Netflix vuelve a apostar por las historias de crímenes reales con una de sus producciones más perturbadoras del año: El monstruo de Florencia, una miniserie italiana que revive el caso del asesino en serie más temido y enigmático de la historia de Italia. Con solo cuatro episodios, combina rigor histórico, suspenso y una atmósfera inquietante que transporta al espectador al corazón de un país paralizado por el miedo.
La trama recorre los años 1968 y 1985, cuando una seguidilla de asesinatos conmocionó a la región de Florencia. Ocho parejas fueron atacadas mientras se encontraban en zonas rurales o apartadas, víctimas de un asesino que nunca fue identificado. Las características brutales de los crímenes y las similitudes entre los casos alimentaron teorías que iban desde rituales satánicos hasta conspiraciones políticas, generando pánico en toda Italia.

Dirigida por Stefano Sollima y creada junto a Leonardo Fasoli, responsables de la reconocida Gomorra, El monstruo de Florencia reconstruye con precisión los hechos, pero también expone la compleja red de errores, sospechas y frustraciones que rodearon la investigación. A medida que avanza la historia, se muestra cómo la policía, la prensa y la sociedad intentaron entender un fenómeno que parecía ir más allá de la lógica.
El elenco principal está integrado por Marco Bullitta, Valentino Mannias, Francesca Olia, Liliana Bottone, Giacomo Fadda, Antonio Tintis y Giordano Mannu, quienes encarnan tanto a las víctimas como a los investigadores y testigos. Cada episodio combina dramatización, documentación histórica y una cuidada ambientación de época que retrata con realismo la Italia de los años 70 y 80.
“El horror, para ser verdaderamente contado, debe afrontarse, no evitarse”, explicó Sollima sobre el enfoque de la serie. “No buscamos resolver ni explicar, sino recordar. Una forma de permanecer cerca de quienes quedaron allí, para siempre en la noche”.

El director, galardonado por su trabajo en Suburra y Romanzo criminale, apuesta nuevamente por una narrativa sobria y visualmente impecable. Su estilo, basado en el realismo y la tensión psicológica, logra que el espectador se sienta parte de la investigación y de la incertidumbre que marcó aquellos años.
El monstruo de Florencia se suma al auge de producciones inspiradas en casos verídicos como Dahmer o El asesino de Green River, pero se distingue por su mirada europea: más introspectiva, menos explícita y con una profundidad emocional que trasciende el crimen. Es una serie para quienes disfrutan del género true crime, pero también para los que buscan una reflexión sobre la obsesión humana por el mal y la memoria.
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