Inspirada en la histórica BMW R 80 G/S, la moto que a comienzos de los ‘80 cambió la forma de entender las enduro de gran cilindrada, la nueva BMW R 12 G/S toma ese punto de partida y lo traduce a un producto moderno, sin excesos tecnológicos ni pretensiones extremas. Es una BMW que prioriza sensaciones, versatilidad y coherencia.

A nivel estético, la referencia es inmediata. La R 12 G/S remite sin rodeos a la R 80 G/S: líneas simples, carenado compacto, ruedas de rayos, asiento plano y una silueta limpia que evita adornos innecesarios. No es una moto recargada ni busca impactar desde lo visual; su atractivo está en la proporción y en la identidad.
Ahora bien, no se trata de una recreación literal. BMW trabajó el diseño con criterios actuales, logrando una moto que se ve compacta, equilibrada y fácil de manejar. Es una enduro retro que puede convivir sin problemas con la ciudad, la ruta y los caminos de tierra, sin sentirse fuera de lugar en ninguno de esos escenarios.
El corazón de la R 12 G/S es el clásico motor bóxer, una configuración inseparable de la historia de BMW. En este caso, se trata del impulsor de 1.170 cm³ refrigerado por aire y aceite, que entrega 109 hp y 115 Nm de torque a 6.500 rpm.
Más allá de los números, lo que define a este motor es su comportamiento. La entrega de par desde bajo régimen, la suavidad de funcionamiento y el carácter del bóxer lo convierten en un aliado ideal para una moto de espíritu aventurero. Empuja con decisión, pero sin brusquedades, y permite un manejo relajado tanto en ruta como fuera del asfalto.
La transmisión por cardán refuerza esa lógica de uso práctico y duradero. Menor mantenimiento y mayor confiabilidad son parte del ADN de este conjunto mecánico, que apunta más a sumar kilómetros que a buscar prestaciones extremas.

BMW eligió un cuadro tubular de acero rígido, una solución clásica que prioriza el tacto y la previsibilidad en el manejo. La R 12 G/S no busca esconderse detrás de la electrónica ni de estructuras complejas: su planteo es directo y honesto.
Las suspensiones acompañan esa filosofía. Adelante, una horquilla invertida ajustable con 210 mm de recorrido; atrás, un sistema Paralever regulable con 200 mm. El conjunto ofrece un buen compromiso entre confort y control, permitiendo circular con soltura en caminos rotos, ripio o asfalto en mal estado, sin perder estabilidad en ruta.
La posición de manejo es otro de los puntos fuertes de la R 12 G/S. El asiento plano facilita los cambios de postura, los posapiés dentados aseguran buen agarre cuando se conduce de pie y el amplio ángulo de dirección mejora el control a baja velocidad y en maniobras cerradas.
Todo está dispuesto para que el piloto se sienta cómodo y tenga margen para moverse, algo clave en una moto que invita a salir del asfalto. No hay una postura forzada ni una ergonomía extrema: el planteo es simple y efectivo.

En línea con su concepto, la R 12 G/S ofrece un nivel de equipamiento acorde a los tiempos actuales, pero sin convertir la tecnología en el eje del producto. Las ayudas están presentes, pero no dominan la experiencia. La conducción sigue siendo el centro.
BMW entendió que el público de esta moto busca una conexión más directa con la mecánica y el entorno. Por eso, la tecnología acompaña, pero no abruma ni distrae.
La R 12 G/S ocupa un lugar particular dentro de la gama BMW. No reemplaza a las GS tradicionales ni pretende hacerlo. Se posiciona como una alternativa para quienes buscan una moto con identidad clásica, uso real y una mecánica probada.
En un mercado donde la nostalgia gana valor cuando es auténtica, esta BMW logra un equilibrio interesante entre pasado y presente. Recupera el espíritu original G/S y lo adapta a un formato moderno, accesible y disfrutable.
No es la moto más tecnológica ni la más extrema del segmento. Pero sí una de las más coherentes. Y eso, en estos tiempos, no es poco.


