De chica debutó actoralmente en el programa juvenil High Five, en Discovery Kids, y a los 18 pasó por Operación Triunfo: La Banda (Telefe), un reality donde la coacheó, entre otras, Ivonne de Bandana. Las imágenes, que aún están en YouTube, la muestran lidiando con las inseguridades ante las que hoy a los 31 no se frena. En su camino personal, Stefi Roitman sostiene que la clave para desestimar cualquier cosa fea que digan de ella es atender ciegamente al propósito propio, escuchar ese "para qué mayor" que está más allá de los límites y en el pleno ejercicio y disfrute de la pasión.
Parece fácil, pero hace falta autoconocimiento y trabajo personal para poder ubicar claramente dónde poner el ojo ajeno. Ella, que es una hacedora que sigue "trabajando heridas" y está acostumbrada a la exposición y al escrutinio público, lo tiene elaborado. “¿Qué esperan de mí que no les estoy dando?, pienso a veces", comparte como si estuviera hablando en voz alta. Cuando eso ocurre, se responde: "A la gente que critica, y a la que no también… no le importa lo que estamos haciendo".
Hoy con los "miedos más elaborados", encarna una nueva versión que a la vez regresa a la actriz que llevó siempre consigo. Una primera vocación que le da adrenalina, la desafía y parece ser otro lugar seguro que no piensa abandonar aunque "esté casada con el amor de mi vida" y "lleve una buena vida en Miami". Así lo cuenta la protagonista del filme Ciudades de refugio, que llegó a todos los cines del país cuando habla de decisiones y, sobre todo, balance.
"Si la pasión es verdadera y no la ponés a prueba... hay una parte tuya que se muere", dice cuando ahonda en lo sano que es poder darse espacio laboral y personal con Ricky Montaner "aunque haya una extrañitis loca" y recurrentes videollamadas cuando cualquiera de los dos viaja por trabajo. A fondo, Stefi se sienta al diván con GENTE y habla de amor, deseo, transformación y vocación, pero también de ira, temores, críticas, ego, mandatos y preguntas incómodas.

El cine independiente y el regreso a las fuentes: "Es reconfirmar que mi camino es por acá"
–Estás en un momento de cambio de tu carrera, de alguna manera, en el sentido de que el cine parece convocarte más "en serio", ¿no? Contanos cómo vivís el estreno de este thriller cordobés que se consumó en todo el país.
–Sí, en toda la Argentina. Me encanta. Estrenamos Ciudades de refugio, una película argentina, nacional, con todo el orgullo que conlleva decirlo, porque además de ser parte, me tocó el rol protagónico de Domig (una oficial de policía que llega a un pueblo para investigar un complejo caso de asesinato). En esta peli fui invitada por el director Rodrigo Fernández Engler, con todo su equipazo técnico.
Estuvimos rodando en Córdoba y Mendoza, pero fue hace dos años. Entonces, venir dos años después a presentarla… y sí, se siente un poco más “seriote”, porque yo venía haciendo más novelas, series… que igual es super serio, o sea, yo siempre fui muy trabajadora y muy profesional en todo. Pero mmm… soñaba con hacer cine, y sí, suena como “wow”, viste: una actriz de cine. Para mí, para mi carrera y para mi vida personal, fue muy importante.

