El vestuario -apenas una remerita y un culotte blanco- sugiere una toma sexy. "Vos decime qué necesitás", le dice al fotógrafo. Y comienza su rutina frente a cámara: ofrece su perfil, luego su espalda, descubre su panza, se extiende sobre una piel rosa. Su performance es contundente, merece un nuevo Martín Fierro. "Me gusta hacer las cosas con pasión", dirá luego. Algunos flashes y dos cambios de ropa después, termina la producción fotográfica. Florencia suspira aliviada. "Está claro que no soy modelo, ¿no?", se defiende.
-Le sienta bien el papel de chica sexy, Florencia.
-Me divierte. Puedo hacer una foto sexy, jugada, pero no pongo el énfasis de mi carrera en eso. Cuando era chica…
-¿Cuando era La Pechocha?
-Sí, cuando estaba en Son de Diez puse mucho acento en mi sexualidad y fui muy infeliz. Me sentía en un camino mediocre en donde lo único importante era verme infartante, siempre sexy. Después entendí que todo eso es muy efímero. Ahora me relaciono desde la risa, seduzco desde el humor. Una buena sonrisa, el humor, seducen tanto o más que unas buenas curvas. Soy coqueta como todas las mujeres y si voy a hacer una foto me gusta verme bien, pero no me siento divina ni me creo una Adonis. Definitivamente, no soy la chica que todos se quieren llevar a la cama.
-Sin embargo, su cuerpo resistió inmutable la maternidad.
-Yo no hago gimnasia, no me cuido la piel, me como las uñas… Soy un desastre. No podría pasarme horas encerrada en una peluquería, ni loca. Recién ahora estoy aprendiendo a cuidarme. Ya estoy por cumplir 30 años y no quiero dejar que se me caiga todo. Algo voy a hacer, aunque sea una dietita…
-¿Pensó alguna vez en someterse a una cirugía estética?
-Hasta el momento no me hice nada. Sólo me saqué lolas.
-Una gran pérdida…
-(Ríe) ¡Una pérdida enorme! Pero estoy convencida de que fue una de las mejores decisiones que tomé en mi vida. Ahora no me haría nada, pero más adelante no sé. Quizá, la próxima vez que nos veamos tenga un nudo en la nuca…
-Defínase como madre, Florencia.
-Estoy aprendiendo. Ser mamá me cambió la cabeza, el corazón y el alma. Siempre fui una mina independiente, que necesita adrenalina para vivir, y mi hijo Tomás me aporta tranquilidad. El es mi prioridad absoluta. Y lo extraño tanto cuando voy a trabajar… Soy bastante culposa, pero me las arreglo para estar con él todo lo que puedo. Es el amor más incondicional que sentí en toda mi vida, el único que puedo estar segura de que es "para siempre".
-Evidentemente, le tiene pánico al matrimonio.
-Fobia absoluta. A veces me invade la fantasía del vestido blanco, pero me da terror el para siempre. No soy Susanita, claro. "Hasta que la muerte nos separe" es demasiado y plantea una única salida: la muerte. Yo creo que el amor es una energía súper potente, pero no sé si es eterno. Prefiero vivir el día a día. Además, todo lo que proyecté siempre me salió al revés.
-¿Cuál es su estado civil actual?
-Soltera, de novia, conviviendo. Estoy bien.
-Usted suele repetir que le teme al aburrimiento. ¿Cómo consigue eludir la rutina en la convivencia con su novio, Mariano …?
-Después de mucho tiempo comprendí que el amor no es un in crescendo permanente. Todas, más de una vez, queremos volver a ser solteras, salir con nuestras amigas… Pero cuando estás conectada con tu pareja, sentís como que se te escapa el alma. La convivencia no es fácil, hay que trabajarla cada día. Pero el amor supera todo… Igualmente prefiero no revelar mucho mi intimidad.
-¿Cómo es su relación con la prensa, Florencia?
-Hoy creo que nos respetamos mutuamente. Cuando era más chica… ¡Sí, cuando era La Pechocha…! En esa época me expuse mucho. Y una vez que abrís la puerta de tu casa es difícil cerrarla. Hoy resguardo mis sentimientos. Yo sé que parezco muy extrovertida, pero nadie sabe realmente lo que pasa adentro de mi casa. Tampoco saben mucho de mi pareja. Entiendo que hay momentos coyunturales que hacen que determinadas noticias sean jugosas.
