En La Serena, uno de los destinos preferidos por los turistas argentinos en Chile, vive días de angustia y silencio contenido. Cuatro jornadas después de que el mar se tragara a Alejandro Cabrera Iturriaga, el joven sanjuanino de 17 años que fue arrastrado por una fuerte corriente en la playa de Cuatro Esquinas, el operativo de búsqueda continúa sin resultados positivos, pero con un enorme despliegue humano y logístico.
El lunes, Alejandro se había metido al mar junto a otros cuatro adolescentes, todos parte de una misma familia de San Juan que veraneaba en la zona. Pese a que el balneario no estaba habilitado para bañistas, los chicos ingresaron al agua y, en pocos minutos, una correntada los arrastró mar adentro. La escena se volvió desesperante hasta que un ciclista chileno se tiró al mar y logró rescatar a cuatro de ellos con vida. Alejandro, en cambio, desapareció entre las olas.
Desde entonces, cada amanecer en La Serena arranca con la misma pregunta: si habría alguna novedad sobre el chico argentino. El cuarto día de rastrillaje, las autoridades comenzaron a admitir en público lo que ya se comentaba entre los equipos de rescate. En diálogo con Tiempo de San Juan, Sergio Órdenes, coordinador de playa y salvavidas de La Serena, fue contundente: "Las posibilidades son nulas, pero sí es importante encontrarlo para cerrar el ciclo con la familia".

Órdenes también contó que el foco no está puesto solo en el operativo técnico, sino en el acompañamiento a los seres queridos de Alejandro. Por lo que explicó que a los familiares les armaron "un campamento en la playa, donde se les brindó apoyo psicológico con profesionales y se ha ido a visitar a otros familiares también para darles el apoyo debido". Así, entre mantas, carpas y miradas fijas hacia el horizonte, los sanjuaninos seguían esperando una señal.
La magnitud del despliegue en el mar y en la costa refleja la complejidad del caso. Durante los días de búsqueda participaron buzos especializados y voluntarios salvavidas de La Serena y Coquimbo. El capitán de Puerto de Coquimbo, Daniel Sarzosa, confirmó que las labores seguirán activas y destacó especialmente el aporte de los pescadores: los macheros del Sindicato de Pescadores de Peñuelas pusieron a disposición cerca de 25 embarcaciones para cubrir un amplio tramo de la costa.
El operativo incluye sobrevuelos con drones y el uso de una aeronave institucional para tener una visión más completa del movimiento del mar. Dos patrulleras marítimas —la lancha Coquimbo y la Arcángel— funcionan como plataformas para los buzos y el robot submarino, que recorre sectores de difícil acceso en busca de algún rastro del joven.

Este miércoles, los salvavidas voluntarios realizaron un barrido exhaustivo de los pozones, desde Punta Teatinos hasta Peñuelas, pero otra vez sin resultados. Según detalló el capitán Sarzosa, las operaciones continuarán con el uso de motos acuáticas y distintos recursos para ganar tiempo y alcance en un mar que, por condiciones naturales, no daba tregua.
El teniente Alejandro Bisso, subjefe de la Capitanía de Puerto, explicó que se desplegaron medios terrestres, marítimos y aéreos: un avión de exploración aeromarítima, embarcaciones, personal de la Armada, municipios y voluntarios.
En total, más de 100 personas trabajan coordinadas en el operativo. A esa estructura oficial se sumaban los pescadores de la Caleta de Peñuelas antes mencionados y la Asociación Gremial de Macheros, con 28 botes y 56 buzos que cubrían todo el tramo desde Punta Teatinos hasta la Caleta de Peñuelas.
En paralelo, desde el hospital de La Serena llegaban, al menos, noticias algo más alentadoras sobre otro integrante de la familia. El hermano de Alejandro, de 14 años, que también había sido arrastrado por la corriente y rescatado con vida, permanecía internado pero evolucionaba favorablemente. Los médicos informaron que estaba fuera de peligro, sin complicaciones ni riesgo vital, aunque seguiría bajo observación hasta estar en condiciones de recibir el alta.
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