–¿Y cómo es vivirlo en un proyecto independiente? Más allá de que vos no sos una persona con divismos –nunca fuiste así–, pero bueno, hay ciertas facilidades que uno tiene en otros proyectos.
–No sé si es por mi personalidad o por dónde crecí o qué, pero hay algo… hay cosas de producción, de recursos, de que cuando hay más dinero uno se da cuenta –porque está a la vista–, pero hay algo que me pasa con lo que sea que haga, y siempre fui así. Ya sea, no sé, bailando en un escenario para mi escuela de danza de toda la vida… yo todo me lo tomo como si fuese lo más importante de mi vida en ese momento. Todo. Sea un proyecto chico, mediano, grande… te juro. No siento tanta diferencia en cuanto a lo que yo le pongo y cómo me atraviesa eso. Yo le pongo el mil por ciento, y debe ser que por eso no me doy tanta cuenta de “ah, esta peli se nota que es independiente”. O sea, cero.
Es más como adaptarse y ponerle todo. Y aparte ves a tus compañeros: no solamente los actores y actrices, tus colegas, sino también los técnicos, el make-up, pelo… todos dándolo todo. Y uno lo da igual, de igual manera. Es hermoso hacer una peli independiente, una peli nacional, con el privilegio que eso significa en estos tiempos. Es un regalazo. Yo me siento muy, muy afortunada.
–Y además en el momento cultural que vivimos, quizás está todo más cuestionado: si hay o no presupuesto…
–Sí. Está difícil... Por eso siento que es un privilegio. Ya el hecho de rodar es un privilegio. Y que se termine la película, que se estrene, que haya salas de cine donde se pueda ir a verla… todo me parece un regalo. Sobre todo en mi caso, que es como: yo actúo desde muy chiquita, pero no mucha gente me vio actuar. Porque no consumieron lo que hice, porque no se enteraron, porque en las redes no posteo tantas cosas sobre mi proceso actoral o mi carrera o las pelis que hice. Entonces… es muy lindo tener esta oportunidad de vivirlo, de mostrar y de reconfirmar que es por acá también.
Hay un tema ahí con los actores, las actrices: mucha inseguridad. Ese “ay, ¿se van a arrepentir de que me llamaron? ¿Por qué me eligieron? ¿Qué pasó en el casting?”. Y después lo hacés, y ves el resultado y la devolución de tus compañeros, del director, de los productores, y decís: “Ok, lo que siento es”.
–¿Vos qué inseguridad tenés? ¿Sos exigente? ¿Te mirás mucho en las escenas?
–Honestamente, mi inseguridad son miedos infundados. Yo no te puedo decir “no, bueno, me pasó tal cosa, me dijeron tal otra, leí no sé qué”. No. Para mí es infundado. Son inseguridades que vienen arrastradas de otras heridas, como la búsqueda de aprobación, viste… esas cosas. Pero en verdad, cuando yo estoy trabajando, cuando me estoy preparando para un personaje, lo hago rodeada de un equipo: de una coach, del director, del director de actores también. Hay contención alrededor de la construcción del personaje. No es solo mía.
Si bien lleva un trabajo de autoconocimiento interesante –porque para darle color o darle vida a un personaje tenés que conocerte–, el viaje de autoconocimiento es, porque si no va a quedar un poco vacío, y uno se va descubriendo mucho mientras construye el personaje.
Entonces, en el proceso no me agarra tanta inseguridad. Es más como: “a ver qué se ve”, “a ver ahora qué pasa”. Pero también es un ejercicio: entregarse, confiar en el equipo, confiar en que lo que se hizo está bien porque se hizo con amor, con entusiasmo. Y cuando uno hace las cosas así, y encima se prepara… no es que “bueno, que salga como salga”. No, no. Esa exigencia existe, ese perfeccionismo existe, pero para actuar no te sirve. Tenés que divertirte, ser real, poner el cuerpo en acción.

Atender a las pasiones, identificar su propósito y desoír al enemigo
–¿A este personaje de la oficial lo preparaste de algún modo especial? ¿Tuviste que investigar alguna dimensión distinta?
–Sí. Es una oficial de investigación. Y de “oficial”, más que el poner los puntos en casa… no tengo mucho (risas). Entonces sí: vi documentales, con mi coach poníamos pelis que me podían dar referencia de características de la personalidad de Domig, o encontrarle acciones: su libreta, cómo mira, cómo escucha, el arco del personaje –porque empieza de una manera, se desarrolla, termina de otra–.
Todo eso es divertido. Lleva búsqueda, horas de “culo silla”, de leer, mirar pelis, documentales… A mí me sirvió. Y entregarse es lo que más disfruto. Me encanta el estreno, me encanta todo el decorado alrededor, que la gente vaya a ver la peli… es hermoso. Pero creo que lo que más disfruto es levantarme sabiendo que voy a ir a filmar y poner en práctica todo lo que uno viene trabajando.
Porque está bien hacer prácticas, cursos, pero cuando tenés una obra de teatro, cuando tenés una filmación… es importante poner en práctica eso.
–Es que en toda enseñanza que sigamos o, incluso filosofía de vida, lo más importante es aplicar, ¿no?
–Siempre aplicar. Eso me hace sentir viva.

