"Que Dios me perdone, ojalá que a la tía la hayan matado y no que se la hayan llevado", recuerda haber dicho Hernán Feler durante la charla que tuvo con su hermano en la mañana del 7 de octubre de 2023. "Sí, se la llevaron", fue la respuesta que recibió.
Ese día, la vida del periodista deportivo cambió para siempre cuando se enteró de que una de las civiles que había secuestrado la organización terrorista Hamás en Israel era su tía, Ofelia Roitman. A partir de ese momento, y a pesar de no ser un especialista en política o cuestiones internacionales, aprovechó su trabajo como relator en TyC Sports y en D Sports Radio para alzar su voz.
Rápidamente, Ofelia se convirtió en la “tía de todos” y su liberación fue un momento que no sólo emocionó a su familia sino a gran parte de la Argentina. En una reciente charla con revista GENTE, Feler se sinceró al contar cómo se enteró del secuestro de su tía, cómo fue el momento en que decidió hacerlo público y cómo viven esta difícil situación los familiares de los secuestrados.

Cómo vivió Hernán Feler el 7 de octubre
En la mañana del 7 de octubre, Israel se despertó con un inesperado ataque de la organización terrorista Hamás por mar, aire y tierra en el que fueron asesinados alrededor de 1200 civiles y tomados 251 como rehenes, llevados a la Franja de Gaza. A las pocas horas de que todo comenzara, en el mundo entero se habló de lo que estaba ocurriendo en Medio Oriente.
Por su parte, Hernán se despertó ese día en Buenos Aires, para acompañar a su hija a un partido de hóckey, y recibió muchos mensajes en el chat de su familia hablando de lo que estaba ocurriendo en Israel. "Entonces le escribí a mi primo Pablo, que es con quien yo tuve contacto diario durante todo el secuestro de mi tía. Hasta ese momento no teníamos muy claro lo que pasaba", explicó el periodista deportivo.
"Mi primo me dice 'no sé mucho, ahora perdimos la comunicación con ella, pero creemos que puede ser por falta de internet, porque Israel cortó la luz o porque se quedó sin batería'. Yo todavía no descubro bien si él ya sabía y no me lo quiso decir, o si no lo sabía. Pero yo creo que tampoco tenía mucho dato él, porque tampoco se enteró a los diez minutos de que la habían secuestrado", detalló Feler.

-¿Cómo reaccionaron ante estas imágenes?
-No imaginábamos esto, estábamos preocupados, pero todavía no teníamos noción, no teníamos muy claro todo lo que estaba ocurriendo. En ese momento mis papás estaban de viaje, y mi hermano del medio también, entonces yo hablaba mucho con mi hermano más chico. Me acuerdo que yo le dije "espero que me entiendas lo que te voy a decir, y que Dios me perdone: ojalá que a la tía la hayan matado y no que se la hayan llevado". Y me dice "pienso lo mismo, pero no van a hacer ninguna de las dos cosas".
-¿Cómo fue el momento en que te enteraste del secuestro de tu tía?
-Mi primo durante un largo rato no me contestó. Después del partido mi hija, nos estábamos yendo para almorzar, me suena el teléfono y veo que era mi hermano, instantáneamente dije "me va a dar una mala noticia", porque no habíamos hablado por teléfono, nos habíamos escrito, entonces dije "algo pasó". Atiendo y antes de que me diga algo, le digo "no me digas que se la llevaron", y sentí que hizo un silencio, y me dijo "sí, se la llevaron". Me agarró un ataque, llanto, grito, me tiré al piso, me bajó la presión, tuvieron que llamar a la ambulancia del club. Horrible, un desastre.

Desde el momento en que Hernán Feler se enteró de lo que ocurrió en Israel el 7 de octubre, decidió alzar su voz
-Desde el principio vos te pusiste la causa al hombro, hablando del tema en las redes sociales y en los medios. ¿Cómo fue esa decisión?
-No recuerdo que haya un momento en que dije ‘voy a hacer esto’. Ese día yo tenía que relatar, y obviamente no pude ir porque estaba destruido. Recibí el llamado del director de la radio donde yo trabajo y del canal, diciéndome que yo tenía el apoyo, que me reintegre cuando lo considere y que tenían los micrófonos abiertos para decir lo que pensaba. Ahí me hizo un click, porque yo esa mañana había puesto un tweet, y las respuestas que recibí fueron tremendas, de antisemitismo, de nazismo, diciendo barbaridades contra los judíos, barbaridades de mi tía. Ese día dije "se murió Twitter para mí".

