garrahan. “Estamos en una etapa de supervivencia institucional. El Congreso tiene que funcionar como un freno a la destrucción. Si el Garrahan se destruye, no hay botón mágico que lo traiga de vuelta. Lleva décadas construirlo”, sostiene.
Las denuncias al presidente Javier Milei
En los últimos meses, Hagman ha estado en el centro de la escena por sus denuncias contra funcionarios del gobierno nacional. Junto a Grabois impulsó la demanda contra el presidente Javier Milei por el Caso $LIBRA. “Está demostrado que la primera persona que publicó información sobre Libra fue el propio Milei. Alguien le brindó esa información”, afirma.
También forma parte de los denunciantes respecto a los vínculos entre el diputado José Luis Espert y el empresario acusado de narcotraficante Fred Machado. “Mostramos una transferencia de 200 mil dólares publicada en la causa en Estados Unidos. Nuestro compromiso con el combate a la corrupción es total”, sostiene.
Al hablar sobre las repercusiones de las denuncias, en un clima de hostigamiento y polarización, Hagman detalló: "Esto tiene un costo. Hace días soy blanco de ataque de twitteros libertarios, que hablan de mí 24/7, con fake news, o haciendo alusión a mi historia de vida. Y eso es una política de hostigamiento muy sistemática que se ha puesto de moda".
—¿Qué hacés vos ante esos ataques? ¿Fueron solo en el plano virtual?
—Es algo que mucho daño, que es parte de este clima de violencia que estamos viviendo, donde mucha gente a través de las redes se anima a hacer cosas que en el mano a mano no se animaría a hacer, como difamar o agredir. Yo trato de no prenderme en eso. Trato de no contestar, no darle entidad. Creo que son acciones en las redes sociales, de un público pequeño, muy intenso, muy ruidoso, pero que son una minoría social. La sociedad argentina mayoritariamente creo que es una sociedad tolerante, que acepta vivir en la diversidad.
Su presente familiar, con fecha de casamiento
Al hablar de su vida familiar, Hagman cuenta que se encuentra en pareja hace 14 años con la madre de sus dos hijos, de tres y cinco años. Con una sonrisa plena revela: “Me voy a casar en un mes, primicia —dice entre risas—. No tenía ningún plan de ser candidato, porque no hubiera organizado un casamiento justo después de la campaña”.
Al hablar de su presente, remarca que lleva una vida sencilla en Parque Chacabuco: “Vivimos en un barrio de clase media, incluso clase media-baja. Mando a mis hijos a un jardín público. Trato de reservar tiempo para estar con ellos, cocinar, hacer actividad física. Como le pasa a mucha gente con trabajos demandantes, es un desafío combinar la vida laboral con la familiar”, dice.
La política también está presente en casa. “Con mi mujer hablo mucho. Mis hijos todavía son chicos, pero el mayor ya pregunta. A veces me acompaña a algunas actividades. Le llama la atención ver carteles con mi cara o spots en la tele. Trato de explicarles con palabras sencillas qué es lo que hago y lo que hacen los políticos. Les digo que así como los juegos tienen reglas, la sociedad también, y que la política define esas reglas”.

Un llamado a votar
De cara a las elecciones del 26 de octubre, Hagman convoca a la ciudadanía a participar. “Si la sociedad se retira de la política, esta queda en manos de unos pocos. Eso es lo que hay que evitar. Votar es una forma de hacer que la democracia sea más plena”, afirma.
Y concluye: “Convoco a que nos voten porque Fuerza Patria es el único espacio que puede ponerle un límite a este proceso de destrucción. Somos la principal oposición y estamos construyendo una alternativa para la Argentina, con soberanía, desarrollo e integración. No es solo frenar el daño, es construir un futuro diferente”.


