Valentino Yospe, hijo de 19 años de la fallecida Natacha Jaitt, rompió el silencio para denunciar públicamente a su tío, Ulises Jaitt, por años de maltrato físico y psicológico, según su relato. En una dura entrevista con la periodista Fernanda Iglesias, el joven aseguró que la violencia comenzó cuando él tenía apenas 8 años y se intensificó tras la muerte de su madre. "A mi tío siempre lo dejé bien parado públicamente, pero la realidad es distinta", afirmó, desmintiendo la imagen de protector que había construido.
Según sus palabras, el maltrato ocurría a espaldas de Natacha, quien "trabajaba mucho" y no estaba al tanto de la gravedad de la situación. "Ulises se cuidaba de que ella no estuviera presente cuando me pegaba", explicó Valentino. El joven detalló una escalada de violencia que incluía desde "cachetadas" y "manotazos" hasta brutales golpizas. Además, describió episodios en los que era arrastrado por la casa, golpeado con un cinturón e incluso con un palo de escoba que se partió en su espalda.
"Estuve dos semanas rengo, no podía caminar", relató sobre una de las agresiones, añadiendo que su tío ocultaba las marcas haciéndolo faltar a la escuela. Más allá de la violencia física, Yospe denunció un profundo maltrato psicológico, afirmando que vivió "bajo manipulación" durante casi una década. "Yo tenía que hacer que era como un padre para mí", explicó sobre la presión que sentía.
Los detalles del calvario que vivió Valentino, según su crudo relato
El punto de quiebre para Valentino llegó a los 16 años, cuando se escapó de su casa y comenzó a asistir a terapia, lo que le permitió "abrir los ojos". Esta decisión lo llevó a presentar una denuncia formal por violencia familiar para poder sacar a su tío de la casa. Con un profundo dolor, el joven concluyó con una frase lapidaria: "Si mi vieja viera todo lo que me hizo, Ulises ahora no estaría vivo". Su objetivo ahora es que se conozca la verdad: "Espero que lo cancelen. Me hizo perder la adolescencia. Ulises no es lo que parece. Nunca lo fue".
Valentino denunció haber vivido "bajo manipulación" durante años, obligado a proyectar una imagen falsa de su tío. "Yo tenía que hacer que era como un padre para mi", explicó. Según él, Ulises justificaba la "mano dura" como el único método para que se portara bien.
El maltrato psicológico también incluía un control total sobre su vida social. "Me tenía encerrado siempre, a tal punto de que yo no tenía vida social, no me dejaba ver a mis amigos", declaró. Además, en ataques de furia, Ulises le destrozaba la habitación y le rompió hasta seis teléfonos celulares para mantenerlo incomunicado.