-Su repentino embarazo, por ejemplo, cuando sólo usted sabía quién era el padre de su hijo.
-Yo entiendo que la prensa esté atenta a cómo vive y qué le pasa a una actriz conocida. Yo no salí a gritar que estaba embarazada, pero tampoco quise negarlo. Está bien, entiendo cómo es el negocio. Lo que sí me parece jodido es la mentira.
-¿Qué fue lo peor que han dicho o escrito respecto a usted?
-Me inventaron un romance con Maradona cuando yo tenía 17 años. ¡Yo a Diego nunca lo vi en mi vida! Además, me metieron en una historia extraña… Demasiado, ¿no?
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La última entrega de los premios Martín Fierro la consagró como la Mejor Actriz Protagonista de Programa Unitario y/o Miniserie de 2003. Compartió la terna con Dolores Fonzi y Julieta Ortega, sus compañeras de Disputas. "¡Yo soy una perdedora histórica! Perdí dos Martín Fierro, un ACE y un premio Clarín -dispara Florencia Peña-. Este es mi primer premio importante y me lo tomo como un reconocimiento, como si me dijeran: 'Estás en un camino interesante'. Pero no es cierto que después de ganar un Martín Fierro empiecen a pasar cosas a tu alrededor. Esto es tan efímero como un éxito…"
-¿Coincide en que Disputas marcó el destape de su carrera, Florencia?
-El destape, literalmente. Fue un programa polémico que despertó amores y odios. Quizá, el que más disfruté en mi carrera. Todos los que participamos nos entregamos de lleno al proyecto.
-Mucha gente aún recuerda aquella escena de sexo que protagonizó con Damián de Santo…
-¡Mucha gente! Pero la polémica se generó desde los medios. A mí nadie me paró en la calle para preguntarme: "¿Con Damián tuvieron relaciones de verdad?". Eso sólo se les ocurrió a los periodistas.
-Definitivamente, estuvo muy bien actuado.
-El que hayan pensado que la escena fue verdad habla muy bien de los actores. Damián y yo actuamos desde chicos y no necesitamos tener relaciones para hacer una escena de sexo.
-¿Le provoca pudor desnudarse frente a cámaras?
-No es lo más fácil porque tiene que ver tu intimidad. Y hacer una escena de sexo es bastante más complejo. Imaginate que ya me da pudor ver una película pornográfica y de pronto aparezco yo en pantalla teniendo relaciones… Es muy fuerte.
-La Niñera marcó su consagración definitiva. Usted es protagonista y principal responsable del éxito.
-La Niñera es una bisagra en mi carrera. Y produjo un cambio importante en la televisión: a partir de este programa, existen los horarios de las 21.30, 22.30 y 23.30 en Telefe y Canal 13. A mí me sirvió para confirmar que el humor es lo mío. Para hacer reír a los demás tenés que estar muy desprejuiciada y perder el miedo al ridículo. Yo hace mucho que me río de mí y eso me pone un paso adelante. Porque si me venís a gastar, yo ya me reí primero. Cuando me ofrecieron hacer La Niñera yo acababa de parir y tenía un hijo de un año. No sabía si me iba a bancar este programa en la espalda. Tenía en claro que no iba a haber grises: podía ser un éxito o un fracaso rotundo. Y yo subía o me hundía con el programa. Pero creo que no elegí mal, ¿no?
Me divierte jugar a ser una chica sexy. Puedo hacer fotos jugadas, pero no me siento divina ni me creo una Adonis", asegura la pelirroja más llamativa de la tevé. ">
"Me divierte jugar a ser una chica sexy. Puedo hacer fotos jugadas, pero no me siento divina ni me creo una Adonis", asegura la pelirroja más llamativa de la tevé.
Cuando era La Pechocha puse mucho acento en mi sexualidad y fui muy infeliz.
Estaba en un camino mediocre en donde lo único importante era verme siempre sexy. Ahora seduzco desde el humor"
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"Cuando era La Pechocha puse mucho acento en mi sexualidad y fui muy infeliz.
Estaba en un camino mediocre en donde lo único importante era verme siempre sexy. Ahora seduzco desde el humor"