Cómo es hoy la vida de Alacrán tras radicarse cuatro años en Miami: "Descubrí que podía vivir sin trabajar" – GENTE Online
 

Cómo es hoy la vida de Alacrán tras radicarse cuatro años en Miami: "Descubrí que podía vivir sin trabajar"

A los 65 años, tras volver a la Argentina, el reconocido humorista repasa su presente en diálogo con GENTE. De sus días como comerciante en Buenos Aires a su salto al humor televisivo, su etapa en Estados Unidos y el reencuentro con Alfredo Casero y Fabio Alberti.

Rodolfo Samsó, mejor conocido como Alacrán, su personaje más famoso, tiene 65 años y una vida llena de excentricidades que comenzó mucho antes de su llegada a Cha cha cha y sus incontables sketches en VideoMatch.

Todo comenzó a los 5 años cuando le dijo a su mamá que quería ser actor y, aunque ella se lo recordó -y él se enteró- cuando estaba por cumplir 40, nada pudo con sus deseos incontenibles de convertirse en artista.

“Cuando empecé a estudiar teatro, a los 37, tenía locales de ropa, me dedicaba al comercio, y la llamé a mi mamá para contarle: 'Mamá, ¿sabés que empecé a estudiar de teatro?'. Ahí ella me dijo: ‘Fue lo primero que quisiste hacer en tu vida'. ¿Qué? Yo no me acordaba”, revela hoy, con un currículum plagado de éxitos.

Y sigue, entusiasmado: “No me imaginé para nada que esto se iba a convertir en una actividad. Pensé que mi vida ya estaba asignada por el comercio. De hecho, me sentía muy cómodo vendiendo lo que sea. Aparte tenía cierta facilidad para elegir lo que se vendía”.

Rodolfo Samsó, mejor conocido como Alacrán, comenzó a estudiar teatro a los 37 años.

Desde un puesto de revistas en Parque Rivadavia y una verdulería hasta un boliche en Hurlingham y una zapatería de damas. Rodo, como lo llaman sus amigos, hizo de todo.

“No era tan fácil manejar un boliche y hacerlo rentable, pero fue una de las tantas cosas que tuve… algunas me salieron mal y otras muy bien, como la ropa, que fueron 20 años y llegué a tener cuatro locales. Ahí, como hobby, empecé a estudiar teatro”, recuerda.

Antes de dedicarse a la actuación, Rodolfo era comerciante: tuvo una verdulería, una zapatería, un boliche y varios locales de ropa.

-Tu carrera explotó muy rápido…

-Sí, fue tal vez en el ‘89, que estaban muy de moda los pubs y enseguida hubo feeling con la gente. Tuve mucha suerte porque entre el público estaba Juan Acosta, que había hecho un show antes que yo y se había quedado a tomar algo. Me dijo, 'che, qué buen personaje que tenés, ¿no querés trabajar conmigo?’. Y ahí pasé del taller de teatro al Parakultural donde lo conozco a (Alfredo) Casero, que me dice que quiere hacer un programa de televisión: De la Cabeza (1992). Fue increíble.

A Rodolfo lo descubrió Juan Acosta durante una presentación en un bar a la madrugada en pleno centro porteño, allá por 1989. "Me dijo, 'che, qué buen personaje que tenés, ¿no querés trabajar conmigo?’", recuerda hoy.

Para 1994 Rodo ya había dejado los locales de ropa para dedicarse de lleno a su gran pasión: el humor. “Era inquieto y cambiante, y evidentemente para los negocios tenía una lucidez que me gustaría recuperar porque hacía todo lo que me conducía a ganar plata”, explica el actor y humorista.

Y rápidamente agrega: “Pero con la actuación no me imaginaba que eso me fuera a pasar, me imaginaba en la sala de una sociedad de fomento de barrio y ya eso me iba a poner contento porque yo estaba bien, ni siquiera tenía la inquietud de ganar más plata”.

Todo cambió cuando se dio cuenta que en la tele ganaba más dinero que vendiendo ropa y encima hacía lo que más le gustaba.

El humorista asegura que soñaba con actuar en alguna sociedad de fomento y ya con eso hubiese sido feliz. "Ni siquiera tenía la inquietud de ganar más plata", confiesa.

-Te entregaste por completo al mundo del artista…

-Sí, a mis empleadas les dije ‘chicas, yo al local no voy a venir más… en todo caso se los alquilo, pero yo me voy a dedicar a la actuación’ y ahí empezó todo con más fuerza.

-¿Te mareó alguna vez la fama?

-No, no me rompió la cabeza porque yo venía muy curtido. Venía de ir al Mercado de Abasto a lidiar para comprar tres cajones de verduras… O sea, me tuve que foguear en las relaciones muy de chico y ya después todo lo demás me pareció estar de vacaciones, era ir a Disney, mucho más sencillo.

"La fama no me rompió la cabeza", sostiene Alacrán, tras casi 40 años de carrera.

Pero las verdaderas vacaciones de Alacrán llegaron años después, cuando él y su mujer, Mariana, decidieron probar suerte en Miami, donde vivieron hasta hace un mes, cuando decidieron volver a la Argentina.

