El futuro del diseño automotriz parece cada vez más dispuesto a dialogar con otros mundos, y el último ejemplo de esta tendencia llegó desde Los Ángeles. Allí, Hot Wheels y Mercedes-Benz presentaron una colaboración tan inusual como simbólica: una reinterpretación del Mercedes-Benz CLA que combina el lenguaje del lujo con la estética lúdica de la marca de miniaturas más famosa del planeta.

El evento se realizó en el reconocido taller Race Service, un espacio donde confluyen arte, motorsport y cultura digital. No fue casualidad: desde ese mismo estudio se producen los cascos personalizados de Daniel Ricciardo y las imágenes oficiales de Ferrari en la Fórmula 1, dos referentes del automovilismo moderno.
Bajo el lema “Jugar más allá de los límites”, ambas marcas propusieron un ejercicio de diseño que busca borrar las fronteras entre la ingeniería de precisión y la creatividad infantil.
La maqueta presentada -una versión del CLA reinterpretada al estilo Hot Wheels- se suma a la serie “Class of Creators”, un programa de Mercedes-Benz que convoca a distintos referentes del diseño, la moda y la cultura para reimaginar sus modelos desde perspectivas no convencionales.

El CLA de Hot Wheels no pretende ser un prototipo funcional ni un concept car tradicional. Es una obra de diseño experimental que adopta los códigos visuales del universo juguetero: colores vibrantes, llamas decorativas, trazos exagerados y una mezcla de estilos que combinan lo retro y lo futurista.
Aunque pueda parecer anecdótica, esta colaboración refleja una tendencia más amplia: la convergencia entre la industria automotriz y la cultura del entretenimiento. En los últimos años, fabricantes como Porsche, Lamborghini o Nissan han trabajado con estudios de videojuegos o marcas de moda para expandir su identidad más allá de los autos. En este caso, Mercedes-Benz se asocia con Hot Wheels para acercar su diseño a públicos más jóvenes y reforzar su presencia en el imaginario popular.

Lo que hace interesante esta unión no es solo su estética llamativa, sino el mensaje que transmite. En un contexto en el que el diseño automotriz busca adaptarse a los valores de sostenibilidad, tecnología y conectividad, esta colaboración recupera un componente esencial: el juego como fuente de innovación.
Hot Wheels ofrece una mirada emocional, casi artesanal, sobre el objeto automóvil. Y Mercedes-Benz, al permitir esa reinterpretación, demuestra una apertura cultural poco común en la industria del lujo. El resultado es una maqueta que no busca vender un vehículo, sino reivindicar la imaginación como motor del diseño contemporáneo.


