Después de casi cinco días de incertidumbre, angustia y búsqueda incesante, la historia de Nahir Pino tuvo un desenlace esperanzador. La adolescente de 16 años, oriunda de Villa Carlos Paz, había desaparecido el miércoles 25 de junio, generando una gran conmoción en Córdoba y en todo el país. Pero afortunadamente, este lunes, pasadas las 13.00, fue localizada en buen estado de salud en la ciudad de La Falda por personal policial.
La noticia fue confirmada por fuentes oficiales y rápidamente replicada por los medios locales. Fue el Departamento de Investigaciones Criminales de la Departamental Punilla quien, tras intensas tareas de rastreo e inteligencia, logró dar con el paradero de la menor. Afortunadamente, Nahir estaba consciente y no presentaba lesiones visibles al momento de ser hallada.
Desde el momento en que se reportó su desaparición, las autoridades activaron todos los protocolos correspondientes para casos de menores extraviados. Hubo rastrillajes, operativos especiales y difusión masiva de su imagen en redes sociales y portales de noticias.
Vecinos y familiares se movilizaron con un único objetivo: encontrar a Nahir. Y fue su madre, Vanesa Busto, quién más hizo por encontrarla. "Lo único que quiero es que vuelva a casa. Está en peligro. Tiene que estar con su familia", había dicho la mujer en diálogo con TN.

Según el parte oficial, la joven fue trasladada a un centro médico para realizarle una evaluación y luego fue puesta a disposición de las autoridades competentes, tal como lo indica el protocolo. También se tomó contacto con su familia, que durante todos estos días había mantenido la esperanza de volver a abrazarla.
Si bien aún no trascendieron detalles sobre las circunstancias en las que fue encontrada ni sobre los motivos de su desaparición, se supo que las autoridades continuarán investigando para esclarecer el caso y determinar si hubo participación de terceros o si se trató de una ausencia voluntaria.
Vale aclarar que Nahir se había ido de su casa sin el permiso de su madre pero, con el correr de las horas se había comunicado con ella para avisarle que estaba bien pero necesitaba 10 mil pesos. Entonces, siempre según el relato de la mujer, ella le pidió que le pasara la ubicación para ir a buscarla.
Sin embargo, la conversación tomó un giro abrupto e inquietante. Después de un breve “esperá, má” por parte de Nahir, una voz masculina intervino en la llamada. Vanesa no pudo discernir si la voz pertenecía a un adulto o a un joven.

“No sé quién era. Desde ese momento no me volvió a atender”, expresó con profunda angustia la Vanesa, la mamá de la adolescente. Este último y preocupante contacto se produjo el domingo a las 14 horas.
Desde entonces, el silencio es absoluto. No hubo más mensajes ni llamadas, lo que encendió las alarmas y reforzó la sospecha de que Nahir podría no estar actuando por su propia voluntad.
En un contexto donde cada desaparición genera un enorme despliegue mediático y social, este tipo de finales traen algo de alivio en medio del miedo. La aparición con vida de Nahir Pino devuelve algo de fe y pone de manifiesto la importancia de actuar con rapidez, organización y compromiso cuando se trata de proteger a nuestros adolescentes.
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