–Muchas veces hablamos de la búsqueda del propósito, ¿no? Lo hablamos también con Ricky. (Montaner). Lo importante que es encontrar esa voz interna que dice “che, es por acá, vine a hacer algo mayor”. ¿Qué sensaciones tenés respecto a este presente tuyo?
–Creo que no tenía claro qué era el propósito. Uno a veces confunde propósito con lo que uno vino a hacer de trabajo, o con la pasión. “Mi propósito es hacer tal cosa”. Y con los años me di cuenta de que en verdad mi pasión y mi trabajo son el canal para impactar la vida de la gente. Para que llegue un mensaje a alguien que lo necesita escuchar. Puede ser a través de un personaje, de mis redes, de mi canal de YouTube, de un podcast, de algo que dije en una entrevista…
Cada vez tengo más claro que el paso por esta vida –el de todos– tiene un para qué. Ese es el propósito. El “ok, ¿por qué estoy acá? ¿para qué?”. No es por nada. Ni a palos creo que es “por nada”. En esa búsqueda me aferré más a la actuación. Dije: “Claro. Esto es lo que quiero hacer desde que tengo uso de razón. Me preparé para esto. Es un canal. Esta pasión… tengo que ser generosa y sacarme las inseguridades y mostrar un poco más”. Porque hay algo que hoy no estoy viendo que en el futuro me voy a dar cuenta.
–Justamente por eso te iba a preguntar: ¿Qué creés que es lo que más te frena mentalmente? ¿Viste cuando estás por tomar una decisión o mostrarte más? De hecho, vos antes te mostrabas cantando en redes… ¿Cuál es el límite que te detiene?
–Mi mayor enemigo es el perfeccionismo. Y el “qué dirán”, que es como un ente que dejé que decidiera por mí durante años. Porque si pienso “¿por qué no estoy posteando esto?”, “¿por qué no estoy tomando esta decisión?”… es un poco no querer dar ese paso que después trae una catarata de cosas que no estoy buscando, pero que son parte. Entonces también es amigarse y decir “bueno, será que estoy frenando”.
Cuando hablo de generosidad, hablo de que uno tiene que ser generoso con lo que la vida le regala, con lo que Dios te da. Es sacar todo eso. Ser generoso no es “ay, mirá qué talentoso y lo comparte”: no. Es generoso con lo que te dieron para qué. Si no sos generoso con eso, no te vas a enterar para qué. Entonces hay una batalla mental. Tipo: “no importa el qué dirán, porque vos viniste a hacer otra cosa. ¿Qué importa el hate?”. Si viniste a otra cosa.

Entre el autocononicimiento, las limitaciones, el ego y la vida como juego: "Ni mis pensamientos me van a frenar de hacer lo que quiero hacer"
–Las creencias limitantes nos modelan y nos quieren decir "hasta dónde" con todo eso de "qué hay que hacer y qué no"; "qué es posible y qué es imposible"; "para esto sirvo y para esto no"... Al ego hay que domarlo, ¿verdad?
–Hay muchos egos. Descubrí eso. No es que todos viven en nosotros, pero los vas reconociendo. Y eso me ha servido para crear personajes. Es fantástico. Hay muchos tipos de personalidades. Mi ego es un poquito… ¿se puede putear?
–¡Claro!
–Bueno, es un poquito más “hijueputa” conmigo misma que con los demás. Hay gente que me dice “tu ego está re domado”. Y yo: “¿sí?”. Tengo el ego muy domado, es verdad, pero a mí me afecta mucho. Es un tema. También es verdad que lo que realmente quise hacer en mi vida, lo hice, dentro de las oportunidades y los recursos que tuve desde muy chiquita, con el acompañamiento de mis padres, de mi hermana, de mi familia entera. Lo que quise hacer, lo hice. No te digo “me quedó pendiente esto a los 20, a los 23”. Soy re afortunada.
Con los miedos igual, ahora más evolucionados, otros nuevos, otros que ya no tengo. Pero sigo con la misma esencia: para lo que realmente quiero hacer, nada me va a frenar. Ni siquiera mis pensamientos. No sé… si realmente quisiera ser cantante, estaría cantando. Eso siento. Porque soy muy apasionada. No podría guardarme una pasión tan grande sin ponerle cuerpo.
–Esa es la evidencia que tenés para decir “ok, entonces la actuación sí es”. Porque te despierta algo distinto.
–Sí. Me encanta cantar. Canto en mi casa, con mi familia. Cuando un personaje tiene que cantar, canto. Tomé clases, tuve profes increíbles. El canto me acompaña desde muy chica, como el baile. Todo lo que sea expresión y creatividad me hace feliz. Pero no sentí que era mi carrera principal. Me siento más atravesada por la interpretación, en este momento.

