Alexis Nicolás Acuña todavía habla con dificultad. Sin embargo, este viernes en exclusiva, le contó Revista GENTE el drama de su vida. Es que a comienzos de mes, su historia cambió para siempre: fue brutalmente atacado a traición por un compañero mientras entrenaba en un gimnasio de Carmen de Areco. Hoy, con la cara partida en tres partes, sin trabajo, sin obra social y a la espera de una compleja cirugía facial, el instructor de kickboxing atraviesa horas desesperantes.
“El potencial asesino y psicópata ese anda suelto todavía en el pueblo. Seguro a la espera de que se enfríe el caso y volver a atacar a alguna víctima. Conmigo ya somos 3 los que recibimos una golpiza traicionera en la que provocó múltiples quebraduras en el rostro”, denunció Acuña, sin ocultar el miedo que siente.
El ataque no solo le dejó graves lesiones físicas. También lo obligó a frenar su carrera deportiva justo cuando estaba por dar un paso clave. Alexis se estaba preparando para su debut profesional en la disciplina, un objetivo que hoy veía completamente lejano. “Yo sigo con dolores en la cara, mareos, sin poder abrir bien la boca, y super débil. Al no poder comer bien no me estoy alimentando”, explicó.
La situación se volvía todavía más angustiante por el temor constante. “Encima vivo con miedo porque este traidor me anda buscando y sé que el padre de él tiene armas largas, cortas y también balas, así que mi familia y yo vivimos con miedo”, aseguró, en uno de los pasajes más crudos de la entrevista.
A la espera de una cirugía facial clave para su recuperación, Alexis también enfrentaba un problema económico urgente. “Desde el hospital de Areco, cuando me dieron el alta porque no podían trasladarme porque no tengo obra social, me dijeron que me vuelva más adelante, que ellos iban a sacarme el turno en el Hospital de San Nicolás para la operación, pero todavía no tengo fecha ni sé cuánto es lo que voy a necesitar para los gastos”, contó.
El cierre de su testimonio resumió el drama que atraviesa. “Por eso es que necesito que me den una mano para poder costear los gastos. Yo soy un deportista que estaba ya a punto de debutar profesionalmente en la disciplina en la que me destaco y ahora no puedo nada: ni entrenar, ni trabajar. Gracias que puedo caminar, porque vivo mareado, débil. No puedo comer bien, ni morder: todo líquido tengo que consumir o en papilla”, relató.
Mientras su agresor, identificado como P.P., sigue prófugo, Alexis Acuña lucha una pelea mucho más dura que cualquier combate arriba del ring: recuperarse, proteger a su familia y volver a ponerse de pie después de una agresión que, según sus propias palabras, pudo haberle costado la vida.
