El género wéstern atraviesa un momento de resurgimiento en la pantalla chica, y la llegada de Los abandonados a Netflix —estrenada el 4 de diciembre de 2025— se suma a esta tendencia que revitaliza paisajes polvorientos, rivalidades familiares y tensiones de frontera.
La nueva producción creada por Kurt Sutter, conocido por Hijos de la anarquía, llega con un aura particular: su creador abandonó la serie antes de que concluyera el rodaje por diferencias creativas con la plataforma, pero aun así, la historia conserva una identidad autoral marcada por personajes intensos, vínculos complejos y un pulso narrativo contundente.
Ambientada en el siglo XIX, Los abandonados se desarrolla en un pequeño pueblo ganadero del Territorio de Washington. Allí, en un escenario alejado de la ley y empujado por ambiciones económicas, varias familias se enfrentan por el control de una veta de plata que promete riqueza y poder. Esa rivalidad se convierte en el eje de una trama que combina drama, acción y romance prohibido, en un entorno donde cada decisión puede cambiar el destino de un clan entero.
Un conflicto entre clanes liderado por mujeres fuertes
La figura central de la historia es Constance Van Ness, interpretada por Gillian Anderson. Constance es una viuda implacable que dirige una poderosa dinastía minera y que está decidida a expandir su dominio cueste lo que cueste. Para lograrlo, necesita quedarse con las tierras de Jasper Hollow, propiedad de cuatro familias que resisten su avance. Como matriarca, controla a sus tres hijos —Willem, Garret y Trisha— con mano dura, esperando que cumplan sus mandatos, especialmente en el caso de Trisha, a quien presiona para concretar un matrimonio ventajoso que podría sellar alianzas estratégicas.
En el bando opuesto está Fiona Nolan, interpretada por Lena Headey, una inmigrante irlandesa que ha formado una familia ensamblada con cuatro huérfanos a los que protege con una determinación feroz. Entre ellos están Elias y Dahlia, hermanos unidos por una promesa de cuidado mutuo, además de Albert, el líder natural del grupo, y Lilla, cuya historia personal esconde un trauma no revelado.
Amores prohibidos y tensiones explosivas
La tensión entre los clanes no se limita a disputas territoriales y económicas. Sus jóvenes también están envueltos en vínculos afectivos que desafían a sus familias y ponen en riesgo frágiles equilibrios. Willem Van Ness siente una atracción creciente por Dahlia, aunque ella desconfía profundamente de los Van Ness y de sus intenciones. En paralelo, entre Elias y Trisha surge un romance imposible, atravesado por intereses políticos y rivalidades históricas. “Nos separa una montaña de mierda”, llega a expresar Elias, sintetizando el carácter shakesperiano de una historia donde el deseo choca de frente con la realidad brutal del Oeste.
En medio de estos conflictos aparece la figura del alguacil, interpretado por Marc Menchaca, cuya presencia intenta poner orden en un territorio donde la ley llega siempre tarde y mal.
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