El lujo automotriz suele estar asociado a motores imponentes, tapizados exclusivos y tecnología avanzada. Lexus, la marca de lujo de Toyota, decidió ir un paso más allá y darle un nuevo sentido al concepto con el Lexus Glam LX, un SUV que abandona la lógica tradicional para convertirse en un verdadero camarín rodante, pensado para quienes entienden que prepararse es parte esencial del ritual de cualquier gran aparición.

El vehículo irrumpe con un aspecto que parece salido de un desfile de moda: la carrocería luce un tono perlado que cambia según la luz, adornada con emblemas facetados como si fueran joyas. Por dentro, la puesta en escena es aún más audaz, con cuero rosa y blanco cosido a mano, detalles de seda, mohair y hasta incrustaciones de piedra. No es un simple habitáculo, sino un espacio que respira sofisticación y un guiño al mundo de la alta costura.
La verdadera sorpresa aparece cuando se descubre el interior funcional. El baúl deja de ser un lugar para equipaje y se transforma en un vestidor completo, con espejos iluminados y espacio para cambiarse en privado.
En la parte delantera, el copiloto encuentra una pequeña estación de manicure lista para un retoque exprés antes de cualquier gala. La segunda fila, por su parte, se reinventa en un estudio de maquillaje profesional, con luz natural simulada, bandejas de piedra para apoyar productos y un espejo de tamaño completo que desciende desde el techo como si fuera un accesorio de escenario.

Cada rincón del Glam LX fue diseñado para cumplir un rol en esta fantasía sobre ruedas. Hay compartimentos escondidos para herramientas de peinado, enchufes para conectar cualquier dispositivo, un refrigerador que mantiene frescos los cosméticos y hasta un espacio iluminado especialmente para guardar bolsos. Lexus entendió que, para muchos de sus clientes, el auto puede ser más que un medio de transporte: puede convertirse en una extensión de su estilo de vida.
El Glam LX no llegará a los concesionarios como un modelo de producción en masa. Es un concept car que deja claro hacia dónde quiere ir Lexus en su diálogo con nuevas generaciones de consumidores. La marca no habla de caballos de fuerza ni de cifras técnicas, sino de experiencias, de la posibilidad de usar un SUV como un backstage íntimo donde la preparación se convierte en espectáculo.

Al presentarlo, la propia Lexus lo definió como un símbolo de “autoexpresión” y un nuevo capítulo en su historia. El mensaje es claro: el lujo ya no se mide únicamente en materiales o tecnología, sino en la capacidad de generar momentos memorables. Con el Glam LX, la alfombra roja empieza en la entrada de casa y continúa dentro del vehículo, antes incluso de llegar al evento.
Lo que propone Lexus con este proyecto no es solo un guiño extravagante al mundo de la moda y el entretenimiento. Es también un recordatorio de que el automóvil, en pleno siglo XXI, puede reinventarse como un escenario en movimiento. El Glam LX es, en definitiva, una metáfora de los tiempos: vivir la vida como si siempre hubiera un reflector encendido.


