El último viernes, el misterio en torno a la desaparición de Efe Saravoglu, el ciudadano turco de 24 años visto por última vez el 27 de octubre en Palermo, tuvo un giro definitivo. Trabajadores municipales que cortaban el pasto en la banquina de la Ruta Nacional 3, a la altura del kilómetro 82,5 en Cañuelas, detectaron algo extraño entre los yuyos altos. Minutos después, ya con la Policía Científica en el lugar, confirmaron el peor final: había un cuerpo boca abajo, en avanzado estado de descomposición y con signos de apuñalamiento.

El deterioro impedía una identificación visual, pero las pertenencias encontradas junto al cadáver fueron decisivas. La más llamativa fue una máscara roja de Spiderman, guardada en uno de los bolsillos de la ropa de la víctima. A su lado, los peritos hallaron una billetera que contenía dinero en efectivo y, sobre todo, la documentación que permitió despejar dudas sobre quién era el joven: una licencia de conducir turca emitida en 2021, donde figuraban los datos completos de Saravolu.

En esa misma billetera apareció también una credencial escolar antigua, a nombre del propio Efe, correspondiente a su etapa en una escuela primaria de Erenköy, una pequeña localidad de la provincia de Çanakkale. El hallazgo reforzó de inmediato la presunción de identidad.

Pero hubo un elemento que llamó especialmente la atención de los investigadores: una tarjeta de débito de una entidad cordobesa emitida a nombre de Sofía Antonella Santolini, una mujer que —según fuentes del caso— no tendría relación directa conocida con Saravolu. Ese dato abrió una nueva línea de análisis en una causa que ya venía marcada por interrogantes desde el inicio.

A las pruebas se sumó una tarjeta SUBE, que podría convertirse en un insumo clave para rastrear movimientos previos al crimen, a partir de los registros de uso en el sistema de transporte público.

Todo el material fue secuestrado en el momento y trasladado junto al cuerpo a la morgue de La Plata, donde se espera una autopsia que aporte precisiones sobre la fecha de muerte, la mecánica de las heridas y si hubo intervención de terceros más allá de los signos evidentes de violencia.
La desaparición de Efe Saravoglu y su trágico final
La desaparición del joven había sido denunciada por el Consulado de Turquía el 27 de octubre, luego de que su familia perdiera contacto con él el día anterior. La investigación inicial quedó entonces en manos de la Fiscalía Nacional N.º 30, en coordinación con el Juzgado de Garantías N.º 8 de La Plata, y luego pasó al Departamento de Investigaciones Especiales de la Policía Federal.

El análisis de antenas telefónicas ya había encendido una alerta: el celular de Saravolu dejó de reportarse en Buenos Aires el mismo día de su desaparición y, al día siguiente, registró actividad en la zona de Cañuelas.
Con el hallazgo del cuerpo, la causa quedó ahora bajo la órbita de la Fiscalía N.º 2 de Cañuelas, a cargo de Norma Pippo, y se investiga bajo la carátula “averiguación de causales de muerte” con secreto de sumario. La autopsia y el análisis de los objetos recuperados serán centrales para reconstruir las últimas horas de un caso que sigue rodeado de incógnitas.
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