Cuando se trata de viajar, menos es más. La mayoría solemos llenar la valija de “por las dudas” y terminamos usando solo una parte de lo que llevamos. La clave está en elegir prendas versátiles, fáciles de combinar entre sí y adaptables a diferentes situaciones, de modo que puedas armar varios looks con pocos elementos.
El primer paso es elegir una paleta de colores neutros que sirva como base: blanco, negro, gris, beige o azul marino. Estos tonos combinan entre sí y permiten sumar alguna prenda de color o estampado para darle un toque especial sin perder armonía.
En cuanto a prendas, nunca falla llevar una remera blanca básica, una camisa ligera y un sweater o buzo en tono neutro. Estas piezas pueden combinarse tanto con jeans como con pantalones de lino o shorts, dependiendo del destino y la temporada.
El jean es un infaltable: resiste varios usos sin perder forma y funciona tanto para un paseo diurno como para una salida más informal por la noche. Para quienes prefieren comodidad extra, un pantalón de tela elastizada o jogging en tono neutro puede reemplazarlo y aportar un aire relajado.
Una campera liviana o rompevientos es esencial, incluso si viajás a un destino cálido: ocupa poco espacio y te salva en caso de lluvia o de noches más frescas.
Los accesorios también juegan un papel clave. Un pañuelo colorido, un cinturón o un par de aros pueden transformar un look básico en uno mucho más interesante sin ocupar lugar en la valija. Lo mismo sucede con el calzado: con un par de zapatillas cómodas y unos zapatos más arreglados (o sandalias, si el clima lo permite), podés cubrir la mayoría de las situaciones.
Otro tip es elegir prendas que se adapten a varias ocasiones. Por ejemplo, un vestido camisero puede usarse solo durante el día, con zapatillas, o acompañado de un cinturón y accesorios para la noche.
Finalmente, doblar y organizar bien la ropa hace la diferencia: la técnica del enrollado ayuda a ahorrar espacio y a visualizar mejor lo que llevás.
Con estas claves, armar un look de viaje versátil y funcional es posible sin caer en el exceso de prendas. Al final, la idea de viajar es disfrutar, y nada mejor que hacerlo con una valija liviana y bien pensada.


