Pocas cosas generan tanta frustración como mirar el porcentaje de batería y descubrir que, a mitad del día, tu celular ya está pidiendo cargador. Y aunque es cierto que el paso del tiempo reduce la capacidad de las baterías, muchas veces el problema no es el hardware, sino la forma en que configuramos el equipo.
Es que los smartphones tienen múltiples procesos corriendo en segundo plano que consumen energía incluso cuando no los usamos, un factor que diferentes especialistas remarcan como parte fundamental de ese agotamiento en poco tiempo. Ajustar ciertos parámetros puede marcar la diferencia entre llegar a la noche con un 40% de batería o con un 5%.
1. Reducir el brillo de pantalla: La pantalla es el mayor consumidor de energía. Activar el brillo automático o mantenerlo manualmente en niveles medios ayuda a ahorrar batería sin afectar la visibilidad.
2. Activar el modo ahorro de energía: La mayoría de los sistemas operativos (Android e iOS) incluyen un modo que limita procesos y baja el rendimiento apenas lo justo para extender horas de uso. Ideal para los días largos fuera de casa.
3. Desactivar la localización en segundo plano: Muchas apps usan tu ubicación aun cuando no están abiertas. En Ajustes > Privacidad > Ubicación podés limitar el acceso a “solo mientras la app está en uso”.
4. Revisar las apps en segundo plano: Algunas redes sociales, apps de mensajería y juegos se actualizan constantemente. En Android, podés limitar su actividad en Ajustes > Batería. En iOS, está en Configuración > General > Actualización en segundo plano.
5. Desactivar conexiones que no uses: Bluetooth, NFC o Wi-Fi consumen batería incluso sin estar activos en pantalla. Si no los necesitás, lo mejor es apagarlos hasta que sean requeridos.
6. Elegir fondos y temas oscuros: En pantallas OLED y AMOLED, los colores oscuros requieren menos energía. Activar el modo oscuro no solo descansa la vista, sino que también ahorra batería.
7. Actualizar el software: Puede parecer un consejo obvio, pero muchas actualizaciones incluyen mejoras en la optimización de energía. Mantener el sistema operativo y las apps al día ayuda a que todo funcione de forma más eficiente.
Estos ajustes no requieren conocimientos técnicos, solo un par de minutos para revisar la configuración del teléfono. Y si bien no van a duplicar mágicamente la autonomía, sí pueden darte esas horas extra que hacen la diferencia entre quedarte incomunicado o llegar al final del día.
Para los especialistas, el hábito es clave: “No se trata de activar el modo ahorro solo cuando estás en apuros, sino de incorporar pequeños cambios en el uso diario”. En definitiva, la batería no se trata solo de capacidad física: es también una cuestión de hábitos y de conocer a fondo tu equipo. Y eso, afortunadamente, está al alcance de todos.
