El contorno de ojos es una de las zonas más delicadas del rostro: la piel allí es tres veces más fina que la del resto de la cara, y por eso suele ser la primera en reflejar el cansancio, la falta de hidratación y el paso del tiempo. Las famosas “patas de gallo” —esas líneas que aparecen al reír o al gesticular— son inevitables, pero sí se pueden prevenir o atenuar con cuidados diarios simples y consistentes.
El primer paso es mantener una buena hidratación, tanto interna como externa. Beber suficiente agua a lo largo del día y aplicar una crema específica para el contorno de ojos mañana y noche son hábitos clave. Este tipo de productos suelen incluir ingredientes como ácido hialurónico, vitamina E o péptidos, que ayudan a mantener la piel elástica y a reducir la pérdida de agua.
También es fundamental proteger la zona del sol. Aunque muchas veces se pasa por alto, la radiación UV es una de las principales causas del envejecimiento prematuro. Usar protector solar facial todos los días —incluso cuando está nublado— y gafas con filtro UV evita que los ojos se entrecierren constantemente, reduciendo la tensión en la piel.
Otro factor determinante es el descanso. Dormir entre siete y ocho horas por noche permite que la piel se repare y regenere naturalmente. Para quienes suelen despertarse con los ojos hinchados, aplicar compresas frías o cucharas metálicas refrigeradas durante unos minutos ayuda a desinflamar y activar la circulación.
La alimentación también juega un papel importante. Incluir frutas y verduras ricas en antioxidantes (como arándanos, espinaca, zanahoria o palta) contribuye a combatir los radicales libres responsables del deterioro celular. Además, limitar el consumo de alcohol y tabaco —que deshidratan y debilitan el colágeno— es clave para mantener la piel firme.
En cuanto a los productos cosméticos, menos es más. No hace falta usar grandes cantidades ni fórmulas muy potentes desde joven: lo importante es la constancia. Aplicar el contorno de ojos con el dedo anular, dando suaves toques (sin arrastrar), favorece la absorción sin irritar la zona.
Finalmente, un hábito muchas veces olvidado: evitar frotarse los ojos. Ya sea por cansancio o al desmaquillarse, este gesto repetido puede acelerar la aparición de líneas finas. Usar desmaquillantes bifásicos o aguas micelares suaves ayuda a cuidar la piel sin agredirla.
Las patas de gallo son parte natural de la expresión y la edad, pero con estos cuidados cotidianos se pueden mantener a raya y lograr una mirada fresca y luminosa por más tiempo. Porque la verdadera belleza no está en borrar las líneas, sino en aprender a cuidarse con constancia y amabilidad.
Mirá También

Así fue el emocionante encuentro de Darío Barassi con Lionel Messi y Rodrigo De Paul en Miami
Mirá También



