“Mi primer departamento era una covacha al lado de esto”, es lo primero que siente Flavio Mendoza al definir el lujoso motorhome que se convierte en su centro de vida mientras realiza las funciones de Circo del ánima en el estacionamiento del Casino de Puerto Madero. Con jornadas extenuantes de cara a las vacaciones de invierno, en donde tendrá tres funciones diarias de lunes a lunes, este espacio es ideal para descansar y hacerlo también más llevadero para Dionisio, su hijo.
La estructura no tiene nada que envidiarle a un moderno dos ambientes del barrio de Palermo… aunque con sus ruedas puede recorrer el país. Llegado desde Estados Unidos poco antes del nacimiento de Dionisio, le sirvió para transitar con comodidad la combinación de la paternidad y el trabajo.




"La vida del circo es sacrificada. Si bien hay nueva tecnología, eso sale mucho dinero. Hace unos años vino mi tío y me preguntó si quería tener un circo. Lo primero que le contesté fue que no. Ellos estaban trabajando en otra área del entretenimiento y a mí me daba miedo por lo sacrificado. Finalmente acepté, pero yo quería hacerlo con lo mejor, con esas cosas que no había en los circos, como aire acondicionado o tecnología en hidráulica y pantallas que acá ni tienen los teatros", explica el artista a Revista GENTE.


"Mucha gente no vive en los circos. Nuestros artistas lo hacen en los hoteles. Los que viven acá son los técnicos. Yo estaba en Estados unidos, se venía el nacimiento de Dionisio y mi tío me recomendó que me comprara un motorhome. Yo no quería saber nada. Pero termino siendo acertada la decisión porque se trata de la mejor opción para hacer muchas funciones con confort y para que mi nene esté tranquilo", añade sobre este presente.


"Éll se puede acostar, ve televisión. Hay veces en los que hasta tengo a unos diez niños -que son hijos de los integrantes del staff- jugando acá adentro", detalla.


"Es parte de mi casa, es parte de volver a las viejas épocas -explica Flavio-. Yo viví muchos años en el circo. Lo que tiene de bueno es que cuando tengo muchas funciones me instalo acá. A Dio le encanta quedarse a dormir acá, es como una aventura. Yo nací e un tráiler como estos… pero con ciertas diferencias porque ahora apretás un botón y tenés todo", afirma.


-¿Cómo vivís ese contraste entre lo que tuviste en tu infancia y lo que se da ahora con el lujo fruto de tu trabajo?
-Hay una diferencia muy grande... En la época de mi papá, nosotros teníamos un colectivo que convirtieron en tráiler. Ni estaba forrado. Él prendía las hornallas para que se calentara un poco. Ahora con un botón yo prendo el aire acondicionado. Es un cambio personal muy grande que sucede cuando lográs éxitos como éste.
El gran momento de Flavio Mendoza con su circo

"Yo me alejé de los teatros porque me limitaban en espacio y altura. El circo me permite volar. Si bien tengo ganas y estoy proyectando un show teatral, le vengo poniendo todo al circo porque quiero que camine solo. Ya pasamos los 60 mil espectadores y finalizando las vacaciones de invierno planeamos superar los 80 mil. Es mucho para este país. Eso me pone bien porque logre una marca, la gente sabe que lo que haga va a estar bueno. Nunca me la creí. Para esto no hay receta, aunque sí, las cosas salen con pasión", destaca.
-¿Cómo hacés para superarte en ideas?
-Soy muy quejoso..., pero a la vez me doy cuenta de que me quejo de lleno. Siempre, no sé por qué, estoy buscando la superación. Hoy un espectáculo itinerante no puede tener la tecnología que la que tiene éste, y nosotros contamos con ella. Mi propia familia me dice que no sume más cosas. Mis primas siguen mi locura. Cuando terminemos la temporada acá en Buenos Aires vamos a volver a China para planear nuevas ideas.


-¿Y la inversión?
-Más allá de que esto tiene que ser un negocio, lo primero que buscamos es lo que queremos expresar. No manejo la economía del show. En mi país puedo hacer todo lo que se me da la gana, y funciona porque tenemos una marca garantizada.
-¿Se recupera ?
-He tenido temporadas malas y buenas, pero desde que saqué el circo nunca perdí. Hay una proyección enorme. Vamos a traer un gran lugar para hacer entretenimiento, que no sé como llamarlo: no es una carpa, ni un teatro. Es como un Arena. Nos encontramos en un momento muy bueno a nivel producción. Creo que esta propuesta que tenemos no existe en Argentina. Estoy muy orgulloso porque la gente nos sigue eligiendo, y se nota en la taquilla. Si no yo estaría repartiendo volantes.
Cómo es el estricto método de crianza que adoptó Flavio Mendoza para su hijo

“Dionisio hace doble escolaridad. A mí me parece que es un montón, pero tiene de todo: natación, acrobacia, fútbol… con un padre vedette. La tecnología la usa hasta ahí. Él no me toca el celular porque sabe que es de adulto. Y cuando me pregunta por qué otros nenes lo usan, le digo que está mal. Por suerte es muy sociable", cuenta Flavio a GENTE al hablar del pequeño de siete años.
Y enfatiza, entre risas: "Yo estuve 45 años para ser tapa de revista y él a los 15 días ya lo era. Está viviendo una vida totalmente diferente. Por eso lo sostengo con los pies en la tierra porque me gusta que sea un nene bueno, generoso y humilde".