De su reacción a las críticas y su "mal" manejo de la ira, a la pregunta más incómoda que le hicieron
–Y volviendo a lo que nos dicen afuera: ¿qué críticas sí te duelen? ¿Qué comentarios te tocan esa herida?
–Antes me afectaba más. Primero, hay críticas que no me atraviesan porque no me tocan ni el ego. No me importan. Hay cosas que leo y no sé por qué no me afectan. Otras sí, porque te tocan el ego, una herida, algo que estás trabajando… y decís “verga, se meten con esto, boludo… estoy elaborando… dame tiempo”. O pienso: “¿Qué esperan de mí que no les estoy dando?”. Y a la vez no están esperando nada, porque a nadie le importa nada. A la gente que critica, y la que no también… no les importa lo que estamos haciendo. A nadie. Lo que hacés hoy, mañana lo olvidaron.
Y la tercera es: reírme de eso. A veces leo cosas y digo: “La verdad, tienen razón”. Como: “si me tiran hate por esto… y sí”. A veces digo “¿y si piensan eso de mí? Y es un poco verdad”. No sé… por ejemplo: “Se fue a vivir a Miami”. Y sí, me fui a vivir a Miami. Vivo muy bien, gracias a Dios. Estoy casada con el hombre de mi vida, que me ama, que amo. ¿Y? No tengo nada que ocultar. Me pasaba más antes. Ahora, por suerte, no tanto. Pero siempre aparece uno.
–Bueno, doy fe que sos transparente, no especulás...
–Sí, total. Es que yo me abro mucho y después digo “ay, ¿para qué dije eso al pedo?”. Igual no pasa nada. Pero el otro día por ejemplo, me sucedió en una nota... Venía bárbaro y en la última pregunta se pusieron full amarillistas (Aclaración: le preguntaron por un ex inventado). Yo digo: “¿Por? Me diste una nota divina y de repente me tirás eso”. Contesté como una lady, pero por dentro…
–En general, ¿qué cosas te molestan en las notas?
–Y, hay momentos incómodos. Y yo respondo...

–Mientras otras artistas se callan...
–Y está bien callarse también. Creo que tiene que ver con que no tengo buen manejo de la ira. La emoción del enojo la tengo apabullada. Me cuesta enojarme. Soy más del llanto, de angustiarme. Cuando me enojo, me dura poco. Paso más por la angustia. Me pongo como… me pesa. Y estoy trabajando mucho eso, porque para actuar necesito enojarme, sacar la ira.
El enojo pone límites. Si yo no me enojo, vos me hacés las preguntas que querés y no te importa lo que estoy sintiendo, porque no te lo puedo mostrar. Siempre tuve problemas con eso. Porque después la que sufre soy yo. Porque respondo cosas que en otro momento no hubiese respondido, sólo para no quedar mal. Y porque también empatizo: la persona que me hace la nota está haciendo su trabajo. La pregunta que me hace, aunque no quiera responderla, aunque ya dije que no hablen de eso… a veces no tiene que ver con lo que estoy presentando.
Obvio: si voy a una nota de mi vida personal, consultame todo. Pero si voy a hablar de otra cosa, ¿por qué me hacen preguntas personales? No sé si es generacional, pero tengo colegas súper piolas...
–También cambió un poco el “stardom”. Antes era la diva, la luminaria intocable…
–Sí, que también es divertido. Pero hay una apertura linda ahora. Yo que hice podcasts (del más reciente envío de la Bresh, El podcast más lindo del mundo, a Pensándolo bien, pensábamos mal, junto a Eliane Gallero), lo viví, y se abren mucho. En lo personal, jamás voy a clavar una daga. Y salen cosas interesantes, hasta privadas... pero desde el lugar que el artista lo quiere compartir, no porque yo lo fuerzo. Si quieren contar algo, lo cuentan. Y sé que si no quieren aunque les pregunte veinte veces no lo van a hacer.

