El olor a humedad y el clásico “aroma a encierro” son problemas frecuentes en hogares donde la ventilación no es óptima o donde el clima favorece la condensación. Afectan dormitorios, placares, baños e incluso la ropa. Pero no siempre es necesario recurrir a productos químicos: existen métodos naturales y muy efectivos para mejorar el aire del hogar, eliminar la humedad y prevenir que reaparezca.
El primer paso es ventilar correctamente, aunque haga frío o esté nublado. Abrir las ventanas al menos diez minutos todos los días permite renovar el aire y reducir la concentración de humedad interior. Si el ambiente está muy cargado, se puede generar una corriente cruzada abriendo puertas opuestas para acelerar el secado natural.
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Uno de los métodos más sencillos y populares es usar bicarbonato de sodio, un potente absorbente natural. Colocar pequeños recipientes con bicarbonato en esquinas, dentro de placares o cerca de la cama ayuda a neutralizar olores y absorber la humedad del ambiente. Cambiarlo cada dos semanas potencia su efectividad.
El vinagre blanco también es un gran aliado. Mezclado en partes iguales con agua y colocado en un pulverizador, sirve para limpiar paredes, azulejos, muebles e incluso telas que hayan absorbido olor a encierro. Su aroma inicial se disipa rápidamente, dejando una sensación de aire fresco.
Para los placares, una solución muy práctica es utilizar bolsitas de tela rellenas con arroz, sal gruesa o carbón vegetal. Estos materiales capturan la humedad y evitan que la ropa tome olor desagradable. Si además se agregan unas gotas de aceite esencial de lavanda o citronela, se obtiene un efecto aromático extra.
Las plantas purificadoras, como el potus, la sansevieria o la palma de bambú, también ayudan a regular la humedad interior. Colocarlas en habitaciones cerradas mejora la circulación de aire y reduce la sensación de ambiente cargado.
Si el olor proviene de paredes frías o rincones donde aparece moho, conviene limpiar la zona con una mezcla de agua oxigenada y agua tibia, frotar suavemente y dejar secar con buena ventilación. Evitar la lejía (lavandina) en interiores poco ventilados es clave para cuidar la salud.
Otra técnica muy eficaz es hervir durante unos minutos cáscaras de limón, naranja o ramas de canela. El vapor aromático se dispersa en el ambiente y ayuda a eliminar el olor a encierro mientras deja una fragancia cálida y natural.
Finalmente, mantener una buena circulación de aire detrás de muebles y camas evita que la humedad se acumule. Separarlos unos centímetros de la pared y evitar cubrir radiadores o rejillas de ventilación hace una gran diferencia.
Con estas soluciones naturales es posible renovar el hogar sin productos químicos agresivos. La combinación de ventilación, absorción y limpieza suave devuelve la frescura perdida y ayuda a prevenir futuros problemas. Porque un ambiente sano comienza con un aire limpio… y algunos trucos caseros bien aplicados.
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