Durante mucho tiempo, cuenta Antonella "China" Kruger, fue leída como superficie. Como imagen. Como un cuerpo ordenado para ser visto. Sólo fanáticos, la nueva película de Leo Damario –también su pareja–, propone un corrimiento radical: tomar ese mismo cuerpo –expuesto, juzgado, capitalizado– y devolverlo como pregunta.
La película se estrena el 19 de marzo de 2026 en 40 salas de todo el país y llega con una premisa incómoda: ¿qué ocurre cuando el deseo se convierte en economía, cuando la intimidad es una interfaz y cuando la promesa de libertad se parece demasiado a una nueva forma de obediencia?

De ser solo una imagen a desmontar la belleza como destino
Antonella China Kruger no llega al cine desde la periferia del sistema de imágenes, sino desde su núcleo más rígido. Miss Argentina, figura televisiva, influencer, su trayectoria está atravesada por un aprendizaje temprano: la belleza no es sólo un privilegio, es una pedagogía del control.
“Sobrevivir a la belleza como destino fue conquistar una forma de libertad”, afirma hoy. En los concursos, el cuerpo era capital, pero también campo de disciplina. “Me dijeron que esa no era la risa de una Miss. Como si la alegría también tuviera que ser domesticada”, cuenta.

Esa memoria no aparece en Sólo fanáticos como revancha explícita, sino como sustrato. Ningún personaje es juzgado, pero sí observado. Y en esa observación, el pasado de Kruger –su historia de cuerpo escrutado que debía responder al ojo crítico y responder a un standard ideal– se vuelve material dramático.

Basada en hechos reales, la película explora el universo de OnlyFans a través de una historia audaz que indaga en la maternidad, el deseo y las consecuencias de la obsesión digital.
Sólo fanáticos: una ficción que habla de los tiempos que corren
Séptimo largometraje de Leo Damario, Sólo fanáticos se inscribe en una tradición poco frecuente del cine argentino reciente: la de las películas que no buscan agradar ni ordenar el sentido. Basada en hechos reales, la historia sigue a Antonella, una creadora de contenido erótico que, embarazada y sin respaldo económico, atraviesa una crisis que es al mismo tiempo material y simbólica. La crema del medio del conflicto: la protagonista espera un hijo de un famoso.
OnlyFans no es aquí un tema, sino un dispositivo. Un sistema de mediación del deseo que expone relaciones de poder, jerarquías invisibles y una idea de libertad condicionada. "Soy madre, actriz, influencer, pero sobre todo soy una mujer que no pide permiso. No tengo OnlyFans porque no me interesa ser interfaz de otro. Me interesa ser autora", se planta Antonella.

Para alguien que desfiló curvas y sonrisas perfectas pero que ciertamente no era escuchada, el propio personaje que lleva la narración es hoy quien le permite alzar la voz y "rugir bien fuerte" contra cualquier percepción que quiera moldear su deseo.
Damario lo ha dicho en distintas entrevistas: el interés no está en juzgar a quienes comercializan su imagen, sino en mostrar el andamiaje que sostiene esa aparente autonomía, la arquitectura económica y simbólica que convierte la intimidad en mercancía.

El deseo administrado
Uno de los hallazgos más inquietantes de la película es su manera de correr el foco: no se pregunta quién se expone, sino quién administra el deseo. Kruger lo formula con crudeza: “El sexo virtual también está dirigido por varones. Las mujeres son apenas la interfaz”.
La afirmación de Antonella de que a veces detrás del sexting en OF puede haber un varón no funciona como consigna, sino como diagnóstico. Eso descubrió cuando supo que un conocido “era community manager de mujeres que venden su imagen”.

También lo dice mientras en redes hay exitosas vendedoras de contenido que les aseguran a las mujeres que vivir del deseo ajeno a veces no necesita mucho más que estar disponible para chatear, que hacer plata es fácil y que "podés vivir sólo por existir".
La película muestra un circuito cerrado donde la fantasía masculina se retroalimenta, mientras el cuerpo femenino opera como canal, como máscara. Kruger lo resume con una frase que encarna su personaje pero también funciona como liberación del papel en que se la conoció tiempo atrás: “No soy decoración de pantalla para el ocio de nadie”.

“No estoy en contra del deseo”, aclara la actriz, y subraya el falso empoderamiento que supone intercambiar el cuerpo como objeto de consumo en una plataforma como OF, aunque sólo sea la imagen o unas líneas actuadas. Tanto en la profesión más antigua del mundo como en el propio sistema capitalista, el trabajo de la mujer queda reducido a satisfacer deseos ajenos. Y lo menciona Laura Visco en el libro Amiga, hablemos de plata: "Es una transacción brutal donde el cuerpo pasa a ser propiedad de otros". Quedará preguntarse a quién le hacemos el juego.

Un elenco que densifica el relato: quién es quién
Mientras el equipo del film se prepara para el gran estreno del 19 de marzo de 2026 en un contexto de crisis del cine nacional, Sólo fanáticos apuesta a la circulación amplia, casi como cualquier tanque comercial sin renunciar a su incomodidad ni a la estética provocadora que distingue al realizador. Además, el elenco promete tanto como su protagonista.
- Nacha Guevara interpreta a Clotilde, la mujer que crió a Antonella. Su presencia introduce una dimensión generacional y ética: la voz de quien mira el presente con memoria.
- Emilia Attias encarna a la mejor amiga y tutora, una figura clave para entender los códigos del trabajo sexual digital.
- Benjamín Vicuña, en declaraciones a GENTE, destacó que la película se anima a abordar zonas que el cine suele esquivar, y que lo sedujo su capacidad de hablar del deseo sin caer en la corrección ni en el golpe bajo. Su rol es el de un abogado algo espurio; él prefiere decir simplemente que es "freak".
- Rafael Spregelburd, Martín Slipak y el Turco Naim completan un elenco que se mueve entre lo reconocible y lo incómodo, sin caricaturas ni poses.