-¿Sos un papá estricto?
-Sí. Por ahí digo cosas que no, y después las terminó haciendo porque él me puede, pero lo que trato es que la disciplina y la rutina existan. Si no tiene ganas de ir a acrobacia un día, le adelanto que por ahí otro día puede faltar. Pero ése no. La generación de hoy, y lo veo porque tengo escuela de danza, se aburre de las cosas y las deja. O cambian de una clase a otra. Y no hay una disciplina, algo con lo que no concuerdo. No pueden hacer lo que quieran, porque sino nunca van a encontrar lo que le gusten.
-¿Y con qué otras cosas lo incentivas?
-Ahora lo puse a leer libros. Obvio que a él no le interesa, porque hay otras cosas tecnológicas que le llaman la atención. Le di un libro de Andrew Lloyd Webber, un escritor increíble que hizo unas obras tremendas. Para engancharlo antes le cuento sobre qué vamos a leer. Avanzamos unas tres páginas por día. Después de la lectura vuelvo a explicarle todo, con el objetivo de que pueda sentir ese sabor que tiene leer un libro. Yo no fui de hacerlo en mi infancia, pero siento que hay cosas que tiene que hacer sí o sí, y yo estoy para motivarlo.
-Si bien es chico, ¿lo ves siguiendo la herencia familiar?
-Nací en un circo y cuando veía lo que hacía mi familia no me copaba. Yo quería bailar. Sin embargo, el que es de sangre de circo quiere dedicarse al circo, aunque yo quisiera otra cosa. Siempre me gustó algo variado que me brinde adrenalina. Y con él siento que es igual.
-¿Entre tanto trabajo te pide algún viaje?
-Justo el otro día lo hablábamos. Con él se da algo especial porque es de los nenes que tiene a su papá sí o sí trabajando mientras el resto puede estar de vacaciones con sus hijos. Mi último viaje por trabajo fue a Canadá, así que pasamos por Nueva York y nos quedamos cinco días. Fue la primera vez que nos quedamos totalmente solos de vacaciones. La pasamos increíble. Por eso el otro día me preguntó cuándo lo voy a llevar otra vez de vacaciones, y le dije que cuando terminemos con las funciones vamos a ver cómo hacemos para irnos unos días a algún lado.

-¿A dónde quiere ir?
-A Nueva York… ¡Tranquilo!
-Tiene una gran amiga, Matilda, la hija de Luciana Salazar.
-Reíte con esto... Así como me ves, tengo una mirada antigua. Siempre le digo a Dio que él debe cuidar a Matilda. Me responde: “Pero si tenemos la misma edad”. Y yo le retruco: “Pero ella es mujer”. ¡Mira que antiguo soy! A veces Matilda lo tiene vagando, porque es tremenda. La amo. Cuando me la traigo un día, hace todo lo que no puede con Luciana. Le doy copo de nieve, pochoclo, le sacó el vestido de volados, le pongo un buzo de Dionisio y que vaya a revolcarse por ahí. El otro día los llevé a los dos cuando estrenó Blancanieves. Obvio que Luciana me la mandó vestida de Blancanieves. Todo divino, pero ella quería treparse por ahí. Así que le anudé el vestido y la mande a treparse. “Cualquier cosa, si pregunta mamá, le decís que se te enganchó”.
-Comparte el gusto por la acrobacia con Dionisio, ¿no?
-Sí, los dos hacen acrobacia. Con la mamá somos muy amigos. No sé que pasará con ellos porque la vida es larga, pero siempre que podemos tratamos de juntarlos.
Las confesiones amorosas de Flavio Mendoza

Cuando se le pregunta por cómo está su corazón, Flavio contesta que “muy bien" y se adentra a recordar su última relación, y cómo se encuentra hoy...
"Después de mi última pareja, estoy muy egoísta disfrutando solo. Si quiero salir con alguien, es para sacarme las ganas y ni siquiera quiero saber su apellido. Es como un trámite. Yo no soy de ir a un hotel o a la casa de alguien, Dionisio está mucho tiempo en casa y me cuesta organizar esa parte. Siempre que lo hago es como un trámite", confiesa.

"Me encuentro en otro momento de la vida, relajado. Tampoco es que estoy cerrado. Lo que pase, pasará. No me quita el sueño y tampoco me siento mal por estar solo. Aprendí en que no necesito de alguien para ser feliz. A la gente la une el horror; se aferra a lo que consigue porque no tiene otra cosa. Yo me pego un tiro si me pasa eso", cierra.
Fotos: Chris Beliera
Agradecemos a Anto Cores (Agencia Coral)

