El universo que rodea al certamen de belleza más famoso del mundo vive uno de los capítulos más turbulentos de su historia reciente. Mientras la organización enfrenta una ola de acusaciones por “falta de transparencia”, favoritismos y presunto fraude tras la controvertida coronación de Fátima Bosch —la representante de México—, ahora son sus propios propietarios quienes quedan expuestos ante la Justicia internacional.
En las últimas horas, el mexicano Raúl Rochas, directivo central y rostro visible de la Organización Miss Universo (MUO), fue imputado en su país por presuntas irregularidades vinculadas a negocios personales que salpicarían su papel dentro del certamen. Esta causa, sumada a la orden de detención vigente en Tailandia contra Anne Jakrajutatip, copropietaria del concurso, configura un escenario explosivo para una franquicia que ya enfrenta reclamos, renuncias y cuestionamientos en cadena por parte de varias delegaciones.
Raúl Rocha, dueño del Miss Universo y empresario gasífero, imputado en México por narcotráfico y tráfico ilegal
La situación de Rocha —también propietario de la empresa Soluciones Gasíferas del Sur— tomó un giro dramático al trascender que la Fiscalía General de la República (FGR) lo imputó por presuntos delitos de tráfico de drogas, armas y combustible. La investigación comenzó en 2024 tras una denuncia anónima que incluía nombres, operaciones y circuitos logísticos vinculados a una organización criminal.

De acuerdo con información publicada por Reforma, la FGR intervino los teléfonos de los sospechosos y detectó conversaciones relacionadas con la compra-venta de armas y combustible ilegal entre Guatemala y México. En esas comunicaciones, el nombre de Raúl Rocha aparecía con frecuencia, según detallaron las fuentes citadas por el medio.
La denuncia sostiene que las armas provenían de Guatemala y, presuntamente, eran vendidas a dos poderosas organizaciones delictivas mexicanas: el Cártel de Jalisco Nueva Generación y La Unión Tepito. En paralelo, las primeras líneas de investigación revelan que Rocha y su red habrían participado en el contrabando de combustible transportado en lanchas por el río Usumacinta, para luego ser distribuido en pipas desde Chiapas y Tabasco hasta Querétaro.

Los cateos realizados por la FGR reforzaron las sospechas: se encontraron contratos, documentos y anotaciones que vinculaban al empresario con el circuito delictivo. Entre ellos, papeles relacionados con dos propiedades —Quinta La Chingada y La Espuela— donde presuntamente se almacenaban cargamentos de combustible. En la segunda, apareció un contrato de venta firmado a nombre de BSE Combustibles, la compañía representada por Rocha.
En otra residencia allanada, ubicada en San Miguel Chapultepec, Ciudad de México, las autoridades hallaron notas con referencias a supuestos pagos realizados por Rocha a la organización criminal, incluyendo aportes de hasta 2.1 millones de pesos mexicanos y registros de cuentas donde se habrían depositado las ganancias.
Un escándalo que golpea directamente al corazón del certamen
La imputación a Raúl Rocha no solo complica su situación personal: también agrava el clima de sospecha sobre el concurso. Su figura ya estaba bajo cuestionamiento después de que Omar Harfouch, jurado oficial de Miss Universo 2025, denunciara públicamente que el padre de Fátima Bosch tendría negocios petroleros y vínculos directos con el empresario. Según Harfouch, esa relación habría derivado en una “negociación” que favoreció la coronación de la candidata mexicana.
Aunque ninguna concursante apuntó directamente contra Bosch, más de una docena de participantes criticaron la falta de transparencia del evento, renunciaron a sus títulos regionales o denunciaron irregularidades en la votación y en la formación del Top 10, que —según varias de ellas— ya estaba decidido semanas antes de la gala.

Orden de arresto internacional para Anne Jakapong, la copropietaria tailandesa del certamen
Como si el frente mexicano no fuera suficiente, Tailandia agitó aún más la crisis. Un tribunal del país emitió una orden de arresto contra Anne Jakapong Jakrajutatip, la mediática empresaria y copropietaria de Miss Universo, por presunto fraude de casi un millón de dólares.
La denuncia fue presentada por un cirujano plástico que afirma haber sido persuadido en 2023 para invertir en JKN Global Group, la compañía que entonces dirigía Anne. Según el documento judicial al que accedió la agencia AFP, Jakapong habría invitado al inversionista a aportar capital “sabiendo que no podría devolver el dinero en el tiempo estipulado”. El monto del supuesto fraude asciende a 30 millones de bahts (unos 930.000 dólares).

El veredicto debía leerse esta semana, pero Anne no se presentó. Ante su ausencia, el tribunal emitió la orden de arresto y reprogramó el fallo para el 26 de diciembre. Medios tailandeses señalan incluso que la empresaria podría haberse marchado a México, lo que añade un matiz internacional a la controversia.
La figura de Anne ya venía bajo presión: Forbes la reconoce como una de las mujeres trans más ricas del mundo, pero en junio renunció a la dirección de JKN luego de que la Comisión de Bolsa y Valores de Tailandia iniciara investigaciones en su contra y en la de su hermana por presuntas irregularidades en los estados financieros de 2023 y el primer trimestre de 2024.

Si bien esas acusaciones no están directamente relacionadas con el escándalo por el resultado del certamen, sí con la venta del 50 % de Miss Universo al propio Raúl Rocha en 2024. Y aunque Anne dejó de aparecer en eventos oficiales desde noviembre, su cercanía histórica con la organización genera aún más ruido en un momento extremadamente delicado.
Miss Universo: un certamen en crisis de reputación
La coincidencia de ambos casos —la imputación penal del dueño y la orden de detención para la copropietaria— golpea directamente la reputación del concurso de belleza más famoso del mundo. Así, Miss Universo atraviesa un momento crítico, con su legitimidad cuestionada y titulares internacionales que ponen el foco, no en las candidatas, sino en los escándalos judiciales de quienes manejan el negocio.
Mientras las investigaciones avanzan, la organización intenta contener el impacto mediático. Pero la pregunta ya está instalada en el centro del debate global: ¿Puede Miss Universo sostener su credibilidad cuando sus máximos responsables enfrentan acusaciones tan graves?