-¿Cómo decidiste qué ibas a hablar antes de los partidos de fútbol?
-Esa semana lo pensé y dije, durante tanto tiempo, como hincha, incluso como periodista, he visto que en las canchas salen los jugadores con pancartas hablando de diferentes luchas, y dije "no va a suceder que los jugadores salgan a hablar de este tema, entonces, ¿por qué yo, que tengo un micrófono, no lo puedo condenar y pedir por los secuestrados?". Entonces llamé al director de la radio, porque el primer partido que tenía era en la radio, le dije que tenía esa idea y me dijo que podía hacerlo. Nos pusimos de acuerdo en que yo iba a condenar a Hamás y pedir por mi tía y por los secuestrados, que no iba a entrar en política o hablar de si está bien o está mal. También tenía el apoyo de mis compañeros, los comentaristas. Y lo empecé a hacer en cada partido, y recibía, en líneas generales, buenas respuestas. Nunca dije dos discursos iguales, eran discursos pensados y elaborados, que yo los leía, porque sentía que tenía que prepararlo bien y no podía fallar en nada.
-¿Cuándo te diste cuenta del impacto de tus palabras?
-Hubo un partido entre Boca y Newells' que fui mucho más contundente, más enérgico, más punzante. Al otro día cuando me levanté, tenía un montón de mensajes de teléfonos de Israel, porque se había viralizado. Fue una locura, la gente me llamaba, me escribía, me agradecía, y pedían que no afloje, que lo siga haciendo después de que mi tía volviera. Y de hecho lo sigo haciendo, porque con el paso del tiempo sentí que tenía una responsabilidad como comunicador. Lo mío nació genuinamente del corazón, el motor fue mi tía, pero la causa era por todos. Era una causa que yo no podía abandonar porque mi tía volvió a su casa, nunca se me pasó por la cabeza. Hoy recibo mucho cariño, muchos premios, muchos reconocimientos, pero siempre digo que hubiese preferido seguir en el anonimato y que nadie me reconozca ni me agradezca nada. Pero había que hacer algo con lo que pasó.

-¿Tuviste algún problema por alzar la voz?
-No, de colegas no, por lo menos que me lo hayan manifestado no. El canal y la radio siguen dándome la libertad para poder seguir haciéndolo. También hoy elijo los momentos y los partidos, porque si no, el efecto también se pierde, de todos los días decir lo mismo. Sí recibí amenazas e insultos en las redes sociales. Me dicen "es impresionante que hayas hecho eso y no tengas miedo", pero yo siempre digo que tuve mucho miedo, cuando volvía a la noche de la radio miraba si estaban pintadas las paredes de mi casa, pero el miedo no me paralizó. Siempre miré películas del holocausto y decía, "¿cómo puede ser que no se rebelen sabiendo que los van a matar?". Entonces, si nos van a venir a matar, me van a matar diga o no diga, por lo menos que me maten porque estoy haciendo algo.
-Tuvo un gran impacto lo que dijiste…
-Una vez me preguntaron "¿vos sentís que ayudaste a que tu tía salga con todo lo que hiciste?". Y no, 100% no. No hay ninguna posibilidad que la hayan liberado por eso. Pero sí creo que ayudó a mucha gente que por ahí tenía un poco de temor, a perderlo y que digan "si él lo hace, yo también lo puedo hacer". Cuantas más voces seamos es mucho mejor, no siento que lo mío es más importante que otro, porque si fuese lo mío solo, seguramente no alcanzaría.
-¿Cómo viviste el apoyo de la comunidad argentina, siendo familiar de un secuestrado?
-Ser familiar es durísimo. Cuando mi tía todavía estaba secuestrada, se transformó en la tía de todos y eso me da mucha emoción, me conmueve mucho que pase eso. De hecho, cuando mi tía vino a Buenos Aires, hicimos una charla y vinieron 800 personas, porque la querían ver a mi tía, querían escucharla en primera persona. No hay secuestrados más importantes que otros, de ninguna manera, pero mi tía Ofelia se transformó en un símbolo de la lucha. Y la verdad que fue muy conmovedor, muy fuerte todo, muy difícil.

-Claro…
-Yo creo que hay mucha unión, pero necesitamos un poco más de compromiso. Lo que pasó es que hubo una masacre contra civiles, una masacre de una organización terrorista que desprecia a la vida, de los judíos primero y del resto de los que no son como ellos. Hoy no es momento de discutir de política, hoy tienen que volver todos a sus casas. Una vez que vuelvan los 59 secuestrados que faltan, debatimos lo que quieran y que paguen los que tengan que pagar. Pero acá mataron y secuestraron civiles, violaron, torturaron, quemaron, mutilaron, hicieron un desastre. Eso es lo primero que hay que condenar y yo veo gente que no condenó, que no dice nada y que hace silencio, y hace silencio porque son judíos, estoy seguro de eso. Pero como no podemos pedir que el mundo empatice con nosotros, porque ya arrancamos menos uno por ser judíos, lo que no puede pasar es que hagamos silencio los judíos. Esa es mi lucha. De hecho, a partir de todo lo que pasó, yo soy cofundador de la organización civil Juntos por Israel.
-¿Qué es Juntos por Israel?
-Vendría a ser como una fundación, que acompaña a las víctimas del ataque del 7 de octubre en Israel, en su camino de retorno a la normalidad, se enfoca en el bienestar psíquico y emocional siendo parte integral de su proceso de sanación.

