Ante la descompensación que sufrió el reconocido chef Christian Petersen durante su ascenso al volcán Lanín, surgió una pregunta inevitable: ¿cómo es el recorrido que había elegido, qué nivel de exigencia implica y por qué se considera uno de los desafíos más demandantes de la Patagonia? Es que efectivamente Petersen se animó a una de las travesías más exigentes de la región: la ascensión al volcán Lanín por su cara norte, partiendo desde la seccional Río Turbio, cercana al Centro de Informes de Tromen, en el Parque Nacional Lanín, a unos 70 km de Junín de los Andes. Se trata del recorrido más transitado para alcanzar los 3 776 msnm del Lanín.
Durante la ruta, a media altura, Petersen comenzó a descompensarse. Según testimonios y fuentes médicas, el chef sufrió una falla multiorgánica y fue contenido por los guías, quienes activaron un operativo de descenso. El episodio se produjo en un tramo de nieve y rocas, luego de superar parte de la pendiente inicial.
Los guías y Gendarmería lo asistieron hasta la base. Luego fue trasladado al Hospital de Junín de los Andes y derivado al Hospital Dr. Ramón Carrillo de San Martín de los Andes, donde permanece internado en terapia intensiva con pronóstico reservado.
La ruta inicial atraviesa un denso bosque de lengas por un sendero muy marcado, que lleva a la base del volcán. Allí se inicia la sección conocida como “Espina de pescado”, donde la pendiente comienza a hacerse más demandante. Al seguir por las estacas, piedras pintadas y cartelería, los escaladores acceden al “Camino de mulas”, un tramo en pendiente que conduce al primer punto de descanso.
Primer campamento: refugio a 2315 msnm
Alrededor de los 2 315 metros sobre el nivel del mar (msnm), se ubica el Refugio Militar Nuevo (RIM), donde hay domos para pernocte y servicios básicos como cocina y dormitorios. De allí, la senda continúa en dirección al Refugio del Club Andino de Junín de los Andes (CAJA), en un tramo señalizado y de alta visibilidad gracias a guías y balizas.
El tramo técnico: hielo, nieve y roca
El ascenso desde los refugios hacia la cumbre combina sectores de nieve dura e hielo, lo que obliga al uso de grampones, piquetas, bastones de trekking, casco y comunicación por VHF, según exige Parques Nacionales. El tramo final, conocido como la Canaleta del Silencio, es uno de los más demandantes: pendiente pronunciada, exposición a fuertes vientos y cambios bruscos de clima, además de terreno inestable entre rocas y nieve.
En ese sentido, Parques Nacionales exige: Registro online obligatorio y gratuito, con cupo máximo de 60 visitantes diarios; Equipamiento técnico completo: botiquín, linterna frontal, casco, grampones, piqueta, ropa térmica e impermeable, y al menos 2 litros de agua por persona; Demostración de experiencia previa o guía habilitado si no se cumple ese requisito.
Petersen, de 56 años, había elegido esta ruta como parte de un cambio de vida que implicaba mudarse al sur y buscar tranquilidad en montaña, especialmente tras su reciente matrimonio y proyectos instalados en San Martín de los Andes. La combinación de altura, esfuerzo físico y condiciones adversas lo llevó al límite.
El caso subraya la necesidad de experiencia, preparación y asesoramiento profesional, incluso para quienes tienen buena condición física. La descompensación del chef volvió a recordarnos que incluso los amantes de la naturaleza deben extremar cuidados.