“Cuando estaba en VideoMatch varias veces me ofrecieron hacer shows en Nueva Jersey. Y yo decía, ‘¿viajar 10 mil kilómetros por un show?’. Jamás se me había ocurrido irme del país pero viajábamos mucho y en uno de esos viajes descubrimos Hollywood Beach, una playa muy tranquila al norte de Miami… Al otro año, en vez de 15 días nos fuimos 20, después 40 y ahí empezaron a surgir posibilidades de hacer shows allá. Entonces tuve que sacar la visa de trabajo y una cosa te lleva la otra.

-¿Tu público allá es mayoritariamente argentino?

-Sí, totalmente. 100 personas, 90 argentinos, algún cubano, algún venezolano, pero en general argentinos. Y me empezó a gustar…

-¿Por eso te quedaste?

-Y porque un poco descubrí, yo que siempre tenía miedo a quedarme sin trabajo, que podía renunciar a trabajos que tenía muy estables y estar un poco en la incertidumbre de tener un show sin saber si al mes siguiente iba a estar en radio, televisión o teatro. Empecé a ver que pasaban los días y evidentemente venía de un exceso de trabajo muy grande porque disfrutaba de la playa y de despertarme y no hacer nada. Yo lo había visto en mi hija, que se recibió de psicóloga y para celebrar que se había graduado dijo 'me voy un año a recorrer Latinoamérica con la mochila’. Yo pensaba: ‘todavía no laburó y ya se toma un año sabático’. Y bueno, un poco aprendiendo de los que se animan hice eso… Me animé, descubrí que podía estar sin ese trabajo estable y un año te lleva al otro y pasé tal vez demasiado tiempo sin venir. Fueron 4 años que estuve allá.

Durante 4 años, el cómico se instaló en Miami, Estados Unidos, junto a su mujer y no volvió a la Argentina hasta el mes pasado, más precisamente el 10 de septiembre, cuando llegó a Buenos Aires. "Pasé tal vez demasiado tiempo sin venir", aclara el actor.

-¿Qué fue lo que más extrañaste en esos cuatro años en Estados Unidos?

-Sobre todo, la gente, la parte humana, familia, amigos y no me daba cuenta que actuar allá era muy distinto. Es como que me fui acostumbrando a la actuación más sobria. Por ejemplo, el primer show que hice al volver fue para los Bomberos Voluntarios de La Plata. Entré y estaban comiendo asado, chorizo y empezaron ‘¡Alacrán, Alacrán!’. El click fue maravilloso, como pasa con el fútbol.

"Actuar en Estados Unidos era muy distinto", dice Alacrán sobre sus shows en Miami.

-¿Cómo te preparás para pisar el Movistar Arena con Alfredo Casero y Fabio Alberti en el especial de Navidad de Cha cha cha?

-Bueno esa fue también la decisión de venir, cuando me llaman para hacer el Movistar Arena. Fue algo inesperado y muy fuerte: yo que estudiaba teatro para una sociedad de fomento que me digan ‘che, ¿estás para hacer un Movistar Arena?’, la miré a Mariana y le dije: "sacá los pasajes”.

-Además con Alfredo tenés un amistad…

-Sí, hemos hecho muchas giras juntos… Nos recorrimos el país en un motorhome haciendo funciones y eso creo que es uno de los recuerdos más lindos que tengo de la actuación, la actuación itinerante. Yo digo que tengo mucha suerte porque siempre tuve compañeros que me nivelaron para arriba. Lo veo actuar a Alfredo inclusive fuera del escenario en una charla y cuando se enciende es una sucesión de asociaciones que decís, ¿en qué cabeza puede caber eso? Y me resulta fascinante.

"Esto que está pasando es muy fuerte", sostiene Alacrán sobre su regreso a la Argentina y su reencuentro con Alfredo Casero en los escenarios.

-¿Este viaje te hace replantearte un poco tu vida en el exterior?

-Hace tres meses yo estaba con el flota flota en el mar o en la pileta. Ya me había hecho la rutina la mañana con mi mujer: salíamos a andar en bicicleta, hacíamos las compras, íbamos a la playa… O sea, la rutina era casi vivir de vacaciones y esto que está pasando es muy fuerte, fueron muchos años…

-¿Imaginaste alguna vez la vida que te esperaba?

-No, para nada. Siempre me imaginé como comerciante, no quería saber nada con estudiar. Terminé la secundaria para darle el gusto a mi mamá y al otro día busqué empleo de lo que sea. El primer cartelito era ‘se necesita ayudante de verdulero’. Por eso me metí en la verdulería y como mucho me imaginaba con un negocio que me fuera bien y una casita en Mar de Ajó o San Bernardo, ya eso me resultaba fascinante. Todo lo que vino después y ahora terminar en el Movistar Arena contando chistes para esa cantidad de gente no me lo imaginaba para nada.

Fotos: Chris Beliera

Videos: Ramiro Palais

Edición de videos: Rocío Bustos



 
 

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