El filicidio de Joaquín Ruffo, de 8 años, en Lomas de Zamora, sumó un dato clave: el último mensaje que su padre, Alejandro Ruffo, envió a su pareja antes de asesinar al niño.
“Hoy te vas, pero te vas sin nada”, escribió en un chat a Natalia Ciak, tras una fuerte discusión ocurrida esa mañana antes de dejarla en la parada donde tomaba la combi rumbo a su trabajo.
De acuerdo con el medio Mujeres Argentinas, la frase es considerada central en la investigación porque los fiscales la interpretan como una amenaza directa al bienestar del niño. Poco después, Ruffo continuó enviando mensajes a su esposa: “Está durmiendo; quedate tranquila. Hoy no voy a trabajar. Yo con él hago lo que quiero”.
Horas más tarde, la realidad quedó expuesta de la forma más brutal. Natalia regresó a su casa alarmada porque no podía comunicarse con su hijo y descubrió la tragedia: Joaquín había sido asesinado y Ruffo yacía agonizante tras intentar quitarse la vida.
El testimonio de Natalia Ciak tras el asesinato de su hijo
En una entrevista con Para Ti, Natalia relató cómo vivió el día del crimen y cuáles fueron los detalles que, en retrospectiva, cree que anticipaban la tragedia. "Jamás pensé iba a ponerle un dedo encima, de verdad. No, no. Yo no vi ninguna señal”, aseguró.
La mujer describió que su esposo nunca tuvo un vínculo cercano con Joaquín. “Nunca fue un padre amoroso ni que quisiera vincularse con Joaqui, y creo que tenía bastante celos de mi relación con él”, afirmó.
Según contó, hacía dos años que venía intentando separarse, aunque cada intento terminaba en promesas y presiones: “Me agarraba, me ponía contra una pared y decía ‘Yo voy a cambiar, perdoname. No lo hago más’”.
Natalia recordó que su hijo ya percibía la tensión cotidiana en la casa. “A su abuela le había dicho: ‘Mamá y papá pelean todos los días en mi casa’. Él ya estaba harto de esa situación. Ya no nos quería ni escuchar. Todo era adelante de Joaquín”, relató.
La madre del niño reconstruyó además los últimos meses de convivencia, en los que el matrimonio parecía haberse vuelto insostenible. “Hace un mes y medio tuvimos una discusión muy fuerte (yo ya estaba harta, y creo que él también) y le dije que me iba a ir, porque él sostenía que ésa era su casa”, explicó.
También comparó la relación de Ruffo con sus hijos: “Él tiene una hija de 20 años, que vive en Lanús. Me mudé desde Florida para que mantuviera ese vínculo, pero con el tiempo vi que era prácticamente nulo, como el que tuvo con Joaquín. Aunque en su matrimonio anterior fue un hombre que tomó sus cosas y se fue. Acá se obsesionó, no soportó otro quiebre”.
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