En un galpón italiano donde todavía se habla en voz baja y se trabaja despacio, Totem Automobili acaba de terminar su creación número dieciséis. No es un número redondo ni una edición aniversario. Justamente por eso importa. Se llama Amelie y es el nuevo GT Eléctrico del programa GT Series, una saga artesanal que se mueve lejos de las modas y bastante más lejos todavía del marketing ruidoso que suele rodear a los autos eléctricos.

Desde hace años, la firma italiana construyó una reputación singular en el universo de los restomods eléctricos de alta gama. Su receta es incómoda para algunos: aceptar que la electricidad no reemplaza la emoción de un motor térmico, pero explorar qué tipo de emoción distinta puede ofrecer.
El Amelie nace como homenaje. Y no a una persona, sino a un lugar. Su carrocería luce una librea metalizada Lagoon Teal, desarrollada especialmente por Totem como referencia directa a Venecia, la ciudad de origen de la marca. No es un verde genérico ni un guiño turístico: es un color pensado para cambiar según la luz, como el agua de los canales al atardecer.
A ese tono se suma un embellecedor de bronce satinado, que aporta contraste sin estridencias, y un paquete ampliado de fibra de carbono mate. La novedad está en el tejido: por primera vez, Totem combina su trama clásica con un patrón de espiga inédito en un GT eléctrico. Es un detalle casi invisible para quien mira rápido, pero fundamental para quien entiende que en estos autos la textura importa tanto como la forma.

Puertas adentro, el Amelie se permite algo que muchos eléctricos modernos han abandonado: calidez. El habitáculo está tapizado en cuero Nappa Marrón Trufa, con un patrón de pata de gallo desarrollado a medida. No hay minimalismo frío ni pantallas omnipresentes dominando la escena. Hay materiales, costuras y una idea clara de confort emocional.
El capricho -si es que puede llamarse así- llega con un detalle que define el espíritu del proyecto: a pedido del cliente, Totem integró un humidor para puros, fabricado con los mismos materiales que el interior.

Aunque Totem evita el exhibicionismo técnico, el Amelie introduce una de las soluciones más interesantes vistas hasta ahora en la serie GT Electric. Se trata de un sistema de suspensión electrónica desarrollado junto a ORAM, una empresa de Como especializada en componentes deportivos.
La particularidad no es solo su sofisticación, sino su enfoque: permite ajustar de manera independiente el comportamiento del eje delantero y el trasero. Es una característica poco común en autos de calle, pensada para adaptar la respuesta dinámica al estilo de conducción del propietario.
No se trata de buscar el “mejor seteo” universal, sino el correcto para quien está detrás del volante. Una idea coherente con la filosofía Totem: cada auto es único porque cada cliente también lo es.

En un contexto donde muchas marcas eléctricas hablan de disrupción, Totem elige otra palabra: continuidad. El Amelie no pretende convencer a nadie de que el futuro es eléctrico. Tampoco quiere borrar el pasado. Simplemente demuestra que existe una tercera vía: la del objeto artesanal, personalizado, construido con tiempo y convicción.
Este decimosexto GT Eléctrico no es un punto de llegada. Es otro capítulo. Uno más en una historia que se escribe a baja velocidad, con olor a cuero nuevo y una mirada crítica sobre la electrificación entendida como dogma.
En un mundo obsesionado con lo inmediato, Totem Automobili sigue apostando por algo cada vez más raro: el valor de lo bien hecho.