La "técnica de los 21 días" de Stefi y Ricky que se fue viral
–Tenemos mucha curiosidad con la “técnica o pacto” con Ricky de estar separados 21 días. ¿Nos ampliás?
–Me da mucha risa. Como que inventé una “técnica de los 21 días”. Es genial. Yo sola me meto en eso (risas). No existe tal técnica. Empezaron a ponerlo en portales y Ricky me decía: “Amor, ¿qué es esto?”. Debe ser porque dije algo de los 21 días. Pero surgió porque a nosotros -que por suerte viajamos por todos lados- y nos toca estar separados físicamente. Pero vos me viste antes: nos hablamos todo el tiempo. Videollamada, mensaje. Nuestra relación es así. Hay vínculos que no son así, pero el nuestro sí.
Entonces, cuando hay separación física, es una extrañitis. Este año viajamos mucho: él con sus mil cosas, yo con las mías. España, México, Argentina… Nos dimos cuenta –con la experiencia– de que un tiempito separados está bien. Y creo que está súper bien que cada uno haga lo suyo mientras se apoya a distancia. No sólo está bien: creo que es lo que hay que hacer. Porque ¿qué te vas a quedar pegada solo porque te casaste? ¿Cuántas mujeres conocemos que se arrepintieron de haber hecho eso y que no les fuera bien?".
Para mí, abandonar la pasión: nunca. Si la pasión es verdadera y no la ponés a prueba… hay una parte tuya que se muere. No es poner una cosa sobre la otra. Es balancear. No es blanco o negro. No es “me caso y no hago nada”, o “me voy a vivir afuera y chau matrimonio”. Todo convive. Y si estás con alguien que entiende eso y respeta tu individualidad…
–Pareciera que las mujeres aún tuviéramos que dar explicaciones.
–Re. Y no sé por qué. Pero sí, a veces pasa.
–Y volviendo a la “técnica”… (a ver si le sirve a alguna más)
–Es eso: que no nos gusta estar separados físicamente. Y a veces te tocan rodajes largos, tours largos… y bueno. ¿Cuántas videollamadas hacemos por día? Te lo digo. A ver… hoy son las 3 de la tarde y llevamos tres. Una fue perdida, o sea que no cuenta. Una la hice yo, una él. Dos. Es que la videollamada muchas veces es más fácil que el mensajito.
Hay un TikTok donde dicen “mi amor, no puedo hablar en este momento, te amo”. Tres segundos. Ese detallito. Porque a veces las personas que se quejan dicen “¿no me podés avisar algo?”. Y lo entiendo. Pero yo vivo al palo. Mi WhatsApp está estallado.
–¿Cuántos mensajes sin responder tenés ahora?
–A ver (busca en su celular)... 309, ahora. Podría ser peor. Igual me mata de amor.

