El Corvette es mucho más que un automóvil: es el deportivo americano por excelencia y uno de los modelos más emblemáticos de Chevrolet desde su lanzamiento en 1953. A lo largo de más de siete décadas, este modelo ha sabido reinventarse una y otra vez, adaptándose a los cambios de la industria sin perder su esencia. Desde los primeros roadsters de la posguerra hasta el actual C8 de motor central, cada generación marcó un hito en diseño, tecnología y desempeño.
En ese camino evolutivo, Chevrolet presentó dos prototipos que proyectan cómo podría lucir el Corvette del futuro: el CX Concept y el CX.R Vision Gran Turismo. Aunque no están destinados a la producción, estos modelos funcionan como ejercicios de diseño y tecnología que marcarán el rumbo de la marca en los próximos años.
El Corvette CX se plantea como un deportivo concebido sin limitaciones de producción, diseñado tanto para la pista como para la calle. Mantiene rasgos característicos de la saga -como la trompa afilada, las ópticas dobles traseras y la línea lateral bien definida-, pero introduce un lenguaje más futurista y aerodinámico.
Su sistema de propulsión lo ubica en la frontera tecnológica: es un superdeportivo eléctrico con cuatro motores, uno por cada rueda, capaces de generar en conjunto más de 2.000 caballos de fuerza. Gracias a la vectorización de torque, puede ajustar de manera independiente la entrega de potencia en cada rueda para maximizar el agarre en cualquier condición.
La batería de 90 kWh está integrada al chasis, lo que mejora el reparto de pesos y reduce el centro de gravedad. En paralelo, la aerodinámica activa juega un rol decisivo: incorpora un sistema de ventiladores que genera carga aerodinámica al succionar aire a través de la carrocería. Este recurso se complementa con un difusor delantero y un alerón trasero móviles, que se ajustan automáticamente según el estilo de conducción.
El interior refuerza la idea de innovación. El acceso se realiza mediante una cúpula de inspiración aeronáutica que se abre hacia adelante, mientras que el parabrisas actúa como pantalla envolvente con información de telemetría en tiempo real. Los asientos deportivos, acabados en textil rojo “Inferno Red” y fibra de carbono, están diseñados para resistir las fuerzas de aceleración lateral en curvas de alta velocidad.
El segundo prototipo, el CX.R Vision Gran Turismo, lleva la idea del CX a un terreno más extremo: el de la competición. Diseñado en paralelo para el videojuego Gran Turismo 7, es la visión de Chevrolet sobre cómo podría ser un Corvette de carreras en los próximos años.
Su carrocería, más baja y con mayor carga aerodinámica, se combina con un esquema de alerones activos y una reducción de peso significativa. La clásica decoración amarilla y negra rinde homenaje a los Corvette GT que han competido durante más de dos décadas en campeonatos internacionales de resistencia.
En el interior, todo está orientado a la función: tablero en fibra de carbono cruda, butacas de competición con refuerzos cervicales y materiales de alto rendimiento.
A nivel mecánico, el CX.R introduce un planteo híbrido: combina un V8 biturbo de 2.0 litros en posición central, capaz de girar hasta 15.000 rpm y generar 900 caballos con e-fuel renovable, junto con tres motores eléctricos. En total, el conjunto alcanza alrededor de 2.000 caballos, transmitidos a las ruedas mediante una caja de doble embrague de ocho marchas.
Aunque la marca remarca que no habrá producción en serie de estos modelos, la historia del Corvette demuestra que muchos de sus concepts han terminado influyendo en las generaciones posteriores. Elementos que parecían demasiado radicales en su momento fueron incorporados a los modelos de calle, como sucedió con los C7 y C8.
En ese sentido, no resulta descabellado imaginar que tecnologías como la aerodinámica activa, los displays envolventes o la arquitectura de múltiples motores eléctricos puedan trasladarse a futuros Corvette de producción.
