Candelaria Tinelli eligió una postal clásica de Buenos Aires para recibir los 35: una mesa larga en El Mercado Faena, el restaurante del icónico hotel de Puerto Madero.
Bajo la araña de cristal más fotografiada del salón, la diseñadora reunió a un puñado de afectos para un festejo breve, elegante y de clima cálido.
La fecha no fue una más: se trató de su primer cumpleaños separada de Coti Sorokin, y llegó en medio del ruido mediático por el reciente comunicado de su hermana Juanita sobre su vínculo con Marcelo Tinelli. En ese contexto, Cande se inclinó por un plan de puertas adentro, sin discursos ni estridencias.
En las historias que la joven hermana menor de Micaela compartió con sus 4,4 millones de seguidores, se vio la “mesasa” servida con vajilla de borde rojo, cristalería alta y aperitivos color ámbar que encendieron el tono de sobremesa.
Horas después, Cande compartió una imagen con sus amigos alrededor suyo. La escena hablaba de una noche ya avanzada: platos con restos de cocina de autor, copas en distintas alturas y el murmullo de conversaciones cruzadas.
El impactante look de Cande Tinelli en su cumpleaños
El dress code del cumple de Lelé, tal como la llaman sus seres queridos, fue “arreglado pero relajado”, un equilibrio que ella misma llevó al extremo con un look que concentró miradas.
Para la ocasión, Candelaria apostó por un corset rosa empolvado de escote estructurado y un aplique metálico frontal con forma de herradura que le dio acento futurista.
El estilismo se completó con melena suelta en ondas suaves —peinada para enmarcar el rostro— y un maquillaje natural de piel luminosa y labios nude. Los tatuajes a la vista sellaron ese mix entre glamour y espíritu rockero que define su estética. Resultado: un look nítido, con aire nocturno y perfectamente fotografiable.
Los pocos pero importantísimos invitados al cumple de Candelaria Tinelli
A la mesa se sumaron Micaela Tinelli, siempre coequiper en las fechas clave; Marielita “Mimi”, pareja del Tirri; el astrólogo Waldo Casal; el estilista Leo Leiva y el RR.PP. Nico Reydel, entre otros nombres del círculo íntimo.
Fue una reunión de amigos más que un evento: brindis, risas y una cadena de anécdotas que se estiró entre plato y plato. Del otro lado del vidrio, Puerto Madero puso su brillo habitual y el salón, con paredes oscuras y luz cálida, hizo el resto.
El festejo llegó tras semanas de exposición pública para el apellido Tinelli. Candelaria, que suele alternar períodos de baja presencia digital con ráfagas de producción, eligió esta vez dejar pistas visuales sin demasiadas palabras: planos cerrados de la mesa, primeros planos del estilismo y un puñado de tomas del grupo. La narrativa fue clara: celebrar en compañía, mantener el tono íntimo y pasar página.
No hubo torta multitudinaria ni DJ set. Hubo, sí, sobremesa alargada, brindis repetidos y esa sensación de refugio que regalan los cumpleaños chicos. La cumpleañera se permitió el gesto de marcar un antes y un después: nueva vuelta al sol, vida personal reconfigurada y proyectos en marcha.
De los temas espinosos, ni una palabra. En su lugar, un “mesasa” que dijo mucho sin decirlo: cuando el momento lo pide, la celebración puede ser también una declaración de estilo.
