El escalofriante caso de Matías Jurado (37), el presunto asesino serial detenido en Jujuy, sumó un nuevo y macabro capítulo con la confirmación de hallazgos. La Justicia confirmó que se encontraron restos humanos en los platos de comida de los perros que el acusado tenía en su domicilio de Alto Comedero.
El fiscal regional Guillermo Beller, a cargo de la investigación, detalló que la piel hallada en los comederos caninos eran partes de restos humanos, incluyendo cartílagos, pelos y piel. Beller añadió que las pruebas de ADN ya arrojaron positivo para ADN humano de un individuo masculino. El funcionario judicial lamentó que esta situación llevó a la pérdida de pruebas importantes para la causa, dado que parte de los restos habrían sido consumidos por los animales.
Durante los allanamientos en la "casa del horror" de Jurado, ubicada en el barrio Alto Comedero, se encontraron numerosos indicios comprometedores. Además de los restos en los platos de los perros, la policía halló mucha sangre, más restos óseos, abundante piel, ropa y teléfonos celulares que podrían ser clave en la investigación. Se realizaron también nuevos hallazgos de restos óseos parcialmente calcinados en un basural cercano al domicilio del acusado. La Justicia ahora espera los resultados de los peritajes forenses sobre estos restos para avanzar en nuevas imputaciones.
Matías Jurado, quien tiene antecedentes penales por robos violentos y había recuperado su libertad en 2021, se encuentra actualmente detenido en el penal de Gorriti con prisión preventiva. Está imputado formalmente por el homicidio agravado de Jorge Omar Anachuri (68), y se le investiga por su posible participación en la desaparición de otros cuatro hombres en situación de calle: Juan Carlos González (60), Juan José Ponce (51), Miguel Ángel Quispe (60) y Sergio Alejandro Sosa (25). Las pruebas e imágenes reunidas hasta el momento ubican a las cinco personas desaparecidas en la casa de Jurado.
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A pesar de la contundencia de las pruebas y los testimonios, Jurado negó ser el autor de los homicidios y declaró ante la Justicia rechazando todas las acusaciones. Afirmó no tener relación con las víctimas ni con los restos óseos encontrados cerca de su domicilio. Su defensa sostiene que no existen pruebas directas que lo vinculen con los crímenes, basando las imputaciones en rumores y testimonios no concluyentes. Sin embargo, se le declaró imputable tras una pericia psicológica que indicó que "puede comprender la criminalidad de sus actos y dirigir sus acciones".
Uno de los testimonios más comprometedores provino del sobrino del acusado, quien declaró en Cámara Gesell. El adolescente relató que su tío le dijo a familiares “Vení si querés ver” en el contexto de la búsqueda de una presunta víctima, Rosalía Castillo. Además, el sobrino detalló que los viernes Jurado solía reunirse con personas desconocidas, consumir alcohol y luego lo instaba a retirarse porque “pasaban cosas malas”. También señaló un terreno donde su tío, al parecer, enterraba partes descuartizadas.
La investigación preliminar sugiere que Jurado habría engañado a sus víctimas ofreciéndoles trabajos como maleteros en la terminal de ómnibus. Una vez ganada su confianza, los invitaba a su casa, donde se presume que cometía los asesinatos, descuartizaba los cuerpos y los eliminaba. El caso se mantiene bajo estricta reserva judicial mientras la Justicia espera nuevos peritajes forenses para avanzar en más imputaciones.
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