Muchos pensarán que la figura de Javier Milei (54) nada tiene que ver con el mundo de la moda, y que en su ocupada agenda gubernamental no hay espacio para un glamoroso desfile de alta costura, pero en la noche del lunes 12 de mayo de 2025, el presidente de los argentinos demostró que esto no es así.
Acompañado por Karina Milei, Patricia Bullrich, Guillermo Francos, Lilia Lemoine y Manuel Adorni, se ubicó en uno de los palcos de Señor Tango, en Barracas, para aplaudir las “Bodas de Oro” de Roberto Piazza, un show benéfico a favor de la Fundación Contra el Abuso Infantil. Hubo saludo desde el palco presidencial, un “te quiero, Javier” del diseñador, y hasta un momento de baile del Presidente al ritmo de Can’t Take My Eyes Off You.

¿La razón de su presencia y la de su comitiva? Un hombre: Roberto Piazza (66), el modista argentino que es nada más y nada menos que su gran amigo. En esta charla, el diseñador cuenta el detrás de bambanilas de ese vínculo.
El origen de la inesperada amistad: Un llamado que lo cambió todo
En marzo, Piazza estaba de gira con Tango Fashion por Los Ángeles, California, cuando se viralizó un recorte del Presidente del discurso de Davos. "Cuando vi el video -maliciosamente editado- en el que daba a entender que todos los homosexuales son violadores no me gustó porque yo soy víctima de abuso infantil y soy gay”, recuerda Piazza. "Además, a raíz de eso, me empezaron a insultar un montón de homofobicos que me decían cosas verdaderamente horribles". Como resultado, llamó a Amalia ‘Yuyito’ González y a Patricia Bullrich -que es amiga suya desde hace cuarenta años-, para decirles que no le gustó nada lo que dijo Milei.
Tres días después, recibió un llamado: “Me apareció en el celular ‘Javier Milei’ y yo dije: ‘A la mierda. ¿Qué le digo ahora?', porque yo no sabía qué me iba a decir”. Atendió. Hablaron una hora y cuarenta y cinco minutos por reloj. Y en esa llamada, cuenta, el Presidente le dijo: "Te pido perdón por todos los insultos que estás recibiendo; la culpa es mía", y también le marcó el tono que tendría su vínculo: "No me digas Presidente, decime Javier".
Antes de cortar -y de pedir que le manden el video completo sin editar-, Milei le dijo: "Cuando vengas, llamame y venite a cenar a la Quinta de Olivos". A los días Piazza volvió a Buenos Aires y lo llamó. Como resultado, fue con su esposo -"el Señor Walter", como lo bautizó el Presidente- a Olivos y desde entonces se ven cada quince días.

Roberto Piazza le cuenta a GENTE los detalles de sus encuentros
-¿Cada cuánto se ven? ¿Quiénes suelen estar?
-Me invita una vez cada 15 días -cualquier día de la semana que él está libre- a comer a la Quinta de Olivos. Yo voy con Walter, mi pareja, y siempre está Karina... Bueno, en su momento también coincidimos con Amalia (Yuyito González), cuando estaba en pareja con él, pero después se separaron, y ahora a veces está Lilia Lemoine.
-¿Conversan de política?
-No. Él quiere divertirse un rato y se ríe mucho. Yo también me río mucho con él, ¡muchísimo!
-¿De qué estilo de cosas charlan?
-Él me cuenta todas las intimidades de los periodistas, me cuenta a quién quiere, a quién no quiere, por qué lo dijo. También me cuenta intimidades, que algunas se pueden contar y otras no, y habla de economía, que yo no entiendo un carajo, pero me lo explica de una manera para que lo entienda. Es un tipo recontra inteligente. Lo escuchás y te quedás asombrado de la inteligencia y la rapidez que tiene para pensar, de los vericuetos que encuentra para resolver temas, y de las planificaciones que hace para llegar a un objetivo sorteando obstáculos tan complicados.
-¿Sentís que en persona es distinto a lo que se ve a través de las cámaras?
-Sí, se entiende distinto. Es que es otra cosa hablar en persona que dar un discurso por televisión enojado. Cuando yo estoy allá se ríe y no está enojado. Y si se enoja, Karina le dice: "Tranquilo, tranquilo" (Risas). Y yo le digo: "Comé, dormí, alimentate", y él me responde: "no duermo, no duermo y como mal". Hasta que me dice: "Bueno tía, bueno tía".

-¿Por qué te dice tía?
-Porque yo le digo que soy la tía. Como él es de la colectividad judía, y en la colectividad judía son como más cerrados, ¿no?, yo le digo "soy tu tía judía, yo te cuido como tía". ¡Hasta le regalé cremas de Just para cuidarle la piel! Le dije "usá cremas porque tenés la piel deshidratada". A lo que él me dice que se olvida, así que le digo a Karina "decile que las use porque él no se hidrata y se le va a deshidratar la piel". No, no, ¡lo que nos reímos!
-Entre charla y charla, ¿recorren la Quinta de Olivos?
-Sí, a veces me dice "vamos a pasear por el pasillo del ego", que es un pasillo que está de camino al comedor donde se realizó aquella famosa fiesta (N. de las R.: se refiere a la fiesta de cumpleaños de Fabiola Yáñez -la ex primera dama de la Nación Argentina- que se realizó en plena pandemia cuando estaban prohibidos los encuentros). Esa misma mesa gigantesca está tapada de papeles. Bah, la mitad tiene papeles y en la otra mitad nos sentamos a comer. ¡Una locura!
-Contanos más del ‘pasillo del ego’. ¿Qué es?
-Es donde él cuelga todos los cuadros que le regalan. Es más, yo le llevé un cuadro de un león que hizo Loreley Portas, una mannequin divina que pinta hiperrealismo, y lo colgó al toque. Ahí tiene unos cuadros increíbles, versiones artísticas de él que le regalan en el mundo, donde va, ¡y es una maravilla!, vos no te das una idea de los cuadros que hay. Y él ni siquiera los tiene en el escritorio, sino que los tiene en el pasillo de paso.


-Así como él te apodó "tía", ¿vos le decís de alguna manera en particular?
-Sí. Yo a él le digo "rey" o "el excelentísimo", que le hace reír con esa risa fuerte y estruendosa que tiene, y a Karina le digo "reina".
-¿Qué lugar ocupa Karina en esa dinámica?
-Es central. Baja tensiones en la mesa, organiza, sostiene. Conmigo es cariñosa y de mucho humor.
-¿Hablás del amor con Javier Milei?
-¡Por supuesto!, yo ahora a él, que está solterísimo, le digo "la novia te la voy a elegir yo. Mientras tanto vos salí con quien quieras porque no le debés nada a nadie". ¡Y se caga de risa! Él está convencido de que mi acción de marketing es fabulosa porque en el desfile que vino había 3.000 personas y 65 mannequins, y de las 65 mannequins, 30 querían que yo les presentara al Presidente, ¡cuando a él le gustan las chicas voluptuosas! No, lo que yo me río con él no te das una idea.
-Así como vos le llevaste el cuadro de la modelo, ¿vos también recibiste algún obsequio de él?
-Sí, tengo una estatua que me regaló la primera vez que fui a cenar a la Quinta Presidencial de Olivos. Le quedaban dos y me dijo: "Mirá, esta te la regalo a vos". Es que un artista plástico argentino le hizo 150 y él me regaló una. Son como bustos, como si fuera un prócer, y yo la tengo en mi escritorio, al lado de la virgen, el Martín Fierro y una foto de mi mamá.

Fotos: Gentileza Roberto Piazza
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