Si hay un utensilio indispensable en la cocina, ese es la sartén. Está presente en el desayuno, el almuerzo y la cena, y muchas veces hasta en recetas dulces. Pero a pesar de su protagonismo, no siempre se le da la importancia que merece al momento de elegirla. ¿La consecuencia? Preparaciones que no salen como deberían, alimentos que se pegan o sartenes que se deterioran demasiado rápido. La clave está en elegir la sartén adecuada según lo que cocinás todos los días.
Si tu rutina pasa por preparar comidas rápidas, como revueltos de huevo, vegetales salteados o panqueques, las sartenes antiadherentes son la mejor opción. Su superficie recubierta evita que los alimentos se peguen y permite cocinar con poco aceite. Eso sí: conviene usar utensilios de madera o silicona para no rayarlas, y nunca limpiarlas con esponjas de acero.
Quienes disfrutan de sellar carnes, hamburguesas o pescados, encontrarán su aliada en las sartenes de hierro fundido. Son pesadas, pero reparten el calor de manera uniforme y permiten lograr ese dorado perfecto que tanto buscamos en la cocina. Además, bien cuidadas, duran toda la vida. Su secreto está en “curarlas” con aceite después de cada uso para mantener la superficie protegida.
Las sartenes de acero inoxidable, en cambio, son ideales para quienes cocinan salsas, salteados o platos que necesitan deglasear (es decir, desprender los sabores pegados al fondo para crear un fondo de cocción). Aunque no tienen antiadherente, permiten desarrollar sabores más intensos y soportan altas temperaturas sin problemas.
Para los amantes de la cocina asiática, como salteados rápidos o wok, lo ideal es optar por una sartén de acero al carbono o directamente un wok tradicional. Se calientan en segundos y permiten cocinar con fuego fuerte, manteniendo los vegetales crujientes y llenos de sabor.
Si lo que más hacés son comidas saludables y al vapor, una buena alternativa son las sartenes con tapa de vidrio y base gruesa, que permiten mantener la humedad y cocinar sin necesidad de agregar líquidos extra.
Otro factor a tener en cuenta es el tipo de cocina que tenés: las de inducción, por ejemplo, requieren sartenes con base magnética, algo que no todos los materiales poseen.
En definitiva, no existe una sartén perfecta para todo, sino la sartén perfecta para vos. Pensar en lo que cocinás a diario es el primer paso para elegir el material y el tamaño adecuados. Con la sartén correcta, no solo vas a facilitar tus tareas en la cocina, sino que también vas a mejorar el sabor y la presentación de tus platos.


