Este domingo 28 se cumplen dos meses de la triste muerte de la boxeadora argentina, La Locomotora Oliveras, a los 47 años, tras sufrir un ACV isquémico y permanecer dos semanas internada en terapia intensiva en el Hospital José María Cullen, de Santa Fe.
En ese contexto, GENTE conversó con Ana Devin, actriz de En el barro, con quien la famosa boxeadora compartió horas, días y meses de ensayo, rodaje, charlas y entrenamiento físico. "Si me veía sentada un segundo, me decía: 'Ya te pones a entrenar, a entrenar'", recuerda la también bailarina y cantante de la banda Ramen.
Devin, quien trabajó con La Locomotora durante las dos temporadas de la serie, brindó detalles de la continuidad de su personaje. Aunque no puede spoilear los detalles, aseguró que Cachete tendrá un mayor protagonismo y que las escenas más desafiantes entre su personaje y Rocky (La Locomotora) sorprenderán, ya que, si bien fueron grandes amigas en la primera entrega, en la segunda temporada van a ser grandes rivales.

-¿Cómo fue la recepción de tu personaje, Cachete, y qué te atrajo de él?
-La verdad es que la recepción fue increíble, una grata sorpresa. Hay un gran fandom de mujeres a las que les gustó muchísimo este personaje de Cachete. En su mayoría lesbianas o queer. La experiencia fue maravillosa, ya que interpretar este tipo de personajes que son como los villanos en series así es muy divertido. Alimenta esa parte oscura de la actriz que necesita expresarse.
-En la primera temporada fuiste dupla de La Locomotora Oliveras. ¿Cómo influyó ella en la construcción del personaje y cuánto se potenciaron en escena?
-El desarrollo de mi personaje junto a La Locomotora Oliveras fue bastante especial porque lo fuimos construyendo mientras iba sucediendo. Fue difícil la parte física, sobre todo en las peleas y las coreografías de los golpes, especialmente porque al lado tenía a una persona como La Locomotora, que es seis veces campeona mundial de boxeo. Nos fuimos inspirando en vivencias y cosas que nos contaron, y contamos con la ayuda de los directores, Alejandro (Ciancio) y Estela (Cristiani), para interpretar estos dos personajes que tienen muchísima rudeza y violencia dentro de la serie.

-Antes de la serie, ¿conocías a La Locomotora? ¿Cómo recordás la experiencia de trabajar con una figura tan icónica?
-No la conocía de antes, solo conocía sus videos y lo que hacía en las redes. Ella siempre nos ha motivado a todos a salir adelante, a no quedarse atrás. Cuando la conocí, para mí fue y sigue siendo icónico haber trabajado con ella. Mi experiencia fue súper grata. Éramos muy distintas porque veníamos de mundos diferentes, pero a la vez éramos muy complementarias en escena, sobre todo por las alturas y con la rudeza que tenemos ambas. Algo que tengo muy marcado, es que La Locomotora me veía sentada un segundo y me decía: "Ya te pones a entrenar, a entrenar". Estuve entrenando con ella durante las dos temporadas, aprendiendo mucho sobre boxeo. Mis anécdotas son maravillosas y la recuerdo con mucha nostalgia.
-¿Qué nos podés adelantar sobre cómo sigue la relación entre Cachete y Rocky en la segunda temporada?
-No puedo spoilear mucho, pero sí puedo decir que tenemos un mayor desarrollo narrativo en la segunda temporada. Ella va a seguir participando de este fenómeno que es En el barro. Si bien en un inicio éramos amigas, en la segunda temporada vamos a ser grandes rivales.
-La Locomotora Oliveras estaba debutando como actriz, ¿cómo vivió ella esa experiencia?
-Sí, La Locomotora me preguntaba todo. Ella estaba en Disney, viviendo una experiencia maravillosa. Preguntaba: "¿Y ahora qué pasa? ¿Y ahora qué viene?". Lo vivió de una manera muy especial y estaba muy entusiasmada por el estreno y por lo que venía para su personaje. Su personaje, que se llama Rocky, es muy parecida a ella, lo cual es muy significativo. Ella estuvo muy atenta al desarrollo y a la construcción del mismo; ya la vieron en la primera temporada y lo que hace es espectacular. La extrañamos todos los días.
Ana Devin y la complicada vida de una artista