La conexión con intención con su esposo, la herencia a futuro y las fake news
–¿Lo tenés fijado a él?
–No, no. Pero aparece y lo veo de una. Tanto no, pero… sí, estamos muy conectados. Es el detalle. No es hablar 24/7. Es la intención del mensaje. Aunque sea: “Mi amor, llegué a la nota, me sentí súper bien, ¿cómo te fue a vos?”. Y me contesta cuando puede. Eso es hablar. Es estar conectados intencionalmente. Porque queremos ser parte de la vida del otro. A nosotros nos funciona eso.
La técnica es no pasar tanto tiempo separados porque no nos gusta estar lejos y queremos ser parte del día a día. Y cuando estamos separados, ¿cuántos días nos aguantamos? No me aguanto. Quiero dormir con él. Él no quiere tantos días solo. Entonces tratamos. A veces él me dice: “Amor, tengo que ir a España tal fecha”. Y yo: “Uh, pará, yo también tengo que ir… a ver si puedo pegarme un poco”. Lo reintentamos. Y eso que no tenemos hijos todavía…
–Abriste el tema sola, ¿eh? Conste que no te lo iba a preguntar.
–Sí, pero lo que me rompe es dar por hecho. No que me pregunten si quiero ser madre. Eso está bien. Lo que me molesta es el “¿y para cuándo?”. Me revuelve la panza. Me parece una falta de respeto para mujeres que están atravesando cosas. No sabés qué está pasando esa pareja. No sabés nada. Espero que se esté concientizando más. Depende con quién te topes. Pero si me preguntás si quiero agrandar la familia: está bien. El problema es cuando se da por hecho y cuando es violento.
–¿Y qué te pasa con las noticias inventadas?
–Ay, sí. Todas me tocaron. Y a todos. Las fake news me dan risa porque digo: “¿Para qué las inventan si a nadie le importa?”. A veces inventan literalmente. O malinterpretan. Si interpretás algo, no lo pongas como noticia: preguntá. No te voy a contestar porque no quiero, pero preguntá. Y si no te contesto, bueno.

De balances, cosechas y decretos para poner bajo la almohada
–Lo fabuloso es que tenés cosas por delante. Filmaste también en Madrid…
–Sí. Estrené también ahí, en el Festival de San Sebastián. Otro mundo, otros códigos. Cada mundo de la actuación tiene sus cosas: teatro, cine, festivales, pelis independientes, cortos… Es enorme. Estoy descubriendo cada vez más cosas. Ahora estoy con la peli española Ya no quedan junglas, que se puede ver en Prime Video (Amazon). La argentina Ciudad de refugio en cines aquí. No sé si irá a plataformas luego. Y también estoy con el podcast.
Este fue un un año de cosechar un poco. Y creo que el año que viene va a ser más de sembrar. Siempre se siembra, pero hay años donde decís “salió, salió, salió”. Así que creo que 2026 va a ser de poner de nuevo el cuerpo en más rodajes.
–¿Solés hacer tus balances y manifestaciones para el próximo año? ¿Escribís tus objetivos?
–Es re importante hacerlo. Pero me cuesta. Me abruma. No sé si a alguien más le pasa. Sé que es importante el vision board (tablero de visión o sueños), etc. Es importante y doy fe de que sirve. Pero digo: “¿y si pongo esto y es muy grande?”. A veces uno piensa que lo que quiere está muy lejos. Y no es así. Está más cerca de lo que uno cree.
–¿Hay algo que (sólo por el momento) aún veas “muy lejos” que nos puedas compartir?
–Sí. Hacer una peli o serie con actores que sueño. Pero sueños gigantes, miles. En el fondo de mi corazón, ahí van. Así como lo digo para afuera, me lo digo a mí: no está tan lejos. Pero tenés que ocuparte. Tenés que enfocarte. Si hacés cualquiera, no va a llegar. Pero si te enfocás, te rodeás de la gente indicada, te preparás, seguís evolucionando… ¡¿por qué no?!

Fotos: Chris Beliera
Retoque: Silvana Solano
Arte de tapa: Darío Alvarellos
Registro audiovisual: Ramiro Palais
Edición entrevista: Martina Cretella
Make up: Fabi Pereyra para Room EFE
Pelo: Max Jara para Jara Taller de Pelo
Estilismo: Sharon Dana
Agradecemos a Mija, Gone, Valentina Schuchner, Hotel Studio, Sarkany y Curvina
Mirá También

Stefi Roitman: “Logré un amor sano porque aprendí que las experiencias del pasado fueron necesarias”
