El Fantasti-Car ha vuelto. Y lo ha hecho con estilo. En Los 4 Fantásticos: Primeros Pasos, la nueva entrega cinematográfica del equipo de superhéroes de Marvel, el legendario vehículo diseñado por Reed Richards ocupa un lugar central en la estética retrofuturista que domina la película. Pero lo que llamó poderosamente la atención de los fanáticos del diseño automotor es que su silueta, proporciones y espíritu evocan claramente a un modelo muy real: el Ford FX Atmos, un concept car presentado en 1954 que parecía haber quedado atrapado en una cápsula del tiempo.

Este guiño no es casual. En una era donde los estudios de Hollywood buscan resonar tanto con la nostalgia como con la innovación, el nuevo Fantasti-Car funciona como un símbolo de ambas cosas. Y en el camino, revive uno de los prototipos más extravagantes y visionarios de la historia del automóvil estadounidense.
En pleno auge de la carrera espacial, los fabricantes de automóviles no se quedaban atrás en la exploración de nuevos horizontes. Así surgió el Ford FX Atmos, una propuesta de diseño extremo pensada más como una declaración de principios que como un auto funcional. Su presentación tuvo lugar en el Salón del Automóvil de Chicago de 1954, y desde entonces quedó grabado en la memoria de los entusiastas por sus características futuristas.
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Con una cabina en forma de cápsula acristalada, un diseño centralizado para el conductor y dos asientos traseros, el FX Atmos desafiaba cualquier convención. Los faros y guardabarros delanteros simulaban tomas de aire de un estatorreactor, mientras que los alerones prominentes y las luces traseras con forma de escape de cohete reforzaban el vínculo visual con la aviación supersónica.

El volante estaba reemplazado por empuñaduras dobles, y el tablero incorporaba una pantalla de radar pensada para mostrar información del camino. Todo era excesivo. Todo era deslumbrante. Y, en cierto modo, todo eso reaparece ahora en el cine.
En la reciente película dirigida por Matt Shakman, el nuevo Fantasti-Car aparece como una suerte de reinterpretación funcional de aquel prototipo de Ford. La cúpula de cristal sigue ahí, aunque adaptada a una carrocería más amplia, pensada para transportar al cuarteto de superhéroes con mayor comodidad. También se mantiene el impactante frontal, que seguramente haría colapsar a cualquier técnico de pruebas de choque moderno, y las formas aerodinámicas marcadas por la estética del jet age.

Pero lo más interesante es cómo esta versión conserva la modularidad del vehículo clásico de los cómics: se divide en cuatro secciones independientes, permitiendo que cada miembro de los Cuatro Fantásticos actúe por separado. Esta característica, que debutó en la historieta Fantastic Four #3 de 1962, fue concebida por Stan Lee y Jack Kirby como una metáfora visual del trabajo en equipo y la autonomía de sus personajes. En esta adaptación cinematográfica, se retoma el concepto con fidelidad, pero bajo un prisma visual muy marcado por el diseño industrial de mediados del siglo XX.
A lo largo de más de seis décadas, el Fantasti-Car ha mutado múltiples veces. Desde su aparición inicial con forma de bañera voladora hasta su conversión en nave espacial o en cápsulas individuales, el vehículo ha sido siempre una extensión de la creatividad tecnológica de Reed Richards, alias Mr. Fantástico. En los cómics, incluso hubo una versión llamada Rosebud II, un trineo de viaje temporal que transportó al equipo junto con Thor e Iron Man a través de una burbuja espacio-temporal.

Durante los años 70, el diseño del Fantasti-Car adoptó una silueta más robusta y militarizada, mientras que en el universo Ultimate (una línea narrativa alternativa de Marvel), el vehículo fue motivo de burla entre los propios miembros del equipo por su nombre y su extravagancia.
Aunque por ahora solo exista en la ficción, el Fantasti-Car plantea una pregunta interesante: ¿hasta qué punto la industria automotriz podría volver a abrazar ideas audaces como las del FX Atmos? Hoy, con autos eléctricos, conducción autónoma y conceptos como el V2L o los HUD proyectados sobre el parabrisas, algunas de aquellas fantasías de 1954 están más cerca que nunca de materializarse.
Pero mientras eso sucede, el Fantasti-Car seguirá siendo lo que siempre fue: una expresión de libertad, invención y estilo, tanto en las viñetas como en la gran pantalla.