-¿Cómo te encontró económicamente En el Barro? ¿Estabas en un momento estable?
-No, el año pasado sí, cuando empezamos a grabar. Era un momento muy estable porque estaba haciendo Rent, Bloody Tango, En el Barro, y estaba en auge con todos mis otros trabajos. Pero este año sí, este año se hizo difícil, hace más o menos 6 meses que está difícil. Me encontró en un lugar muy choto, la verdad. Pero bueno, nada, vamos a ver qué pasa, vamos a ver qué sucede. Yo siempre con desafíos, ¿viste?
-La repercusión en cuanto a fans se dio positiva, pero, ¿en cuanto a trabajos?
-En laburos, no. Todavía no. Yo creo que espero que pase un tiempo y lleguen buenas propuestas. Es lo que todos queremos. Yo también soy una actriz súper versátil, hago un montón de cosas, canto, actúo.
-Bueno, hace rato que tenés una banda, estabas en Rent, musicales, con buena actuación.
-Sí, es como que hay un abanico de posibilidades. Así que, nada, expectante a los nuevos trabajos y las nuevas propuestas.

-¿Cómo llegó el arte a tu vida?
-El arte siempre estuvo, siempre, siempre, siempre bailé. Me mandaron siempre a bailar danzas de todo tipo. Después, no sé, tocaba la guitarra en la misa y cantaba en la misa en un colegio católico.
-¿Pero ya ahí tenías tatuajes y demás, o todavía no?
-No, no, no. Yo me empecé a tatuar más cuando nació mi hija, como que mi personalidad se empezó a forjar con el nacimiento de Dona. Dije: "Bueno, ya está, soy esto, me voy a tatuar, soy lo que creo". Tuve mucho empoderamiento. Ser madre me empoderó y también como que me cerró el ciclo de decir: "Bueno, si yo soy artista y tengo talento, voy a defender este talento y este artista, y voy a ganar dinero real con esto". Por momentos estuvo buenísimo, pero sigo apostando, sigo creyendo, me sigo tirando al vacío.
-¿Será esa la vida de un artista?
-Yo creo que sí. Hay artistas que tienen mucha suerte y otros que la viven apostando.
-Hablaste hace rato de que te empoderó ser madre y te ayudó como a mostrarte tal cual y hacer las cosas. ¿Antes sentías que estabas viviendo como enfrascada en lo que se esperaba de vos?
-Total, total. Cuando arranqué, lo hice con Pepe Cibrián, y él odiaba los tatuajes, y yo me acuerdo que me los escondía. Después quedé embarazada, y antes trabajé en moda, y la moda también te encuadra, te pone en un frasco. Tenés que hacer con estas medidas, sin tatuajes, clean y pelo largo. Y yo siempre cortándome el pelo, siendo siempre bastante rebelde. Fui construyendo mi personalidad, pero siempre estuve como enjaulada hasta que dije: "Nació mi hija y como que nació un león".

-Ok. Y ahora que sos tal cual te querés mostrar, ¿cómo repercutió en los trabajos?
-Sí, claro. Por eso siempre buscaba más alternativas para trabajar y, dentro de lo que sé hacer y lo que me gusta, me fue bastante bien. Pero sí, por ejemplo, ahora yo no puedo audicionar para un personaje clásico en un musical porque obviamente no voy a quedar. De hecho, tuve muchas dudas de audicionar en Rent porque a finales de los 80, principios de los 90, no había tanta gente tatuada. No me esperaba hacer ese personaje ni quedar en la audición, así que fue todo como una gran sorpresa y un sueño cumplidísimo. Le dieron este carácter a este personaje, que era Maureen, así como llena de arte.
-No taparon nada de tus tatuajes, entonces.
-No taparon nada, al contrario, exacerbaron todo y le hicieron así como un arte vivo a ella.
-¿Cómo llegaste a En el Barro?
-En el Barro llega por una propuesta de Lucho Heredia, que es el director de casting, y él me insistió, me insistió, me insistió. Yo estaba estrenando Rent, estrenando Bloody Tango, había tenido un accidente con mi perra, era todo un caos, mi hija... todo era un caos. De repente, Luchito me dice: "Por favor, necesito que lo hagas". "Bueno, dale", le dije. Me dijo: "Vení, te lo hago en una castinera". Yo relajé, dije: "Bueno, ¿sabés cuántos castings hay?". Relajé y al menos de un mes me llamaron. Hice el call back con Tatu Glikman, lo hicimos juntas, y nos tomó la audición Alejandro Ciancio, que es el director. A la media hora nos llamaron y nos dijeron que estábamos: Tatu para el personaje de La China y a mí me dijeron: "No vas a estar en el pabellón de Only, vas a hacer Cachete, este personaje que hace dubla con La Locomotora".
-Describinos a tu personaje, si bien no tiene muchos diálogos, tiene muchos planos.
-Sí, muchos planos, muchos, muchos planos que me sorprendieron a mí también. Estoy como shock con la serie porque, de repente, filmás y grabás, pero no sabés exactamente el resultado. Entonces, cuando me vi, me flashó realmente que Cachete esté tan presente. Tiene una mirada muy intensa, está ahí muy enojada, tiene mucha violencia dentro.

