Seas de Entre Ríos, Tierra del Fuego, Mendoza o Jujuy, en todo el territorio argentino, el mate es mucho más que una infusión: es un ritual cotidiano que acompaña reuniones familiares, tardes de estudio, rondas de amigos y hasta largas jornadas de trabajo. Prepararlo parece simple, pero lograr un mate rico, que no se lave rápido ni resulte amargo en exceso, requiere prestar atención a ciertos detalles.

Si sos matero de siempre o estás empezando a cebar, estos son los pasos y secretos que tenés que tener en cuenta para que tu mate salga perfecto:
1. La elección del mate
El recipiente también marca la diferencia. Si bien hoy existen mates de plástico, vidrio, madera o metal que resultan prácticos en viajes o situaciones puntuales, la mejor opción siempre será la tradicional calabaza. Este material aporta un sabor único, mantiene mejor la temperatura y permite que la yerba se hidrate de manera más pareja, evitando que se lave rápido. Además, una vez curado correctamente, el mate de calabaza se convierte en un aliado fiel para lograr cebadas consistentes y sabrosas. Ninguna alternativa industrial logra replicar esa experiencia tan auténtica de un “mate de verdad”.
2. Elegir una buena yerba
La base de un buen mate es la yerba. Existen mezclas con palo, sin palo, suaves, fuertes o con hierbas adicionales. La clave está en elegir la que se adapte a tu gusto y, si es posible, probar distintas marcas hasta dar con la ideal.
3. Llenar el mate de forma correcta
Lo recomendable es colocar yerba hasta las tres cuartas partes del mate. Luego, tapá con la mano la boca del recipiente, agitá suavemente en posición invertida y volvé a apoyar. Esto ayuda a que el polvillo más fino quede arriba y no tape la bombilla.
4. Inclinación y “montañita”
El secreto está en inclinar la yerba hacia un costado, generando una especie de pendiente. Esto crea una zona alta y otra baja, donde se colocará primero el agua. Así, la yerba no se lava rápido.
5. La temperatura justa del agua
El agua nunca debe hervir. La temperatura ideal está entre 70 y 80 grados. Si pasa los 85, la yerba se quema y el sabor se vuelve amargo. Un truco casero: cuando la pava empieza a “chillar” o largar burbujitas pequeñas, es momento de servir.
6. Cebar de manera correcta
El primer chorro de agua no debe ser caliente, sino frío, y se debe cebar siempre en la parte baja de la montañita, humedeciendo solo un sector. De esa manera, el mate dura más y mantiene el sabor. Cambiar de lugar la bombilla queda prohibido.
7. Pequeños trucos para mejorarlo
Algunos materos suman un toque de cascarita de naranja, burrito, flores de manzanilla, unas hebras de menta, jengibre en raíz o incluso un poco de azúcar en el fondo para personalizar el sabor. Otros prefieren mantenerlo clásico y amargo. Todo depende de tu estilo.
Preparar un buen mate no es cuestión de suerte, sino de práctica y técnica -para la cual la paciencia y el tiempo dedicado a cada preparación resulta clave-. Con estos pasos, tu cebada va a durar más tiempo, va a tener mejor sabor y, sobre todo, va a ser ese pequeño placer cotidiano que conecta con nuestra identidad y con quienes lo compartimos.


