Fue una mañana cargada de emoción y alivio. A pocas horas de recibir la resolución judicial que consolidó su familia, Lizy Tagliani eligió compartir el momento más íntimo y esperado: la forma especial y conmovedora en la que Tati, su hijo, se enteró de que la adopción plena ya estaba firme.
La conductora publicó un tierno posteo en su cuenta de Instagram, donde relató el cierre de un camino largo, atravesado por meses de angustia, incertidumbre y temor, en medio de denuncias infundadas que se hicieron en su contra. Sin embargo, esta vez, la noticia fue distinta: definitiva, reparadora y feliz.

“Familia Nebot... Los caminos son largos, llenos de alegrías y tristezas. Pero siempre con la certeza que jamás bajaríamos los brazos, que llegaríamos al final... porque cuando se encontraron nuestras miradas entendimos qué sería para siempre. Empieza formalmente la historia de nuestra familia”, escribió Lizy, visiblemente conmovida. Y agradeció un gesto clave: “Especialmente al juzgado que le leyó al Tati la sentencia en lenguaje claro”.
Ese detalle no fue menor. La resolución judicial incluyó un considerando especialmente redactado para él, pensado desde su edad, su inteligencia y su necesidad de comprender. En lugar de tecnicismos, eligieron palabras simples, cercanas, amorosas. Un mensaje directo para que Tati pudiera entender, sin dudas, qué estaba pasando en su vida.

La sentencia decía: “Que la atención a la edad de Tati, a las veces que se acercó a este juzgado, conociendo que es un niño ávido de información y muy inteligente, resulta menester incluir un considerando el lenguaje claro y acorde a la edad del niño, a fin de explicarle esta sentencia, lo que haré en los siguientes términos: 'Tati, eras muy chiquito cuando te conocimos y enseguida vimos que eras un nene muy especial, cariñoso, valiente y superinteligente'”.
El texto continuaba con una explicación tan sensible como profunda sobre la diversidad de las familias y el amor que las funda: “Quiero contarte que hay muchas familias y todas son distintas. Algunas familias tienen hijos que nacen de la panza de las mamás y otras familias tienen hijos que nacen del amor inmenso y de los sueños que tienen sus papás. Y vos naciste de ese amor inmenso y de esos sueños”.

La lectura cerraba con una certeza que selló la historia: “Y eso es lo que dice este papel, que sos el hijo de Sebastián y de Lizy para siempre, que hay finales felices en esta vida y que el sueño de una familia hermosa y amorosa se hizo realidad para los tres”.
Con la voz quebrada, Lizy leyó ese relato frente a cámara. No fue una lectura más: fue la traducción de años de espera, de miedos, de amor sostenido incluso en los momentos más difíciles. La adopción plena no solo quedó escrita en un expediente: fue contada y explicada especialmente a su protagonista y abrazada por este.
Así, con palabras claras y un gesto profundamente humano, Tati supo que su historia tenía un final feliz. Y que su familia, la de Lizy y Sebastián, ya era para siempre.
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