El caso que conmueve a Coghlan sumó en las últimas horas un nuevo capítulo. A fines de mayo, durante una excavación en un chalet de la avenida Congreso al 3700, obreros hallaron restos humanos a apenas 60 centímetros de profundidad. Pronto se confirmó que pertenecían a Diego Fernández Lima, desaparecido en 1984. El lugar pertenece a la familia Graf, y allí aún vive Norberto Cristian Graf, excompañero de la víctima, quien fue citado a declarar.
Ahora, Daniel Scarfo, encargado de la obra en la que se produjo el hallazgo, rompió el silencio y aseguró que ese mismo día tuvo un breve contacto con Graf, quien le ofreció tres hipótesis distintas sobre el origen de los huesos.
“Cuando salimos a la vereda después del hallazgo, él se acercó y le contamos lo que pasó. Ahí nos dio tres hipótesis sobre lo que pudo haber pasado”, contó el encargado de la obra en diálogo con TN.
La primera teoría de Graf fue que antiguamente había una iglesia en el lugar y que quizás un sacerdote había sido enterrado allí. La segunda, que el predio había albergado un establo en el siglo XIX. Y la tercera, que durante la construcción de una pileta se niveló el terreno con tierra traída en camiones y que de allí podrían provenir los huesos.
Scarfo, sin embargo, se mostró escéptico ante esta última versión: “Pero si vos hacés eso, es poco probable que vengan huesos humanos completos en él”.
Qué dijo uno de los albañiles que encontró los restos de Diego Fernández Lima
En paralelo, uno de los albañiles que encontró los restos, identificado como Cristian, casualmente, también dio su testimonio ante la prensa. “Estábamos trabajando y haciendo la excavación para la medianera y sin querer encontramos un par de huesos y al ser curiosos, excavamos más y constatamos que era hueso de humano. Así que llamamos a la Policía y vinieron a constatar que era hueso humano”, relató el operario en diálogo con TN.
Cuando le preguntaron si estaban a poca profundidad, respondió: “Y ponele que a 60 cm del suelo”. Y precisó que estaban “casi pegados” al paredón de la medianera, “pero la parte lindera del vecino sería”.
El obrero no ocultó su impresión: “Te provoca escalofríos… nadie se espera encontrar una cosa así. Te supera”. Además, recordó que durante el hallazgo se acercó la familia Graf: “Sí, estaban. Vino una señora y fue la que llamó la Policía en cierta forma, la señora Graf”. Y concluyó: “Nadie se imaginaba que era un caso ponele que de este tamaño, de esta magnitud”.
Mientras la investigación avanza y las declaraciones se suman, el misterio se profundiza. Las tres versiones dadas por Cristian Graf no solo generaron confusión, sino que abrieron nuevos interrogantes sobre un caso que, lejos de aclararse, parece ganar más capas de intriga con cada día que pasa.