-Audicionaste, ¿pero no sabías cuál era el personaje?
-No, yo audicioné con un texto de La China, que es un personaje de Tatu. Lucho me conocía de la noche, de Plop y Puerca. Había casteado muchos años en la castinera donde él trabajaba, así que estábamos como en el círculo, me tenía.
-¿Conocés otros amigos o colegas que audicionaron?
-Sí, un montón. Un montón de amigas, sí, muchas amigas audicionaron. Fue una convocatoria que revolucionó a las actrices argentinas porque muchas querían quedar. Hay muchas personalidades y siento que es una serie super cool donde todas tuvieron su lugar, su momento. Estuvo bueno.
-¿Hubo alguna sorpresa con tus compañeras de elenco?
-La sorpresa fue que todas nos llevamos muy bien. No hubo cero bardo, cero quilombo, cero chisme. La segunda temporada también fue increíble. Todas comiendo juntas, todas salimos en manada. Me parece que estábamos todas muy felices de estar ahí y pertenecer a esa cárcel que era La Quebrada. Cada una con su desarrollo de personaje, potenciándonos. Siempre uno dice: "Qué raro, ¿no? Las mujeres todas juntas, quilombo". Y no, la verdad que no. Cero.

-Decías que cuando te llamaron para la audición, estabas en un momento de mucho laburo y problemas personales. ¿Por qué dudaste en ir al casting?
-Y sobre todo, yo siempre casteé para series, para Netflix, para publicidades y sé que mi personalidad y mi impronta es muy disidente. Yo le decía a Lucho: "¿Pero estás seguro que querés que haga el casting?". Y él me decía: "Por favor, hacelo, necesito que lo hagas". Y yo: "Bueno, si lo está diciendo, si me está insistiendo tanto, es que realmente hay una posibilidad".
-¿Por qué dudabas?
-Yo estaba como medio no, no lo hago, porque ya no voy a quedar en esa, ¿viste? Además, estaba muy con los musicales, estaba en un momento de Bloody Tango, Rent. Estaba en un buen momento como para tener el foco en otro lado. Y a veces me ha pasado mucho tiempo de querer abarcar todo, y si quedo acá y este laburo acá, con muchos laburitos, la pasás mal porque estás haciendo mil cosas al mismo tiempo y no tenés tiempo ni para hacerle la comida a mi hija. Entonces dije: "Bueno", pero cuando llegó el callback dije: "Ah, bueno, acá me prendí las antenas y dije: 'Ahora sí se me llenó el culo de unos nervios'".
-¿Te imaginás no haberlo hecho?
-No, no, no, nunca me lo imaginé. Qué loca esa pregunta. No, nunca dije: "Mirá si no lo hacía". No, no, no, tuvo que ser. Creo que en mi vida también pasan esas cosas que bueno, tenían que pasar, están ahí. Me arrepiento de boludeces, cosas más simples como: "me corté el pelo, qué boluda ahora que no tengo más rulos y que la gente me dice: 'Déjate los rulos como Cachete'". Pero no, no me imagino no haberlo hecho.
Fotos: Martina Cretella
Mirá También