-Cuando salen a la luz videos de los secuestrados, ¿cómo se maneja ese tema entre los familiares?
-Hay algunos que piden que se difundan, otros que piden que no, para mí eso es súper personal, de cada uno cómo lo vive y de las cosas que le pasan. Nosotros no tuvimos la oportunidad de que se viralice algo de mi tía Ofelia, no sé qué hubiésemos hecho. Igualmente, mi primo me contaba algunas cosas de mi tía, que yo sólo la podía compartir en el seno familiar, pero no podía viralizarlo. Entonces eso depende mucho de cada familia, de cómo lo viva y cómo lo sienta en ese momento.
-Durante las últimas semanas se estuvo hablando del último acuerdo con Hamás y las diferentes fases para la liberación de los secuestrados y la retirada de Israel de Gaza. ¿Qué opinan los familiares de los secuestrados?
-Los familiares de los secuestrados, como mucha gente en el mundo, quieren el regreso inmediato de los secuestrados. Pero lo quieren como prioridad, porque hay mucha otra gente que quiere que se termine con Hamás, y terminar hoy con Hamás implica correr el riesgo de no poder traer a los secuestrados a Israel. Entonces hay una disputa, porque además el paso del tiempo es durísimo, porque hace que te olvides, que normalices. Es una lucha, entre comillas, muy fuerte entre los que quieren que esto se termine ya y los que quieren que vuelvan primero los secuestrados. Yo creo que hay que acabar con Hamás, pero primero hay que esperar a que vuelvan los 59 a casa.
-¿Qué creés que ocurrirá si no se avanza con el acuerdo e Israel lucha por terminar con Hamás?
-Se podrá terminar con la organización terrorista Hamás, podrán desaparecer todos, pero la ideología está desperdigada por el mundo. Entonces eso va a ser difícil, acabar con todo eso. Pero con la organización terrorista Hamás hay que terminar, hay que acabar con todos esos asesinos.

El emocionante reencuentro de Hernán Feler con su tía Ofelia Rotiman tras su liberación
Ofelia Roitman vivió un infierno en manos de la organización terrorista Hamás. Sin embargo, a través de un acuerdo que hicieron con Israel, a finales de noviembre de 2023, la tía de Hernán recuperó su libertad, tras 52 días en cautiverio.

-¿Cómo fue el primer reencuentro con tu tía Ofelia luego de su liberación?
-El día de la liberación nosotros nos fuimos de la casa de mis papas a las 8 de la noche. Mi primo ya me había mandado un mensaje de que habían visto a mi tía, que estaba bien, que se abrazaron, que fue súper emocionante el reencuentro. Al otro día estábamos en mi casa almorzando con toda mi familia, estaba el novio de mi hija y estaba un amigo de mi hijo que había venido de vacaciones, éramos siete, y me llega una videollamada del teléfono de mi primo. Atiendo y estaba mi tía del otro lado, toda peinadita, toda arreglada, había vuelto a ser mi tía hasta el 6 de octubre. Nos llamó para saludarnos, fueron diez minutos de un monólogo de ella, los siete nos quedamos asombrados, perplejos de escucharla hablar, de cómo contaba todo, saludó a cada uno de nosotros. No pudimos seguir almorzando porque nos quedamos felices pero en shock, fue impresionante.

-¿Y cuándo se vieron por primera vez?
-Casi dos meses después de su liberación, en diciembre, recibí una invitación de la Organización Sionista Mundial para viajar a Israel. En su momento, con mi familia habíamos prometido que el día que la tía volviera íbamos a ir a visitarla. Mis hermanos no pudieron, pero yo viajé con mis papás. Si bien yo fui sin miedo a ese viaje, mientras volaba, antes de aterrizar en Tel Aviv, se me pasó como un pensamiento malo. Sentí que podían secuestrar el avión o que tiren un misil y que explote el avión, porque estaba llegando un avión a Tel Aviv.
-¿Cómo fue el reencuentro?
-Mis primos nos fueron a buscar al aeropuerto y nos fuimos directamente a lo de mis tíos, y ya estaba la televisión ahí, y otra persona que está haciendo un documental, como en la casa, esperando el reencuentro. Teníamos una ansiedad, teníamos unos nervios. Cuando estábamos caminando hacia la nueva casa que tiene mi tía, que es en un complejo, sentí que el primer abrazo tenía que ser de mi papá con su hermana y después de mi mamá con su hermana adoptiva. Entonces, yo me quedé atrás y verlos abrazarse fue como el regalo más lindo. Después la abracé yo, charlamos, fue espectacular. Aparte volver a ver a mis primos y a mi tío también, que sufrió muchísimo. Fue impresionante, un viaje distinto a los que me tocó en otras oportunidades ir a Israel, pero nada, fue como un poco cerrar todo el capítulo ese.
