La autopsia del pequeño Valentino, el nene de dos años hallado sin vida en una plantación en Arturo Seguí, confirmó que la causa de muerte fue un brutal ataque animal. El informe forense reveló que el cuerpo presentaba múltiples heridas traumáticas, compatibles con mordeduras de perros.
Además de los hematomas, cortes y equimosis, los médicos legistas constataron la amputación parcial de ambos pabellones auriculares, lo que provocó un traumatismo encefalocraneano y un shock hipovolémico, cuadro que derivó en su fallecimiento.
A raíz de este resultado, la investigación cambió de rumbo: la causa quedó a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N°12 de Delitos Culposos, dirigida por el fiscal Fernando Padován. El giro responde a la posibilidad de que haya existido una conducta negligente por parte de los adultos responsables o de los dueños de los animales involucrados.

La Justicia imputó a los propietarios de tres de los cuatro perros que, según la investigación, habrían sido los responsables del ataque. El cuerpo del menor fue hallado entre plantaciones de berenjenas, a unos 500 metros de su hogar, tras un intenso operativo de rastrillaje en el que participaron policías, bomberos y vecinos de la zona.
La tragedia sacudió a la comunidad de Arturo Seguí, en las afueras de La Plata. Valentino era hijo de una familia de quinteros bolivianos que reside en la zona. El domingo por la tarde, mientras jugaba con sus hermanos mayores bajo el cuidado de su abuela, se alejó de la vista de los adultos. Al notar su ausencia, la familia dio aviso a la Policía. La búsqueda se extendió durante horas hasta que, ya de madrugada, encontraron su cuerpo sin vida.
Las ropas del niño, incluido el pañal, aparecieron esparcidas por distintos puntos del terreno. La escena fue desgarradora. De inmediato surgió la hipótesis de un ataque animal. En ese contexto, el foco se centró en un vecino que tenía cuatro perros, entre ellos un pitbull. El fiscal ordenó el secuestro de los animales y la toma de muestras para pruebas de ADN.
Pedro y Paulina, los dueños de los perros señalados, se defendieron ante la prensa: “Nunca pasó una cosa así, los perros sabían salir pero la gente nunca me dijo que los quisieran morder. Ladraban pero no mordían”. Además, expresaron: “El niño siempre salía con el perro que tienen, un rottweiler. Siempre estaba aquí yo para verlo”.

En cuanto a qué recuerdan del día de la tragedia, Pedro explicó: “Nosotros no estábamos acá. A las 17.30 salí yo, había ido a comprar pizza para mi hijo y cuando estaba volviendo por la ruta me llamaron diciendo que Valentino estaba perdido y vinimos rápido para buscarlo”.
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