La comunidad de Huanguelén quedó paralizada por una tragedia que no tuvo explicación posible. Francisco, un nene de 4 años, murió en la madrugada del martes tras ser asesinado por su padre, Gustavo Suárez, quien después se suicidó dentro de su camión estacionado al costado de la ruta provincial 60.
En medio del horror, la voz que quebró el silencio familiar fue la de Daniel Horacio García, el abuelo del pequeño, que eligió despedirlo con un mensaje que conmovió a todo Coronel Suárez.
“Angelito de mi vida, mi corazón no tiene consuelo... no te merecías esto... QEPD”, escribió junto a una foto de Francisco hamacándose y riéndose a carcajadas, una postal de la infancia que hoy duele ver.
El posteo se llenó en cuestión de minutos de mensajes de acompañamiento, abrazos virtuales y palabras que intentaron suavizar un dolor imposible. “Qué terrible por Dios. Abrazo fuerte a toda la familia”, le comentó una vecina. “Mis condolencias, mucha fuerza”, sumó otro usuario. Nadie en Huanguelén pudo escapar al impacto emocional del caso.
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El horror se desató cuando Gustavo Suárez, de 48 años, llamó a su exmujer, Daiana García —sargento de la Policía local y madre del niño— para anunciarle dónde estaba y lo que pensaba hacer.
Horas después, su camión Mercedes Benz apareció detenido a unos 150 metros de la entrada a la localidad.
Dentro del vehículo, Suárez yacía muerto de un disparo en la cabeza con una pistola calibre 22. Francisco aún tenía signos vitales, pero falleció durante el traslado al hospital.
Antes del crimen, el hombre dejó una carta dirigida a su expareja. “Me voy con mi bebé Francisco porque le prometí cuidarlo siempre y así lo haré...”, escribió en un mensaje cargado de hostilidad. Para los investigadores, ese texto fue un reflejo del estado emocional y del patrón de violencia que ya había sido denunciado.
Un agente que trabaja en la causa explicó al diario La Nueva que existían antecedentes de violencia familiar y que Suárez “veía poco a su hijo y habría tomado esa decisión en represalia hacia la mujer”. La investigación quedó en manos de la UFIJ N°5 de Bahía Blanca, que calificó el caso como homicidio agravado por el vínculo seguido de suicidio.
El último adiós
Mientras la causa avanza, la familia intenta encontrar alguna forma de atravesar el duelo. El posteo de Daniel García se transformó en un espacio colectivo de despedida, un lugar donde amigos, conocidos y vecinos expresaron el shock compartido.
Para muchos, la imagen del nene riendo en la hamaca sintetizó el desgarro que generó el crimen: la pérdida de una vida pequeña, luminosa, arrancada de manera brutal.
La comunidad de Huanguelén, golpeada por uno de los hechos más duros de los últimos años, acompañó en silencio y con una certeza: la memoria de Francisco quedará ligada, para siempre, a la inocencia de esa sonrisa que su abuelo quiso preservar en su homenaje.
